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Menos lluvias, más centígrados en los termómetros y ¿menos turistas? «El cambio climático constituye un desafío para el sector turístico español», concluye el último informe del BBVA Research hecho público este viernes. Concretamente, es un reto para la zona mediterránea de la península ibérica. «El atractivo tradicional de estos destinos puede disminuir», advierten los investigadores del centro de estudios de la entidad española.
Un golpe directo a uno de los motores de la economía de España. En 2023, el turismo aportó a las cuentas nacionales 187.000 millones de euros y supuso el 12,8% del PIB. Unas cifras que se esperan superar con creces este 2024 con la llegada de más de 100 millones de viajeros procedentes de otros países. «El impacto será global, pero en España será aún mayor», advierten los economistas de BBVA Research. No obstante, «la disminución neta será relativamente pequeña», explican. «Las grandes diferencias están a nivel regional», añaden.
El aumento de la temperatura media a finales del siglo con respecto a la era preindustrial ya se encamina a los 3 grados, según los últimos informes de Naciones Unidas. En este escenario, la caída neta del turismo en España sería del 0,6%. En el escenario más pesimista, con un aumento de 4,8 grados en 2100, la disminución alcanzaría el 7% con respecto al periodo 2024-2030.
La crisis climática tiene como epicentro, según los últimos informes del IPCC -el panel de expertos sobre el clima de Naciones Unidas- el Mediterráneo. «Esta zona se calienta al doble que el resto del planeta», afirman los investigadores de la ONU. Y que tiene su reflejo en días calurosos, noches asfixiantes y avance sin cesar de las aguas mediterráneas, pero también en la cifra de viajeros que acuden a las playas del levante español.
Según datos de Eurostat, los turistas empiezan a ver el norte como una alternativa más 'fresca' que la del Mediterráneo. Los portales indican que este fenómeno responde a un cambio de comportamiento a la hora de realizar viajes, especialmente, el turista nacional, que son quienes más están contribuyendo a mejorar los registros de las tres comunidades cantábricas al haber sumado más de dos millones de noches alojadas frente a antes del confinamiento -de un crecimiento cercano a los tres millones en total-.
Las temperaturas suaves y la abundancia de agua elevarán el peso del turismo en las comunidades cantábricas un 5,8% de media, siendo Asturias y Pontevedra las grandes beneficiadas. La cruz es para Baleares que podría perder, según BBVA Research, hasta un 60% de sus turistas en verano.
El impacto neto medio en las provincias mediterráneas es del -10%, oscilando entre el -1,7% de Barcelona y el -27,4% de Baleares en la década de 2090 en comparación con 2024-2030.
El estudio también destaca el potencial de desestacionalización del turismo, con la primavera convirtiéndose en una temporada especialmente favorable para los viajes.
Como el calor extremo del verano desalienta los viajes a los destinos tradicionales, la primavera podría convertirse en una temporada más popular para los turistas. Además, este cambio podría ayudar a aliviar la presión sobre el turismo de verano, siempre que esté respaldado por las medidas políticas necesarias y la inversión en infraestructuras necesaria.
«Para mitigar los efectos adversos, la industria turística debe adaptarse promoviendo los viajes fuera de temporada alta, desarrollando infraestructuras sostenibles y diversificando las atracciones turísticas más allá del turismo de playa para garantizar la resiliencia a largo plazo del sector turístico español», apuntan los economistas de BBVA Research
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