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Moisés y Pablo durante la entrevista Álex López
El Latido del Deporte de Salamanca

El empuje paternal de una silla de ruedas para dar oportunidades a su hijo con parálisis cerebral

La historia de Pablo y Moisés. Padre e hijo. Runners. Una vida compartida que gira en torno al deporte

Miércoles, 14 de mayo 2025, 12:48

Van uniformados. Moisés empuja la silla de su hijo Pablo. De vez en cuando le acaricia el pelo y le da la mano. No son el uno sin el otro. Padre e hijo comparten charla tras su regreso del centro de Asprodes. Cada día tienen una actividad, un 'lío' más. Sus días son ajetreados, aunque siempre hay hueco para su actividad favorita, el deporte, y dentro de este, el atletismo. Han llegado a participar en más de 50 carreras y Moisés todavía se emociona. «Todas las noches me pregunta cuándo vamos a correr«.

Pablo tiene parálisis cerebral. Una hipoplasia cerebelosa. Hablamos de una pluridiscapacidad, es decir, no solo afecta al aspector motor, también a otros aspectos como puede ser el lenguaje. «No se curan, no evolucionan a mejor y lo que hay que procurar en este tipo de casos es que no evolucionen a peor. Es dependiente 100 por 100. Hay que asearlo, darle de comer, vestirlo y colocarlo en su silla», explica Moisés.

Dentro de su rutina, de 08:20 a 22:30, Pablo vive con especial devoción todo lo que se refiere al deporte. «Siempre nos ha visto, tanto a su hermano como a mí hacer ejercicio, también hablar de ello. Además, ve todos los deportes. Pablo cuando mueve las piernas es que quiere correr. Y así empezamos, en la San Silvestre de 2010, con una silla de ruedas normal -ahora cuenta con una especializada-».

La emoción de Pablo y de su equipo

De ahí a a la última, una Media Maratón en Aveiro con su equipo 'Bedunia'. «Si le ves llegar a meta... él lo vive, él lo disfruta y yo con él. Hemos corrido por encima de 50 carreras, desde los 5 kilómetros a la media maratón. Nuestro equipo lo entiende como una actividad social y nosotros también. Cada vez le empuja uno y él está encantado. Eufórico y encantado», relata.

Pero él no es el único encantado. Los que le empujan, los que le llevan se emocionan incluso más. «Uno de los que llevó a Pablo en las últimas carreras me decía que se le ponían los pelos de punta, que se le saltaban las lágrimas, que cómo no llorábamos. Pues claro, claro que lloramos. Es muy emocionante», reconoce.

«Pablo pone la emoción, la alegría y el disfrute y yo pongo las piernas»

«A mí me motiva y me emociona el enorme disfrute de Pablo. Si no fuera así, si no me lo pidiera con tanta insistencia, no lo haría. Y a mi me viene genial. Yo ya pasé mis objetivos deportivos hace mucho tiempo y ahora son comunes, son con él. Pablo pone la emoción, la alegría y el disfrute y yo pongo las piernas. No me deja, no se olvida. Todas las noches me pregunta cuándo vamos a correr», continúa.

El verdadero valor deportivo

Moisés compitió a nivel nacional, con objetivos de marcas muy serios. ¿Qué le ha reportado más satisfacción? «Creo que es algo totalmente distinto», responde. «Nunca disfruté de una carrera. 'Sufría como un perro'. Iba al máximo, a tope, a exprimirme. Ahora es totalmente diferente, porque es puro sentimiento. Es disfrute. De hecho, alguna lágrima... él se vuelve te dice cosas, la gente te anima y es algo espectacular. Hay oleadas de aplausos y de ánimo que se vuelve loco y es ahí donde se me pone la piel de gallina y te pasa de todo».

Y finaliza: «Yo ahora corro para darle una oportunidad más a mi hijo. Para que esté feliz. Para que viva una actividad que le gusta muchísimo».

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