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Tadej Pogacar celebra su victoria en la octava etapa del Giro. Efe
Pogacar gana cuando quiere
Octava etapa

Pogacar gana cuando quiere

El esloveno ordena a su equipo controlar la fuga y poner un elevado ritmo en el último puerto y se limita a acelerar en los metros finales

Gaizka Lasa

Sábado, 11 de mayo 2024, 20:21

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Este sábado no tocaba exhibición. Alguien, dentro del cuartel general del UAE, logró domar a la fiera. Convencerle de que tan importante es la victoria como la dosificación de fuerzas, tanto para llegar a Roma de rosa como para llegar en las mejores condiciones a la salida del Tour de Florencia. Así que asumió la ley del mínimo esfuerzo. Lo de la victoria no se negociaba. Tadej Pogacar quería levantar los brazos en el final en alto de Prati de Tivo. Así que se limitó a seguir el plan trazado en el autobús. Sus compañeros se encargaban de mantener la fuga controlada y de poner un alto ritmo en el último puerto. Él solo tendría que acelerar en los metros finales. Fácil.

Reconoció en el podio que «el equipo ha hecho un supertrabajo para ponerme en las mejores condiciones en el final». «Son mis compañeros los que han decidido mi victoria. La etapa del domingo será más fácil para nosotros, necesitamos respirar un poco». Definitivamente, alguien ha convencido al insaciable campeón para que mire el calendario con perspectiva.

Solo el líder del UAE sabe cómo llevaba este sábado las piernas tras el golpe en la mesa de la víspera en la contrarreloj de Perugia, pero sus sensaciones fueron tan apabullantes como siempre. El grupo de favoritos fue mermando en la ascensión final gracias al ritmo impuesto por Großschartner y Majka. Los ciclistas que resistían en cabeza, torcían el gesto con el paso de los kilómetros, mientras Pogacar lucía su asombrosa facilidad de pedaleo. Pero no se movió.

Por si algo fallaba, por si el líder no iba tan sobrado como parecía, a kilómetro y medio de la cima lo probó Antonio Tiberi (Bahrain). Sin inmutarse reaccionó el esloveno. Acto seguido se envalentonó Arensman (Ineos) y su movimiento tuvo idéntico resultado. Un par de arreones de los mismos protagonistas en el kilómetro final respondidos por el gran favorito sirvieron como crónica de una victoria anunciada. Pogacar arrancó cuando vio la distancia y hasta fue mirando hacia atrás, midiendo la distancia respecto a los perseguidores, para no abrir más gas del necesario. Tercera victoria, segunda consecutiva, y una hoja más del calendario a arrancar. Quedan muchas.

«No me esparaba ganar hoy. El equipo ha hecho un gran trabajo para ponerme en las mejores condiciones en el final», dijo al término de la etapa en la que dejó claro que fueron sus compañeros los que hicieron un enorme esfuerzo para que se llevara la etapa. Una victoria que, salvo catástrofe, deja sentenciado el Giro, una carrera que el esloveno domina desde el principio con una autoridad digna de elogio y que deja constancia de su estado de forma de cara al gran reto de la temporada, que es el Toir de Francia.

Es tal la ambición del ciclista que dirige Josean Fernández Matxin que quiere ser el mejor en la ronda italiana sin pensar en que en mes y medio tiene ante sí el reto del año y de la temporada: el Tour de Francia.

El Giro completa este domingo una larga travesía desde Avezzano hasta Nápoles (214 kilómetros) con un recorrido favorable, con tres cotas en la parte final. Ideal para una fuga.

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