Cómo afrontar una crisis en el trabajo
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Cómo afrontar una crisis en el trabajo
¿Crisis laboral o mala racha? Guía definitiva para distinguirlasJulia Fernández
Lunes, 1 de abril 2024, 00:14
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No es un bache, es un sentimiento de frustración más profundo», explica Silvia Soria, mentora en orientación vocacional y emprendimiento, cuando trata de explicar qué es exactamente una crisis profesional. Este fenómeno, que no es nuevo, se agudizó con el confinamiento y desde entonces muchos trabajadores andan buscando qué hacer o cómo orientar su vida laboral al darse cuenta de que no les gusta dónde están. Los que peor lo llevan son los que tienen entre 36 y 47 años, según un informe de Slik, plataforma digital que analiza los diferentes mercados de trabajo.
Para hace frente al problema, lo principal que tienen que averiguar es dónde están. Y es importante diferenciar una mala racha de una crisis. «Lo primero es algo puntual, que deriva de una situación particular. Lo segundo es algo que viene de hace tiempo, que está relacionado con un sentimiento irracional: sientes que no te exprimes al 100%, que tienes más que dar, pero que no puedes, que estás limitada», precisa la experta.
En España, cuatro de cada diez trabajadores admite estar quemado. Y hace un par de años la Organización Mundial de la Salud reconoció el síndrome del 'burnout' como una enfermedad profesional más. Cuando la gente está en este punto es cuando, según Soria, conviene darle al 'stand by'. «Lo primero que hay que hacer cuando te sientes así es parar», precisa la también fundadora de Universo Poderosas, una comunidad formativa de desarrollo personal y profesional.
No se trata, por tanto, de mandarlo todo a paseo de manera inmediata. Al contrario, puede que no haga falta. Solo hay que echar el freno y pensar. ¿Fácil? No tanto: «Vamos todo el día corriendo, cuando nos encontramos mal en el trabajo siempre pensamos en que mañana será otro día, en que ahora tengo cuatro días libres, en que enseguida llegan las vacaciones... y vamos tirando sin hacer una reflexión profunda». Son parches que «nos vamos poniendo» sin atajar la raíz del problema, el núcleo de la situación. Cuando realmente es ahí donde tenemos que mirar. «La melancolía o las proyecciones de futuro» son apaños. «Hay que mirar dentro de nosotros mismos, no fuera, que es lo que hacemos continuamente», aconseja.
Este ejercicio de introspección incluye «abrazar la crisis, no sentir vergüenza y plantearte qué quieres hacer a partir de ahora». Y no hay que tener prisa por avanzar porque de ello depende que el siguiente paso sea en firme. Estamos colocando los cimientos de un edificio. Si lo hacemos mal, volverá a caerse más adelante.
– ¿Cuánto tiempo podemos quedarnos en esta fase?
– Depende de cada persona, de su entorno, de si estás acompañado... Mis alumnas tardan de media cuatro meses. Mi proceso, en cambio, fue mas largo.
Lo más limitante son «nuestras propias creencias». Porque tenemos muy interiorizado el «yo nunca voy a ser capaz», el «quizá no vaya a estar mejor en algo nuevo», el «pero por qué a nadie de mi alrededor le pasa». Y superar esto es complicado, sobre todo si estamos solos, que es lo más habitual «porque no es usual que coincidamos en una crisis con nuestro entorno».
Una vez que conseguimos reflexionar sobre ello en frío, llega el cambio: «Que no tiene por que ser un giro radical, a veces vale con que sea de 45 o de 90 grados», detalla Soria. «Yo tengo alumnas que llegan diciendo que quieren emprender y salen haciendo lo contrario porque se han dado cuenta de que no es lo suyo», advierte.
– ¿Es malo?
– No es ni malo ni bueno.
Lo prioritario o lo importante es que tomemos la decisión tras una reflexión sincera. Porque no se puede tener crisis profesionales cada dos por tres: «Si esto nos ocurre es que probablemente no hemos gestionado bien ni la primera ni la segunda». Lo normal es tener «una o ninguna», apunta la mentora. No es como las personales, que suelen coincidir con ciertas edades:18, 25, 40... años
Y sí, utilizamos la palabra normal porque «tenemos que decidir nuestro futuro profesional muy pronto, cuando no estamos casi ni preparados. A los 17, como tarde, ya tienes que saberlo», denuncia la experta. Tampoco recomienda orientar a los críos para que busquen trabajos 'con salida': «Hay que dejarles que tomen sus decisiones. ¿Qué sabemos lo que va a pasar? Hace unos años se decía que con la Psicología no se podía vivir y mira ahora».
Una vez hecho todo el proceso, llega el momento de buscar nuestro trabajo ideal. «Y a veces tendrás que inventártelo», admite Soria.
– ¿Existe de verdad un trabajo para cada persona?
– Cada uno de nosotros tenemos una vocación o un propósito, es decir, un conjunto de talentos, experiencias, conocimientos, formaciones... Luego está quien decide ir a por ello y crea su profesión a medida, y quien se lo queda para sí mismo y lo desarrolla, por ejemplo, en su tiempo libre.
La mayoría de crisis profesionales vienen motivadas bien porque el sector quiebra o porque la persona se rompe y duda de su propia vocación. Durante el confinamiento, el fenómeno se hizo mayor y tras él se produjo un fenómeno llamado la Gran Renuncia, es decir, mucha gente dejó sus puestos de trabajo. En España, el fenómeno fue más suave y se pusieron en práctica dos estrategias menos disruptivas. La primera fue bautizada como 'quite quitting', que viene a ser algo así como dimisión silenciosa o limitarse a hacer las horas de trabajo marcadas y no aceptar tareas para las que no se ha sido contratado. La otra es el 'loud quitting', es decir, quejarse, no esconder la insatisfacción laboral ante los compañeros y la propia empresa.
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