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Cómo escribir mejora tu salud mental: los consejos de Lucía Etxebarria

Cómo escribir mejora tu salud mental: los consejos de Lucía Etxebarria

La novelista desvela en un libro los secretos de la escritura expresiva, una disciplina que se aplica desde hace más de cuatro décadas

Miércoles, 12 de junio 2024, 00:44

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Decía Samuel Beckett que «las palabras son lo único que tenemos». Y puede que sea verdad. Nos sirven para comunicarnos, para consolar, para hacer creer, para animar, para decir a la gente que la queremos de mil maneras distintas y, ay, también para herir, mentir, destruir... Tan poderosas son. ¿Y si usamos ese enorme valor en nuestro favor? Ahí va un secreto: se puede. Sobre todo si utilizamos la palabra escrita. Porque el acto de escribir revela muchísimo de nosotros: a veces, hasta cosas que no sabemos de nuestra persona. Nos dejan siempre un poco desnudos y eso se puede aprovechar en nuestro beneficio. Es lo que hace la escritura expresiva, una disciplina que se aplica desde hace más de cuatro décadas. Se imparten talleres y algunos gabinetes psicológicos la incluyen en su carta de servicios. Para acercarla a la gente -y porque muchos no pueden costearse estas clases ni este tipo de atención- la escritora Lucía Etxebarria acaba de publicar 'La escritura que cura' (ed. Desclée De Bruwer) con ejercicios prácticos.

-Eres novelista y... ¿y ese salto?

-¡Llevo 15 años con ello! Y he estudiado Psicología, con una matriculita me he sacado la carrera y trabajo en una gabinete de psicólogos.

-¿Qué te ha llevado a este cambio?

-Yo misma venía de auténticos destrozos y creo que me salvó la vida. Y lo sé porque una buena amiga mía se suicidó y estoy convencida de que yo hubiese acabado igual de no haber sabido controlar la ansiedad brutal que he sufrido.

-¿Y eso se logra con su libro?

-Si tienes un problema clínico (esquizofrenia, trastorno de angustia generalizada o alimentarios) puede ser un complemento. En estos casos debes ir a un psicólogo clínico, pero muchos problemas que nos llevan a sus consultas son vivenciales, no clínicos, y sí se pueden 'curar' con esta terapia, que no es nada nuevo ni recién inventado, es una técnica cognitivo conductual que se conoce desde hace muchas décadas y que funciona en casos de angustia, ansiedad, rupturas traumáticas, duelos...

¿Y cómo logramos enfrentarnos a estos fantasmas que todos tenemos con la escritura? Etxebarria explica que, desde la neurociencia, se han diseñado ejercicios que producen en nosotros cambios «muy rápidos«. En unos 30 días deberíamos ver resultados. «Y no te preocupes, no necesitas escribir bien, sea lo que sea lo que eso significa», recalca. Tal y como detalla en el libro, el acto de escribir funciona como un tamiz, «que separa miedos, preocupaciones e inseguridades externas que se nos han adherido con etiquetas (...) Escribir nos obliga a cumplir con el deber de confrontarlos, de comprenderlos y, en última instancia, de superarlos». Y para ello no hay que contar tu vida en plan novela.

Para realizar los ejercicios sólo necesitas cuaderno, boli, un rato para de tranquilidad y escribir durante 20 ó 25 minutos a mano. Pasado este plazo, advierte, «es importante que frenes, porque puedes entrar en una rumiación obsesiva en la que te pones a escribir si parar».

El proceso es el siguiente: se elige un tema, escribes todo lo que se te venga a la cabeza sobre ello. Te relees al día siguiente. Poco a poco, indica Etxebarria, cogerás el hábito de escribir diariamente (no pasa nada si un día te lo saltas). Y para cada trastorno o problema hay variaciones dentro de esta dinámica y preguntas que debes responderte.

Sobre otro... y sobre ti

Ahora, vamos al ejercicio inicial, uno de los más útiles y que nos sirve como ejemplo de cómo funciona la escritura expresiva. Piensa en una persona que quieras o admires y escribe todo lo que se te ocurra sobre ella, sin florituras, casi de forma automática. Hay que prescindir en la manera de lo posible de comas, comillas, puntos suspensivos, números... queremos un texto neutro y limpio, «Y no un mazacote», advierte. Es decir, no debe ser largo ni debes corregirlo. Al día siguiente, lo releemos. ¿Qué hacemos? Aplicarnos a nosotros mismos todo lo bueno que hemos dicho de esa persona. Por ejemplo: Menganita es inteligente y simpatica. Yo soy inteligente y simpática. Y si creemos que no merecemos esas cualidades, pensar qué persona de nuestra vida nos ha hecho creer eso. Suele ser alguien que estaba en una escala superior... Y ahí empezamos a descubrir cosas... el primer paso para curarlas.

Directo al cerebro

No, no es escritura terapéutica: La escritura terapéutica es un tipo de escritura que se basa sobre todo en el psicoanálisis y que te lleva a indagar sobre experiencias de tu pasado. Según Etxebarria, «la escritura terapéutica está muy relacionada con la literaria... y la literatura es totalmente subjetiva». Por tanto, la escritura expresiva es otra cosa, un sistema mesurable y tangible, avalada por estudios (a lo largo del tiempo y en diferentes intervalos). Y los ejercicios son más pautados y normativizados porque buscan resultados (la escritura terapéutica se refiere más bien a la expresión de emociones).

Origen de la escritura expresiva: Nace de la psicología social en EE UU. Su 'padre' es James Pennebaker, que empezó a experimentar con ejercicios de escritura para ayudar a la gente que tenía problemas y que no podía acceder a servicios psicológicos (démonos cuenta de que en este país no hay seguridad social). En su caso, sobre todo, a miembros de la comunidad negra que no podían pagar a un profesional que les ayudase a sobrellevar los tremendos problemas derivados de la pobreza. «Pennebaker se dio cuenta de que las intervenciones con escritura eran baratas, rápidas y eficientes», indica Etxebarria.

Áreas donde pueden ayudar los ejercicios: Activar la memoria, el aprendizaje, la capacidad de concentración y la comprensión, activar el procesamiento neuronal, superar la tristeza y la sensación de vacío, relativizar emociones negativas, reducir el estrés y, en general, sentirse mejor con uno mismo.

Trasfondo científico: Tal y como se apunta en el libro, escribir puede mejorar el estado de ánimo. Algunos estudiosos, como DiMenichi, demostraron que la escritura expresiva induce cambios en la activación del cuerpo estriado, un área del cerebro asociada principalmente con el procesamiento de la información afectiva.

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