Dime qué tipo de pelo tienes y te diré cómo cuidarlo para lucir pelazo

Estas son algunas de las claves para aprender a sacarle partido a nuestro cabello en función de sus características y lucir pelazo.

Este tipo de cabello parece el más fácil de cuidar, pero no siempre es así. Se trata de un pelo muy resistente y con mucho brillo, «pues al tener una superficie homogénea refleja muy bien la luz. Esto hace que con unos pocos cuidados podamos tener rápidamente una melena con un aspecto muy sano», recuerda la doctora Bernárdez. Pese a que suele ser un tipo de cabello bastante agradecido en general, también tiene sus inconvenientes. «Al tener la superficie tan lisa, la grasa del cuero cabelludo resbala muy fácilmente y eso hace que se ensucie con mayor facilidad. Con un simple cepillado, esa grasa se transfiere a toda la fibra capilar y eso hace que pierda todavía más volumen».

¿Cómo se cuida? «En estos casos se debe asegurar una higiene frecuente para evitar un aspecto graso y sin volumen, dos de las principales características de los cabellos lisos. Es importante evitar champús con alto contenido en sustancias nutritivas porque dejarían el pelo de la raíz todavía más pegado al cuero cabelludo». Si lo que se quiere es aportar volumen desde el nacimiento del pelo, podemos recurrir a champús en seco o espráis voluminizadores y texturizantes. En este sentido, es recomendable secarlo separando el pelo del cuero cabelludo –boca a bajo, por ejemplo– para ayudar a las fibras a coger volumen.

Las personas con este tipo de pelo suelen quejarse porque no lo tienen ni liso ni rizado. Sin embargo, los tricólogos insisten en que es la forma de cabello más agradecido para hacer peinados e incluso para dejarlo 'a su aire' si se cuida correctamente. «Brilla menos que el liso porque no refleja tanto la luz, pero también se ensucia menos».

¿Cómo se cuida? «Lo importante en estos casos es conseguir que la capa exterior del cabello (cutícula) esté lo más sana posible para que la melena no luzca tan apagada. Este tipo de cabello hay que nutrirlo con frecuencia de medios a puntas. Si lo que queremos es disminuir la ondulación, se pueden usar productos nutritivos más pesados (sérum), mientras que si el objetivo es potenciar la onda, se deben utilizar cosméticos más líquidos como los aceites», aclara la especialista.

Las personas con este tipo de pelo suelen cometer el error de usar las planchas continuamente. «Esto daña mucho la cutícula y hace que el cabello se vea más seco y encrespado cuando se lleva al natural. Es un círculo vicioso. Si vas a usar métodos de modificación de su forma (plancha, tenacillas...) compénsalo siempre con cuidados intensos y tiempos de descanso para que el cabello no pierda su belleza natural».

Este pelo sale con rizo y volumen directamente del cuero cabelludo y aunque la creencia general es que trata de un cabello grueso no es así. «Al ser más fino y también algo más frágil se daña con facilidad. Y si a esto sumamos que los rizos reflejan muy poca luz, este tipo de cabellos parecen secos y poco cuidados», precisa la tricóloga. Pero también tiene «grandes beneficios»: es el que ofrece más volumen y tarda mucho en ensuciarse.

¿Cómo se cuida? El rizado es un pelo trampa porque parece muy fuerte, pero en realidad no lo es y requiere muchos cuidados. «Las personas con rizos suelen tardar más días en lavarse la cabeza porque no se ensucia tanto y esto hace que se acumulen muchos enredos. Este tipo de cabello se tiene que cepillar con mucho cuidado y se debe proteger muy bien con productos nutritivos de bajo peso (aceites) y mascarillas para desenredarlo primero en seco y después en mojado», coinciden los expertos en cuidado capilar.

Recibe este nombre por tener un tacto más aspero y con menos brillo que recuerda al aspecto de la paja. La clave para mejorar este tipo de cabello es nutrirlo y evitar abusar de las planchas en la medida de lo posible. «Lo importante es retomar el cuidado de la fibra capilar con los productos adecuados y aceptar que será un proceso lento».

Este pelo se ensucia con muchísima facilidad y es muy frecuente en mujeres con el pelo muy liso o fino, porque la grasa se desliza más fácilmente. Además, cuanto menos pelo, más sensación tenemos de que se ensucia rápidamente. «Para controlar este exceso de sebo, el primer paso es lavar el cuello cabelludo a fondo, procurando que se forme bastanta espuma en la raíz y después aclararlo a conciencia».

Se considera que un pelo es fino cuando tiene un diámetro inferior a 60 micras. Pero como nadie se mide el pelo, lo habitual es que se considere un cabello fino a todo aquel que no tiene un aspecto demasiado grueso. Es decir, la mayoría. «Las personas con este tipo de pelo deben de aplicar los productos nutrientes poco a poco y sin tocar la raíz para evitar que se engrase y se quede pegado a la cabeza».

Para sacarle el máximo partido al pelo fino, es fundamental mantener el cuero cabelludo limpio. Además, el secador puede convertirse en un gran aliado. «Úsalo siempre a una distancia de 15 centímetros y a temperatura media. Si elevas las raíces al secar, ganarás volumen. No te olvides nunca de la coronilla. También se puede recurrir a los champús en seco para aumentar el grosor de la fibra capilar».