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Felipe VI recordó 2018. El mismo escenario, Soria, un impulso similar, el de reseñar el valor del hispanismo internacional, de esos «hispanos no hispanos» que citó entonces, que contribuyen a la difusión de la lengua, la cultura y la ciencia. «Del conocimiento en general», añadió hoy, de esas ramas que son «los mejores canales de transmisión de una serie de valores compartidos». En un acto tan institucional como una entrega de premios, de pronto aparecen notas que lo colman de simbolismo. Desde el saludo, «nos hemos reunido en torno a la lengua y la cultura, que son nuestros recursos más valiosos, esos grandes instrumentos que nos sirven para proyectar nuestro ser y estar en el mundo». Hasta el hecho de abrir con su presencia, con un acto solemne, este Premio de Hispanismo Internacional Fundación Duques de Soria que se anuncia como un hito con intención de perdurar.
Recordó, sí, 2018. Entonces animó a «valorar como corresponde la tarea» de los hispanistas, «de estos auténticos embajadores culturales y el capital que nos aportan». Y seis años más tarde la valoración toma forma de reconocimiento. Primero, con el nombramiento como Valedor del Hispanismo al arquitecto David Chipperfield, que recogió el galardón que le acredita como alguien que «de forma cordial y altruista ampara, protege y promueve lo hispánico». Segundo, con el Premio de Hispanismo Internacional a un proyecto de investigación del que participan 78 investigadores de 51 universidades de toda Europa. Expertos que bucean, coordinados por el catedrático Johannes Kabatek, en busca de la demostración de una hipótesis: «El español en Europa no solo es España, es una lengua de Europa». Así lo relató Kabatek, que habló de esos 40 millones de hispanohablantes que pueblan el Viejo Continente, «una cifra que se corrige al alza con cada estudio» que realizan «en cada país europeo» y que aporta nuevos datos, nuevas miradas.
«Considero relevante repetir algo que dije en 2018», advirtió Felipe VI en el Palacio de la Audiencia de Soria. «La labor investigadora y docente de los hispanistas potencia el alcance universal de nuestra cultura, al tiempo que contribuye a reforzar el prestigio de los países hispanohablantes», leyó. Los hispanistas, así, convertidos en panhispanistas. En aglutinadores. En un contexto geopolítico de tensiones, como se ha podido comprobar en la Asamblea General de las Naciones Unidas, y con el reciente conflicto diplomático con el Gobierno de México, Felipe VI defendió la labor de los hispanistas como «un generador de valor para el mundo hispánico».
Seis años desde aquel acto de homenaje al hispanismo internacional. 35 desde que nació la Fundación Duques de Soria. Y de pronto, un impulso. «La Fundación afronta el futuro con numerosos proyectos y buenas iniciativas como esta», señaló el Rey de España. Una frase que, junto a su presencia en el evento, es un visto bueno amplificado, un empujón de ánimo incondicional, un «adelante». Carlos Zurita, duque de Soria, aportó la clave que explica el por qué ahora. «El hispanismo ha cambiado» en este tiempo, apuntó. «Entonces estaba representado por eminentes figuras profesionales, hoy son grupos y equipos de investigación plurinacionales quienes desarrollan investigaciones y avances científicos». Y por eso, justificó, «el premio se entrega a proyectos y no a personas, y desea contribuir con su dotación económica a desarrollar el plan investigador del grupo premiado».
Esto no lo repitió este jueves, pero en aquel acto de 2018 Felipe VI ya vislumbró ese cambio. «[Los hispanistas] Enamorados de nuestra cultura y volcados personal y profesionalmente en ella, difunden desde universidades e instituciones su conocimiento y entusiasmo por nuestro patrimonio cultural e histórico». El conocimiento como proyección hacia el exterior, dijo luego. «La cultura tiene efectos reputacionales y económicos muy positivos y es un elemento de valor para acciones de emprendimiento fuera de nuestras fronteras». Y aún más: «La cultura y el conocimiento aportan también prosperidad».
«¿Por qué soy hispanista?», era la pregunta que se hacía en aquel 2018 en un vídeo a hispanistas internacionales. ¿Por qué ser «hispano no hispano», en palabras de Felipe VI, ejercer de proselitista de una cultura ajena, de divulgador externo? No había una respuesta única en aquella breve película, pero quizá sí alguna clave, más allá de la anécdota de Stewart King, que se topó con lo hispano en un coche. «Un día, haciendo autoestop por Australia, un conductor me convenció de que aprendiera español. Gracias a este encuentro se me abrió un mundo de diferentes culturas y literaturas que me sigue fascinando 30 años más tarde», contaba. «Estudiar español fue una de las mejores decisiones de mi vida», decía Anne Walsh. «Me impresiona la variedad y la riqueza cultural, las literaturas y la lengua del mundo hispano e hispanoamericano», era la razón de Erla Erlendsdóttir.
En aquel conglomerado de experiencias, sin embargo, en ese 2018 que recordaba Felipe VI, emergía con fuerza un testimonio, el de Maiomouna Sankhé. «Es una lengua que une continentes».
«¿Qué es lo hispano?», introducía la presentadora, la periodista Olga Viza, en este 26 de septiembre de 2024. Y daba paso a un vídeo que, resignado, asumía que «es imposible definir en una sola frase la cultura, la lengua…». Por eso los investigadores tienen aún mucha tarea por delante. Y por eso Felipe VI quiso bendecir, con su intervención, la creación de unos premios que marcan «un hito más en el compromiso permanente de la Fundación Duques de Soria con el hispanismo». Tras 2018, tras aquel homenaje al hispanismo internacional que marcó un hito temporal, 2024 aparece como la nueva fecha de referencia de una forma compartida de estar en el mundo.
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