Aún no le ha dado tiempo a desembalar las cajas y decorar el despacho a su gusto. Hace unas horas, Vanessa Kerry (Boston, 1976) se sentaba al lado de Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud, para rubricar su nuevo cargo en el organismo internacional. En la tarjeta de presentación de Kerry donde, ahora, pone bióloga 'cum laude' por la Universidad de Yale, especialista en cuidados intensivos y fundadora de la ONG Seed Global Health, la estaodunidense tiene que añadir enviada especial del director general de la OMS para el cambio climático y la salud. Un cargo similar al que ocupa su padre, John Kerry, en la Casa Blanca: Enviado presidencial especial de los Estados Unidos para el Clima. Al otro lado de la pantalla Vanessa Kerry sonríe como los niños en el primer día de colegio, pero a la primera pregunta el semblante cambia, consciente de la tarea encomendada y el reto que tiene ante sí.
-Antes de nada, enhorabuena por el nombramiento. Para que lo entienda la gente, ¿cuál es su cometido?
-Mi misión en este puesto es ayudar a la gente a comprender la importancia vital de una respuesta al cambio climático centrada en la salud y en los riesgos que nos va a plantear en los próximos años. Así como la necesidad de responder con medidas audaces e inversiones inteligentes. Tenemos una gran oportunidad de hacer frente a los retos que nos plantea el cambio climático relacionados con la salud. Además, también podemos demostrar a la gente que sabemos tomar decisiones e inversiones inteligentes que pueden hacernos más sanos, más ricos, más seguros y tener comunidades más fuertes.
-En la presentación al frente de este cargo, usted afirmó que «el cambio climático es probablemente el peor peligro para nuestra humanidad y el futuro que enfrentamos hoy». ¿Por qué?
-Porque una de cada cuatro muertes está directamente relacionada con causas medioambientales evitables. El cambio climático está afectando a nuestros hogares, a nuestras comunidades y a nuestros medios de vida. Afecta enormemente a nuestra salud y está creando círculos viciosos que empujan a la gente a la pobreza, modifica los hábitats en los que vivimos y destruye los recursos a los que podemos acceder y es aquí. Si te fijas, hay incendios forestales por toda Europa en verano que provocan contaminación atmosférica, tenemos fenómenos meteorológicos extremos que afectan al agua y a nuestros hogares. Es algo que ya tenemos todos los días y va a ir a peor. El número de muertes en India, por ejemplo, por culpa del calor extremo no deja de crecer; Malawi está sufriendo el brote de cólera más largo que jamás ha registrado el país y está impulsado por un aumento de las temperaturas. Son solo unos pocos ejemplos, ¿quieres más?
-Entonces, podemos decir que el cambio climático ya está afectando a nuestras vidas…
-Sí, así se puede simplificar, pero está a punto de empeorar.
«Una de cada cuatro muertes está directamente relacionada con causas medioambientales evitables»
-¿Y cómo nos afecta a la salud?
-De múltiples maneras. Lo hace a través de las enfermedades transmisibles directas y eso, por ejemplo, lo vemos a través del dengue que va a tener un gran impacto de aquí a un año, porque más de la mitad de la población lo contraerá en los próximos meses. Lo vemos también en las enfermedades no transmisibles como las cardiovasculares con los efectos de los contaminantes, también en las renales y en la salud materna. En los últimos años, han aumentado los partos prematuros y la mortalidad en estos. Todos los aspectos de la salud humana se ven afectados por el clima y sus consecuencias no harán más que empeorar a medida que aumenten las temperaturas y las condiciones meteorológicas extremas.
-¿Estamos haciendo lo suficiente para frenar el cambio climático?
No
-Clara y concisa…
-Es una respuesta muy sencilla, porque estamos superando los umbrales en los que deberíamos estar. Necesitamos que todos los países tomen medidas mucho más ambiciosas y algunos países e industrias son más responsables que otras. Tenemos un planeta por el que luchar o vamos a llegar a un punto de retorno que, creo, está muy cerca pero, afortunadamente, aún tenemos tiempo. Soy optimista y podemos conseguirlo, yo voy a hacer presión para conseguirlo.
-¿Hablamos mucho de superbacterias, virus… pero el cambio climático puede generar nuevos virus o enfermedades?
-Sin duda, los virus son naturales. evolucionan y cambian de forma natural. Además, vemos virus nuevos todo el tiempo. Acabamos de vivir una pandemia global, pero, sin duda, a medida que se produzca el cambio climático, aumentará el riesgo de nuevas enfermedades y, sobre todo, a medida que nuestros hábitats cambien y tengamos que desplazarnos y adaptarnos vamos a acabar expuestos a otras enfermedades. No hay que olvidar que la contaminación del aire mata a 7 millones de personas al año y eso no es un virus. La contaminación del aire mata en un año el mismo número de personas que han fallecido a nivel mundial durante toda la pandemia de covid-19.
«La contaminación del aire mata a 7 millones de personas al año y eso no es un virus»
-Hemos visto cómo los sistemas sanitarios se han tensionado mucho con la crisis producida por la covid-19… ¿Están nuestros sistemas sanitarios preparados para una crisis de salud provocada por el cambio climático?
-Tenemos la oportunidad de dar al cambio climático una respuesta muy centrada en la salud, invirtiendo en sistemas sanitarios más fuertes. Esto significa sistemas sanitarios con capacidad para responder a la creciente carga de mortalidad. Dirijo Seed Global Health, una organización centrada en la creación del personal sanitario necesario para prestar servicios básicos en todo el espectro de enfermedades. Hemos formado a más de 35.000 trabajadores sanitarios que atienden a casi 100 millones de personas. Nuestro objetivo es ser capaces de hacer frente a todas las enfermedades y problemas, ya sea una madre en un parto difícil, ya sea la covid-19 o el cólera. Para el cambio climático tenemos que desarrollar esa misma capacidad y saber hacer frente a ese reto. La otra forma en la que creo que podemos dar un gran paso es ayudando a reducir la huella de carbono de los sistemas sanitarios y creando un sistema sanitario más ecológico con fuentes de energía más sostenibles. En la actualidad, el sistema sanitario ya es responsable de cerca del 5% de las emisiones de CO2 que se producen en el mundo. De hecho, es más que la industria aeronáutica. Hay que invertir en sistemas sanitarios sólidos, pero de una forma ecológica y sostenible.
-En la COP27 se acordó crear un fondo de pérdidas y daños para los países más desfavorecidos e impactados por el cambio climático, ¿se debería hacer uno similar para reforzar los sistemas de salud de estos estados?
-Los fondos para pérdidas y daños son sin duda una oportunidad para pensar en cómo gastar esa financiación de manera que realmente ayude a las comunidades vulnerables a dar la respuesta que necesitan. Nunca se ha dado suficiente prioridad a la salud y siempre se ha considerado un coste y no necesariamente una inversión. Hay que recalcar que por cada dólar invertido, se puede obtener un rendimiento de entre 2 y 4 dólares. La inversión en sistemas sanitarios puede ser realmente beneficiosa si no aislamos nuestra respuesta al cambio climático. Recientemente, la OMS y los bancos de desarrollo han anunciado un fondo de 1.500 millones para invertir en atención primaria de salud. Se trata de una respuesta fundamental porque la atención primaria nos permitirá responder mejor a los retos del cambio climático. La movilización de fondos es de vital importancia, pero también lo es que se centren en el fortalecimiento de los sistemas de salud.
«Por cada dólar invertido en salud se obtiene un rendimiento de entre 2 y 4 dólares»
-Por cierto, ¿hemos aprendido algo de los errores cometidos tras la covid-19?
-Sí, aunque la cuestión es si lo estamos convirtiendo en acción de la forma adecuada. Hemos aprendido que la salud afecta a nuestras economías, a nuestros medios de subsistencia y a nuestra seguridad, y que todos estamos interconectados. Hemos aprendido que las desigualdades se acentúan cuando los problemas de salud no se controlan. Estamos en un momento crítico sobre qué hacer. Tenemos que avanzar en mejorar nuestro bienestar colectivo y combatir los impactos del cambio climático.
-La COP28 tendrá una reunión con ministros de salud de todo el mundo, ¿qué espera de ella?
-Creo que van a surgir oportunidades estupendas para elevar la salud al nivel político más alto y cuando consigamos que comprendan y hablen realmente de la importancia de la salud y de cómo puede repercutir en sus países, sus economías, su seguridad, su seguridad nacional y sus comunidades, eso puede empezar a cambiar el tipo de inversiones que hacemos y dar prioridad a la salud. Creo que la COP28 puede ayudar a que esto se vea como una inversión y no como un coste. Podemos empezar a rendir cuentas sobre cómo estamos invirtiendo en esta materia. Hay una oportunidad para cambiar y ver cómo se ponen en práctica las lecciones aprendidas de la covid-19.
-¿Con qué se daría por satisfecha de este encuentro?
-Que este día se convierta en un punto de partida para que los países cooperen de una forma totalmente diferente, para que las empresas hagan negocios e inversiones que necesitamos. Me gustaría ver una mayor movilización de los fondos para que por fin podamos construir los sistemas sanitarios resilientes que necesitamos. La pandemia nos ha demostrado que cuando enfermamos no estamos preparados para afrontar los grandes retos que nos esperan.
-¿Ha tenido algún contacto ya con la presidencia de la COP28?
-He tenido el privilegio de ayudar a la presidencia de la COP 28 a dar forma al Día de la Salud, junto con otros socios. Creo que todos los que trabajamos en el ámbito del clima y la salud estamos intentando ayudar a que ese día sea lo más impactante y poderoso posible.
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