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Single a single. Así es como Rigoberta Bandini, álter ego de la actriz y cantante Paula Ribó (Barcelona, 32 años), ha construido una carrera llena de éxitos. 'Two Many Drugs' fue el punto de partida. El tema se lanzó cuando la población española se hallaba inmersa en el más duro de los confinamientos. Nico, el pequeño al que tantas canciones ha dedicado, apenas contaba con tres meses -ahora tiene dos años-. Luego llegarían temas como 'In Spain We Call it Soledad', 'Perra' o ese himno que es 'Ay, mamá', con el que la cantante se presentó al Benidorm Fest en un intento de acudir a Eurovisión. Ahora presenta 'La emperatriz', un primer álbum en el que reúne casi todos sus grandes éxitos y cuatro canciones nuevas.
-El álbum salió hace unos pocos días, ¿qué sensaciones tiene?
-El 'feedback' que estoy recibiendo es superbueno y superbonito. La gente lo está recibiendo con mucho cariño. Las canciones nuevas están entrando muy bien y el trabajo se está entendiendo, o sea que estoy contenta.
-¿Por qué ahora?
-Necesitaba enmarcar mi trabajo en un lugar para poder avanzar. Es algo que me ha sorprendido incluso a mí misma, pero sí que al final un álbum ordena, te hace entenderte como artista. Debía ordenar quién era yo, quién soy ahora y lo que he sido hasta este momento.
-Como sus anteriores singles, lo ha autoeditado, pero no le habrán faltado ofertas.
-Me sigue compensando mucho tener el monopolio de mi proyecto. Sí que ha habido ofertas, pero no me interesaban.
-En realidad, no son tantas las canciones que se quedan fuera. ¿Por qué no meterlas todas?
-Porque no quería que se convirtiera en una agrupación de todo lo que he sacado. Obviamente, todo me define y no renuncio a ningún single, todos forman parte de mi carrera y de lo que yo quiero mostrar al mundo, pero quería ir un poco más allá, quería que 'La emperatriz' tuviera una coherencia interna, no solo de discurso, sino musical, así que me he roto un poco la cabeza para que tuviera su propia identidad, incluso si si alguien que no me conociera de nada lo escuchara.
-¿Cómo fue el proceso para decidir cuáles entraban y cuáles no?
-Hay canciones que son ya tan hits que tenían que estar dentro porque definen mucho mi proyecto, pero el termómetro que he usado era el de canciones que me emocionaran especialmente y que hablaran de mí desde diferentes prismas, para mostrarme de diferentes maneras, no solo desde diferentes ritmos o texturas de producción, sino también diferentes mensajes. Y ahora lo siento muy completo, muy cercano a mí, pero a la vez poliédrico, no quería que fuera un disco monótono o que todo el rato dijera lo mismo. Y me he basado un poco en eso y también en la intuición.
-'Canciones de amor a ti' es un estupendo tema de pop electrónico y bailable dedicado a su hijo. Menudo regalazo le ha hecho, ¿no?
-(Ríe) Sí, supongo que sí. Él ahora mismo no entiende mucho, pero sí que le encanta la canción. Ayer la estuvo escuchando y bailando en bucle y le encanta salir en el vídeo. Para él es como un recuerdo de su corta vida y está encantado.
-En ese tema hay versos como 'que los hombres de este nuevo mundo lloréis bien tranquilos'. ¿Sigue siendo necesario?
-Creo que hemos mejorado mucho, pero la educación emocional que recibimos sigue siendo un poquito binaria. Yo todavía siento que mi hijo recibe la cosa de 'tienes que ser fuerte'. A veces sientes que es difícil remar a contracorriente para contarle que no, que cuanto más sensible y cuanto más exprese las cosas, mejor.
-No es raro ver en sus temas más festivos, conversaciones, humor... ¿Surgen de forma espontánea?
-Surgen en estudio siempre. Fue una idea que tuvo Esteban Navarro -su pareja y la mitad del dúo Venga Monjas- al principio y ya se ha quedado ahí. Comenzó en 'In Spain We Call It Soledad'. Cuando acabé todas las tomas vocales, me dijo: «Haz una toma más y di lo que te apetezca, y vamos recortando». Y se creó esta tradición. Siempre hay un momento en que, cuando la canción está acabada, me meto en la pecera con unos cascos y digo paridas que se me ocurren según voy escuchando la canción. A veces se quedan y a veces, no. Al final yo vengo del mundo del doblaje y mi relación con los micrófonos es bastante cercana y no me asusta.
-Con esta propensión al humor, ¿no le dio cosa que no la tomaran en serio?
-Es que siempre me ha parecido que añadir sentido del humor no te quita credibilidad. Al contrario, creo que el sentido del humor es un claro signo de inteligencia y de saber relativizar las cosas y no por ello hacerlas menos profundas. Si alguien me descatalogaba por hacer una broma, igual es que ese alguien no estaba entendiendo que yo intentaba decir cosas que me importaban.
-Supongo que no es pudorosa.
-No sé qué soy (ríe). No me considero excesivamente vergonzosa, pero tampoco me considero excesivamente extrovertida. Yo creo que soy normal.
-Dado las complicadas agendas que manejan Esteban y usted, ¿cómo logran conciliar?
-Ya. A veces es complicado. Tenemos, por suerte, una red muy grande de abuelas, canguros... Personas cercanas que nos ayudan muchísimo y después, pues mira, sacando espacio de donde podemos y sobre todo intentando que cuando estamos con él, sea un tiempo de calidad. Si tenemos un finde, ofrecerle la presencia de verdad, no con el teléfono o estando pendientes de otras cosas, que a veces es inevitable, intentando poner mucha conciencia en eso, en estar con él presentes.
-Otra de las nuevas canciones es 'Tu y yo'.
-Es una canción de amor y es raro porque sí que soy pudorosa a la hora de escribir canciones de amor a mi pareja; a mi hijo me da menos vergüenza, pero esta es una canción de amor a mi pareja y hacia el núcleo familiar que hemos creado. Como nació muy en la pandemia, ensalza mucho las pequeñas cosas de pedir la pizza los viernes, esos elementos domésticos que en pandemia valorábamos mucho porque solo teníamos eso. Cuando estás muy en el límite, como entonces, que no sabíamos nada y no nos podíamos mover, todas las letras que me surgieron en ese momento son bastante de la vida cotidiana familiar.
-El disco se cierra con 'La emperatriz', donde se escuchan ecos de las bandas sonoras de Disney e incluso de Danny Elfman.
-Sí, esa intro es de Esteban, que es muy fan de ese tipo de melodías y el viene mucho del rock progresivo donde hay muy poco complejo en cuanto a crear melodías así locas y creo que le encaja perfecto a la canción porque le una entidad propia y me encanta porque es como un telón que se abre para dar paso a la emperatriz. En ella hablo de mi abuela materna, que falleció hace un año, y para mí era un referente en muchas cosas y, sobre todo, era la matriarca de la familia y era mi emperatriz.
-Justo antes del verano, anunció que se bajaba de los escenarios durante un tiempo. ¿No le sorprendió el revuelo? Aunque nunca lo dijo, muchos pensaron que decía adiós para siempre.
-A mí también me sorprendió que fuera titular en tantos lugares. Yo creo que no deja de ser una pausa que muchos artistas necesitan, aunque igual no todos la verbalizan, pero estas paradas son naturales. Yo tenía necesidad de explicarle a mi público que esta gira que viene ahora, estos ultimos quince conciertos, ponen fin a una época y que no sé cuándo me volveré a subir al escenario porque no quiero tener las fechas marcadas. Tengo la suerte de no tener una discográfica que me apriete, así que quería explicarles que se acaba una etapa pero obviamente quiero pensar que vienen otras.
-Dice que empieza otra etapa, ¿sabe por dónde va a ir la música?
-No tengo ni idea porque no existe, hasta que no me ponga a ello… Y también me apetece eso: sorprenderme, equivocarme, volver a los esbozos, a la cosa artesana de componer, que a mí me encanta. Y os sorprenderá a vosotros igual que a mí. Me apetece meterme de pleno y ver qué encuentro, qué tengo ganas de hacer y cuando tenga algo que necesito sacar, sacarlo, pero sin prisa.
-Su prima, Belén Barenys, no podrá hacer las últimas fechas de la gira debido a su embarazo. Supongo que va a ser duro subirse al escenario sin tenerla al lado, ¿no? ¿Cómo se encuentra?
-Se encuentra bien. Sí que es verdad que ha sido muy fuerte. Emocionalmente, el último concierto que hicimos en Granada fue muy intenso, pero también me alegro mucho de que pueda vivir este final de embarazo con tranquilidad, que es lo que necesita una mujer embarazada porque los conciertos son mucha tralla. Sabemos perfectamente las dos que volveremos a estar juntas sobre el escenario así que es como un hasta luego. Pero sí, ha sido fuerte. De todas maneras, siento que la familia Bandini no se hace más pequeña, al contrario, va sumando gente porque ha entrado Berta Gratacòs que es una cantante increíble y que también lo va a dar todo en el escenario y va a ser muy guay.
-Supongo que aún está reciente pero ¿volvería a participar en Eurovisión si diera con un himno como 'Ay, mamá'?
-No. Yo creo que eso ya está hecho y siento que cuando algo ya está hecho no me apetece, no me motiva, me gusta buscar nuevas aventuras. No me volvería a presentar, pero deseo que lo haga mucha gente con canciones muy bonitas.
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