Los dueños de las 700 ovejas muertas en el incendio de Caleruega perdieron 350 en otro accidente

Unos cuantos años después la historia de estos dos hermanos de Caleruega se repite. En poco tiempo han perdido dos rebaños completos. Más de mil ovejas entre las 350 intoxicadas hace años y las 700 de este miércoles. Millán, desolado, no se explica lo que ocurrió esta semana, como tampoco lo que ocurrió hace un tiempo.

Parece que la desgracia persigue a estos dos hombres sencillos, cercanos a la gente, queridos en el pueblo y en sus alrededores. «Estamos desolados. Nosotros tratamos con mucho mimo al rebaño». Entre las 700 ovejas que ha perecido, los hermanos Millán y Benito tenía 350 corderas, unas crías «de lujo» con las que pensaban proyectar el negocio, pero todo el gozo del trabajo acabó en el pozo de la tragedia.

Muy dolorido y pesaroso por la pérdida, 24 horas después del suceso, Millán no acertaba a explicarse cómo ha pasado: «no sé donde nos va a llevar; tenemos hecho el seguro, pero no sabemos que va a pasar», confesaba. Claro que la Guardia Civil «nos dice que nos tendrá que cubrir, pero lo tienen que investigar».

Millán reconoce que los dos hermanos han invertido «mucho dinero en la explotación»; los nervios y la desolación no le dejan recordar qué cantidad de dinero, «pero mucho», reconocía. Mucha gente de Caleruega y los alrededores conocen a los dos hermanos. Saben que el cuidado que han mantenido a lo largo de los tiempos en sus negocios de ganado «han sido exquisitos» y que no se merecían este accidente.

Por la mañana «estuvo mi hermano Benito», confiesa Millán «echando un ojo a las ovejas». No observó nada irregula y en «décimas de segundo ocurrió». No sabe cual ha sido el origen del fuego, algo que los peritos de los seguros y los propios bomberos deberán determinar. El fuego, que se producía sobre las 9.30 horas del miércoles tardó en ser extinguido por los bomberos de Aranda de Duero y del parque de voluntarios de Huerta de Rey.

Las primeras investigaciones apuntan a una combustión espontánea de paja húmeda. La combustión espontánea. Según expertos en esta materia, este fenómeno se produce con niveles de humedad de más del 15%.

Es entonces cuando los hongos que crecen en la paja y las bacterias, al aumentar de tamaño, sus metabolismos liberan calor. La paja es una aislante perfecto, por lo que por el calor no puede llegar a liberarse por la superficie del fardo. A aumentar la temperatura aparecen otras especies de bacteria que sobreviven por encima de los 80º centígrados. Y se produce la ignición.

Ahora toca la dura tarea de recomponerse: «No sé como lo vamos a hacer. Estamos desolados», confiesa Millán que sabe que a partir de ahora la vida no va a ser igual. «Vamos a ver que nos dicen y bueno… no sé que va a pasar». Los hermanos Millán y Benito tienen por delante mucho que trabajar si quieren volver a la actividad ganadera.

A buen seguro van a recibir la ayuda de la gente que los quiere y que los conoce desde siempre en Caleruega y en los alrededores.