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Rosa Colorado, en la pista de Salas Bajas. JM García

«Mi espinita clavada fue no bajar nunca de los dos minutos»

La legendaria Rosa Colorado rememora cómo fue su clasificación para Seúl 88 en una de sus últimas temporada y cómo le cambió lo que ocurrió: no pudo salir por enfermedad

Félix Oliva

Salamanca

Domingo, 4 de agosto 2024, 10:00

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«Yo viví la experencia olímpica aunque no salí a la pista». Casi 40 años después de su insólito paso por Seúl 88, Rosa Colorado no alberga ningún tipo de dolor por no completar su sueño olímpico y pone en primer lugar de sus frustraciones un hito que nunca alcanzó.

Rosa Colorado (Salamanca, 1954) es toda una leyenda del atletismo español y salmantino. Treinta veces campeona de España en todo tipo de especialidades, de la velocidad al pentatlón, prolongó su carrera durante décadas con una fuerza prodigiosa. Sin Mundiales en su época, el tren olímpico le llegó ya a punto de terminar su carrera, en Seúl 88.

«Yo tenía la mínima, Montse tenía la mínima, sólo podía ir una y nos lo jugamos en el Campeonato de España de Barcelona. Iba de liebre para ayudarla a ella Maite Zúñiga, pero me mentalicé para hacer una carrera a muerte. Hasta que en línea de salida ví que Montse no salía y tuve que cambiar de plan, a una carrera táctica, y lo logré», recuerda.

Rosa Colorado, durante la entrevista. JM García

«Viví la experiencia olímpica aunque no salí a la pista, pero el ambiente ese es especial»

«Tuve un año muy malo de lesiones, prácticamente me habían descartado y a mí que me descarten, pues no me gusta. Al final demostré que estaba yo mejor que ella, aunque entre las dos, la hubiera llevado a ella, pero Manuel Pascua fue coherente y dijo que iba la que ganara el campeonato de España», recuerda.

Sin embargo, el día y la hora prevista, ya en Seúl, no pudo salir a la pista. Una inoportuna enfermedad (una faringitis) le impidió competir, aunque figura en los libros como clasificada para los Juegos.

«Viví la experiencia olímpica aunque no salí a la pista, pero el ambiente ese es especial», asegura ahora, 36 años después. Su auténtica espinita clavada es otra y no la oculta: «Nunca logré baja de los dos minutos en el 800 y creo que estaba capacitada para hacerlo, pero por miedo y por creerme inferior nunca lo logré. El 2.00:33 lo hice un día que me empujó una húngara», recuerda divertida.

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