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Algunos de los restos de plásticos hallados en el Ártico. J. Hagemann
El Ártico se está llenando de plástico

El Ártico se está llenando de plástico

Un estudio revela que la llegada de residuos es muy superior a la capacidad del océano para 'enterrarlos' en sus sedimentos

Miércoles, 5 de julio 2023, 21:00

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Un estudio publicado en abril del año pasado reveló que el Ártico está lejos de ser un territorio virgen libre de basuras. Solo entre 2016 y 2021 se recogieron 23.000 restos de plástico, entre ellos, tres tapones de botellas de agua, dos boyas de pesca y parte de una caja agrícola procedentes de nuestro país. Se calcula que la humanidad produce más de 400 toneladas de plástico cada año, el equivalente al peso de mil rascacielos como el Empire State. De estas, un mínimo de entre 9 y 14 toneladas -el 3,5% del total- acaban en ríos, mares y océanos. Incluso en el Ártico, del que nos separan unos 8.000 kilómetros. Este océano estaría ya superando su capacidad para enterrar las partículas de plástico en sus sedimentos situados en el fondo marino, según un trabajo que se publica este miércoles en la revista 'Science Advances'.

Los fondos marinos se han propuesto como depósito posible para todas esas toneladas de embalajes de la fruta del supermercado, bolsas de la compra, cubiertos desechables, botellas… que utilizamos todos los días y acaban en el mar. Los autores de este estudio analizaron un núcleo de sedimentos que data de entre 1933 y 2012, y descubrieron que los microplásticos -partículas de menos de cinco milímetros- estaban muy extendidos en los sedimentos del fondo marino, especialmente cerca de las áreas de retroceso del hielo marino en verano, y en mayores concentraciones de las encontradas en el hielo en estudios anteriores. Los restos más pequeños, de menos de 0,1 milímetros, se concentraban en zonas con mayor contenido de clorofila, lo que indicaría que la actividad biológica podría haber ayudado a impulsar su entierro.

Todos estas toneladas llegan arrastradas por las corrientes marinas; a través del aire, que deposita micropartículas sobre la nieve y los glaciares; de los residuos municipales de las comunidades que viven en estas latitudes y de los barcos de pesca, cuyas redes y cuerdas representan gran parte de los desperdicios encontrados. El dato preocupante es que esta capacidad 'natural' para absorber estas partículas, pese a que ha aumentado en un promedio del 3% anual, queda lejos del incremento de llegada del plástico a esas latitudes. Esto implicaría según los autores del estudio que «los plásticos seguirán acumulándose en el Ártico a menos que la contaminación no se reduzca drásticamente». Según estimaciones de expertos, se espera que para 2040 la producción de plástico a nivel mundial se duplique y alcance las 800 toneladas.

El problema, «una estructura muy estable»

«El problema de los plásticos es complejo. Por un lado, son muy versátiles, lo que hace que se usen para todo. Pueden tener la consistencia de la mermelada o la del metal. Pero por otro lado, tardan mucho en desaparecer », explica Erlantz Lizundia, profesor de la Escuela de Ingeniería de Bilbao. Unos simples tenedores de usar y tirar tienen una 'vida' de 400 años. La razón, explica el experto, está en su estructura química. «Son macromoléculas muy estables, sus enlaces químicos son difíciles de romper. Un ejemplo es el teflón -el componente que se utiliza en las sartenes para evitar que se peguen los alimentos-. Es casi invulnerable, no hay quien lo degrade».

La inmensa mayoría de los plásticos que utilizamos proceden del petróleo, «lo que complica tanto su reciclaje como su degradación», apunta el científico vasco. «Y prácticamente ninguno es biodegradable, es decir, no se convierten en productos no tóxicos por la acción de microorganismos», continúa al tiempo que añade un factor más. «Que sea biodegradable no significa que lo tiremos en un glaciar y desaparezca. Es biodegradable en determinadas condiciones que seguramente no se den en esos entornos tan fríos». Otro problema es el de los aditivos. «Al plástico en sí se le añaden otros productos para darles color o hacerlos más maleables, por ejemplo, y estos suelen ser tóxicos».

En conjunto, más de 5 billones de piezas de plástico han terminado en el mar en los últimos años. «Estos residuos diezman los ecosistemas marinos al provocar la muerte de más de un millón de animales al año y, además, encarecen en miles de millones de dólares la conservación de los océanos», asegura la ONU. El pasado año 175 países aprobaron una resolución para acabar con la contaminación por plásticos y llegar a un acuerdo vinculante para 2024.

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