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Dicen que después de una tormenta, llega la calma. Pero, ¿qué pasa cuando esa tormenta se alarga y nos obliga a cambiar nuestros hábitos y costumbres rutinarias? Tras cinco años de la covid, los salmantinos hablan y opinan sobre cómo ha cambiado nuestra rutina y nuestra forma de relacionarnos y, lo más importante, qué hemos aprendido de esta crisis global.
En Salamanca, se mantiene un debate entre «se tiene más cuidado con todo» frente a «ya nos hemos olvidado porque si no no vives». Por un lado, los sanitarios y trabajadores de los hospitales y centros sanitarios afirman que, dentro de estos lugares, se siguen cumpliendo con las medidas de limpieza y de seguridad. «Cuando hay algún familiar enfermo o ingresado nos ponemos mascarilla y tenemos mucho más cuidado».
«En los hospitales sí se guarda mucha distancia y se usan mascarillas porque allí ya se han normalizado las medidas de precaución adoptadas de la pandemia».
Sin embargo, muchos aseguran que en la calle se han dejado de tomar medidas y se ha retomado la normalidad al completo. Aunque sí perciben que algunas personas llevan puesta la mascarilla en lugares públicos o de gran afluencia incluso cuando no es época de gripe o alergias, algo que antes de la pandemia prácticamente no se veía.
Entre los jóvenes opinan que, sobre todo, los que más pueden tomar distancia o tener más miedo aún es la gente mayor. «Entre los jóvenes ya no nos preocupamos tanto».«Hay personas mayores que, aunque no estén enfermas, van al hospital o a cualquier sitio público con una mascarilla y antes no la teníamos en nuestra vida tan normalizada como ahora».
Pero si hay algo que los salmantinos han cambiado tras la pandemia ha sido la higiene de manos. «Desde la pandemia me lavo más las manos continuamente». «Ahora tenemos mucho más cuidado con todo, a la mínima se tienen muchas más prevenciones en cosas que antes de la pandemia pasábamos más por alto».
En cuanto al cumplimiento de las restricciones o recomendaciones, piensan que ya no se cumple ninguna. «Al principio sí se cumplían porque había más restricciones y estaba más reciente pero se ha perdido el miedo aunque es verdad que a la mínima estamos más alerta«.
Tras cinco años de la pandemia, Salamanca refleja una sociedad dividida entre quienes mantienen la precaución y quienes, habiendo dejado atrás el miedo, han retomado su rutina habitual. La crisis global dejó huellas profundas, no solo en la forma en que nos relacionamos, sino también en nuestros hábitos cotidianos, como la higiene y el cuidado en los espacios públicos.
Aunque las medidas estrictas hayan desaparecido en muchos ámbitos, algunos aún las consideran necesarias, especialmente en el entorno hospitalario. Lo que está claro es que la pandemia nos dejó lecciones valiosas sobre la importancia de cuidar nuestra salud y la de los demás. Sin embargo, el desafío radica en encontrar un equilibrio entre mantener las precauciones aprendidas y vivir de manera plena.
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