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Más de 100 años después de la última ocasión en el que se abrió su sepulcro, la oportunidad histórica de estudiar los restos de Santa Teresa en Alba de Tormes no sólo ha demostrado que su conservación es «excepcional», sino que abre la puerta a saber más de uno de los personajes más importantes de la historia. Uno de los capítulos más interesantes, su delicada salud y los detalles de un parte médico que se actualiza 500 años después de su muerte.
Tras unos días de trabajo, este viernes se ha cerrado de nuevo el sepulcro de la santa en la localidad salmantina y se han devuelto las reliquias de su brazo, mano y corazón a sus relicarios. Ahora, una segunda fase permitirá analizar la información conseguida y sacar conclusiones, pero ya ha arrojado luz sobre algunas cuestiones.
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En la tarde este 30 de agosto ha concluido la primera fase del estudio del sepulcro y las reliquias de Santa Teresa de Jesús en Alba de Tormes que ya ha mostrado las primeras certezas sobre la salud de la Santa en los últimos años de su vida. «El equipo médico ha concluido, tras este primer análisis in situ que Teresa tenía una complexión física muy frágil. Al menos durante los últimos años caminaba muy encorvada como consecuencia de una cifosis», ha informado el padre Marco Chiesa, postulador General de la Orden del Carmelo Descalzo.
El religioso italiano ha señalado que la cifosis le provocaba a Santa Teresa una curvatura exagerada hacia adelante de la parte superior de la espalda. La cifosis suele deberse a la debilidad de los huesos de la columna vertebral, que hace que se fracturen y compriman, aunque el equipo médico ha indicado que Santa Teresa no padecía osteoporosis.
«La deformación de las vértebras de la columna obligaban a respirar con dificultad a Teresa, al menos, en los últimos años de su vida», ha concluido el P. Marco Chiesa. A nivel médico, en este primer análisis, se ha constatado que la Santa padecía reuma y artrosis en la rodilla izquierda.
En este mismo sentido, el postulador General de la Orden del Carmelo Descalzo ha detallado que Teresa de Jesús sufrió en los últimos años de vida una fascitis plantar. «Los médicos indican que esta lesión le debía causar mucho dolor al caminar», ha subrayado el P. Chiesa.
Por su parte, el prior de Alba de Tormes, P. Miguel Ángel González, ha relatado que este primer examen precisa que utilizaba con gran precisión tanto la mano derecha como la izquierda de manera que se abre la hipótesis de que pudiera ser ambidextra.
Hasta el momento, se sabía (Santa Teresa lo dejó escrito) que el 24 de diciembre de 1577 se rompió el brazo izquierdo en San José de Ávila y que en mayo de 1578 se lo recompuso una curandera de Medina del Campo.
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«Este primer análisis lo que indica es que no hubo fractura en el brazo izquierdo. Hubo dislocamiento, sobre todo en la muñeca. Cuando la curandera de Medina del Campo, después de meses pudo ayudarla, ella y una ayudante tiraron del brazo y dislocaron su unión con el hombro. O sea, peor el remedio que la enfermedad. Ese brazo le quedó bastante inutilizado los 5 años que le duró la vida.», ha relatado el P. Miguel Ángel.
Esta cuestión del brazo está muy acreditada en los escritos de la propia Santa Teresa y en los testimonios para su beatificación. «Fue Dios servido que no fue el brazo derecho el trabajado y así puedo hacer esto» (Carta de marzo de 1578). También, se lo escribe al P. Gracián cuando le cuenta la visita a la curandera de Medina del Campo: «Tenía perdida la muñeca y así fue terrible el dolor y trabajo, como había tanto que caí [...]. Menéase bien la mano y el brazo puedo levantar a la cabeza» (Cta. 7-V-1578, 7).
El equipo médico que está trabajando en Alba de Tormes si indican que antes del accidente de 1577 la Santa usó mucho y sin dificultad la mano izquierda. Los informes que presenten los doctores servirán para aclarar si fue ambidextra.
Tras la conclusión de esta primera fase se ha procedido al cierre de la urna de plata con sus cuatro llaves correspondientes. Tras el cierre se ha trasladado la urna con el cuerpo de la Santa al camarín alto de la basílica. Por dentro del monasterio desde la sala donde ha permanecido dos días dentro de la clausura. En el traslado han participado las mismas personas que hace dos días.
«Se ha introducido la urna de plata con el cuerpo de la Santa y se ha colocado la losa de mármol, cerrándola con sus tres llaves correspondientes. Después se ha cerrado la reja con sus tres llaves», ha precisado el prior de Alba de Tormes, P. Miguel Ángel González.
También, se han colocado ya el brazo, el corazón y la mano en sus correspondientes relicarios que han sido sometidos a un proceso de limpieza. El corazón y el brazo han sido colocados nuevamente en el camarín, donde permanecen de manera habitual.
Con la información recogida comenzará la segunda etapa de este proceso en los estudios y laboratorios italianos. Los investigadores han anunciado que es mucho el trabajo a realizar y en el momento oportuno realizarán sus conclusiones sobre el santo cuerpo.
«Concluye la primera etapa de este proceso in situ en Alba de Tormes y comienza la segunda etapa en los estudios y laboratorios de Italia. Durará varios meses. A lo largo del 2025 se llegarán las conclusiones y tendrá lugar la tercera etapa en Alba de Tormes.», ha recordado el P. Marco Chiesa.
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