El Tenerife enmudece Badalona y rompe la barrera de semifinales

El inicio del partido fue un precioso intercambio de golpes. Por un lado los triples de Kyle Guy y Joel Parra; por el otro la magia de Marcelinho Huertas. La igualdad del primer cuarto fue tornando en color verdinegro en el comienzo del segundo. Sin rastro del Barça ni del Real Madrid y al amparo de los suyos esta Penya tenía razones para soñar con un título al amparo de los suyos.

El 9-0 de salida en el segundo parcial fue un aviso, con Parra en combustión, desatado ante una afición entregada. El 36-23 en el marcador hizo sonar las alarmas en el Tenerife y Sasu Salin acudió al rescate desde su gran virtud, el triple. El 0-12 de parcial demostró que este proyecto chicharrero implica palabras mayores y que cinco semifinales en seis años son un argumento muy serio para al fin pelear por el título.

Tras el descanso el duelo se sumergió en una dinámica espesa. El ritmo anotador descendió abruptamente y Jaime Fernández tuvo dos triples para adelantar al Tenerife pero falló. No lo hizo Marcelinho Huertas, líder chicharrero del punto de inflexión.

El Joventut contuvo la reacción canaria en un duelo que se desarrolló bajo la máxima igualdad hasta el final. Pau Ribas reclamó el calor del Olímpic y este hizo mella en Doornekamp, que cometió una antideportiva incomprensible a veinte segundos del final. Andrés Feliz tuvo en sus manos la final, pero falló y le dio al Tenerife la opción de correr y enmudecer Badalona con una canasta de Cook plagada de incertidumbre. El drama de la Penya se consumó con el tapón de Abromaitis a Parra. No se merecía el mejor jugador del duelo un desenlace tan cruel, peso así se las gasta el deporte de la canasta.