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Desde que hace unos meses se popularizó el uso del Ozempic (un fármaco para la diabetes) como tratamiento adelgazante, la demanda de este medicamento se ha disparado en prácticamente todo el mundo hasta el punto de llegar al desabastecimiento en muchas farmacias. Ante esta situación, no han tardado en salir a la luz y promocionarse en redes sociales diferentes alternativas a este fármaco, entre las que destaca por encima de todas la berberina, un extracto vegetal que se presenta como la «opción natural y más barata» del 'Ozempic'.
Los vídeos en los que se habla sobre los beneficios de este suplemento nutricional, comercializado generalmente en cápsulas rellenas de un polvo de color amarillento y usada desde hace miles de años por la medicina tradicional oriental para tratar problemas digestivos, acumulan millones de visualizaciones en plataformas como TikTok.
En ellos se explica cómo este alcaloide, que se extrae de plantas como el agracejo europeo o el sello de oro, actúa sobre nuestro organismo de una manera similar a la semaglutida, el principio activo del Ozempic. Es decir, controla los niveles de glucosa en sangre, reduce el colesterol y también ayuda a luchar contra la obesidad, propiedad por la que el fármaco se ha hecho mundialmente conocido... y demandado.
Sin embargo, la comunidad científica pone en duda el poder adelgazante que se le atribuye a la berberina «ante la escasez de estudios serios en humanos», aunque reconocen, eso sí, los beneficios de este compuesto químico en el tratamiento de enfermedades como la hipertensión o la resistencia a la insulina en pacientes diabéticos, «pero siempre con la supervisión de un profesional sanitario», advierten.
Los ensayos realizados hasta ahora sobre los efectos de este suplemento nutricional en el peso «tienen una calidad de evidencia tan baja que no permiten sacar conclusiones. Además, los que muestran efectos beneficiosos sobre el peso presentan unos resultados muy moderados», desvela la doctora Inka Miñambres, miembro del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Estos estudios clínicos a los que se refiere la endocrinóloga cifran en apenas dos o tres kilos la bajada media de peso en los pacientes que toman berberina, «una pérdida mínima si se compara con el efecto sobre la báscula de medicamentos como el Ozempic, Wegovy o Mounjaro. En el caso de estos fármacos, los ensayos han demostrado una eficacia mucho más potente y contrastada, con una bajada de peso media de entre diez y quince kilos», aclara Carlos Fernández Moriano, responsable del Área de Divulgación Científica del Consejo General de Farmacéuticos. Para la doctora Miñambres, «la evidencia de los suplementos como la berberina sobre el descenso de peso es muy débil como para recomendarlos en consulta».
Aunque el rango de seguridad de este alcaloide suele ser elevado y la mayoría de personas lo toleran sin mayores problemas, su ingesta no está exenta de riesgos, sobre todo si se toma sin la supervisión de un profesional sanitario. «Es importante recordar que natural no significa inocuo. La berberina puede tener efectos secundarios (náuseas, vómitos, hormigueo en manos y pies...), además de poder producir resistencia a los antibióticos o resultar incompatible con algunos medicamentos como los antihipertensivos», advierte Carlos Fernández.
Uno de los mayores riesgos de este compuesto químico tan de moda es, precisamente, su condición de suplemento nutricional. «Su comercialización no está sujeta a los controles rigurosos a los que someten los fármacos, de manera que no podemos tener datos claros sobre la pureza o concentración de las cápsulas que se venden en el mercado libre. La ausencia de ensayos clínicos que evalúen no solo su eficacia sino también su seguridad hace que no podamos decir con total seguridad que se trata de un compuesto inocuo. De hecho, ni siquiera disponemos de datos sobre su seguridad a largo plazo», alerta la endocrinóloga.
A pesar de las advertencias sobre los riesgos de tomar este alcaloide sin ningún tipo de control médico, la venta de berberina no para de crecer, con una horquilla de precios que oscila entre los 5 y los 40 euros, aunque algunas marcas alcanzan los 200. «Describir este compuesto químico como el 'Ozempic de la naturaleza' es exagerado», concluyen los expertos.
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