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Iñaki Izquierdo
Martes, 7 de mayo 2024, 19:18
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La noticia del Giro saltó a 1.700 kilómetros de la magnífica playa de Andora donde acaba la etapa. Bregaba el pelotón con el Colle del Melogno, cuando el equipo Visma hacía públicas unas imágenes de Jonas Vingegaard subido en la bici por primera vez desde su tremenda caída en la Itzulia, el jueves 4 de abril. El conjunto neerlandés adjuntaba también un vídeo de su líder: «Por supuesto, espero estar en la salida del Tour de Francia». La noticia la recibió en riguroso directo por el pinganillo Tadej Pogacar (UAE), vestido con la maglia rosa para quien la temporada dio un giro importante en ese mismo momento. El hombre que le ha derrotado en los dos últimos Tour, que parecía descartado para la edición de este año por la gravedad de sus lesiones, promete estar el 29 de junio en la salida de Florencia. Y eso lo cambia todo.
El Visma no especificó por dónde se dio el paseo Vingegaard, pero su legión de fans le situó en los alrededores del puente de Sallingsund, al noroeste de Dinamarca. «Es la primera vez que me subo a la bici para salir a la carretera. Es muy agradable poder volver a montar en bici con normalidad y una gozada rodar en la carretera. Estoy impaciente por dar los próximos pasos».
Vingegaard fue dado de alta en el hospital de Txagorritxu el 16 de abril, a donde fue evacuado tras la caída en la Itzulia. Tras doce días, el danés recibió la autorización de los médicos del centro sanitario alavés para regresar a casa y seguir con la rehabilitación de las fracturas de clavícula y costillas que se produjo en el accidente de la bajada de Krutzeta y para reponerse del neumotórax que le tuvo en la cama del hospital casi dos semanas.
«Me siento bien y mejoro cada día. Todavía quedan cosas por recuperar, pero marcha cada vez mejor. Por supuesto, espero estar en la salida del Tour de Francia. No sabemos exactamente cómo evolucionará mi estado de forma y cómo progresará mi recuperación, pero haré todo lo que esté en mi mano para llegar a la salida del Tour en mi mejor forma», anuncia el danés.
A 52 días de inicio de la ronda gala, los plazos siguen siendo justos para Vingegaard, pero en las imágenes de ayer lucía una figura inesperadamente buena para alguien que hace veinte días salía del hospital con el brazo en cabestrillo y con un neumotórax que le había mantenido en cama dos semanas. Aparentemente, apoya el brazo con normalidad en el manillar.
La comunicación del Visma coincide después de tres etapas del Giro en las que Pogacar ha sido el protagonista indiscutible. Ya ha ganado una etapa, es maglia rosa y ha dado todo el espectáculo que ha tenido la carrera. Con el anuncio de que Vingegaard quiere correr el Tour, el Visma gira el foco y viene a anunciar que el esloveno tendrá oposición real en Francia, que el camino al doblete Giro-Tour no está tan expedito como podría parecer.
Con este movimiento, el danés salta al centro del escenario y obliga a Pogacar a compartir protagonismo, con lo que, independientemente del estado de salud real de Vingegaard surge la cuestión de si en este ejercicio de transparencia del equipo neerlandés no existe también un componente de táctica.
El caso es que, a falta de rivales reales sobre las rutas del Giro, el anuncio puede condicionar la actitud de Pogacar en Italia y aconsejarle refrenar su impulso natural a realizar exhibiciones. Quizá ahora que sabe que se encontrará en la salida del Tour a su verdugo de las dos últimas ediciones prefiera anotarse una victoria por la mínima, sin alardes, pensando en Francia... aunque Pogacar no sería Pogacar sin buscar el espectáculo.
De todas formas, tiene tiempo la maglia rosa –que ayer disfrutó de un día sin sobresaltos y no se metió en batallas innecesarias– para pensar qué hacer, porque las jornadas duras de montaña, las que exigen desgaste de verdad, no llegarán hasta el final de la segunda semana.
No consta que al final de la etapa Vingegaard cogiera el teléfono para llamar a Pogacar y darle la noticia en persona, pero quién sabe: Ciao Tadej, ¿nos vemos en el Tour?
Jonathan Milan (Lidl-Trek) ganó en Andora el segundo sprint del Giro. Como la de la víspera en Fossano –que se anotó Merlier (Soudal)– fue una magnífica volata a gran velocidad, limpia, en una recta perfecta. Muy bien lanzado por Consonni, el ganador impuso su potencia ante la pericia de Kaden Groves (Alpecin) para guarecerse del aire hasta el último minuto. El poder del italiano no decayó y pudo celebrar con comodidad el triunfo.
La etapa permitió disfrutar de otro movimiento, el de Filippo Ganna (Ineos) en el CapoMele, a cuatro de meta. En las carreteras de la Milán-San Remo que tan bien domina, el piamontés no pudo sujetar el impulso del pelotón y fue cazado a 700 metros de meta.
Es la segunda etapa del Giro que gana Milan, tras la del año pasado, la cuarta victoria de la temporada (dos etapas de Tirreno y una de Valencia) y la octava de su carrera.
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