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El Mercedes de Lewis Hamilton, durante los entrenamientos libres del GP de Italia. Bernadett Szabo / Reuters
Hamilton se reivindica el día que la joya de Mercedes la lía
GP de Italia

Hamilton se reivindica el día que la joya de Mercedes la lía

El heptacampeón se lleva el mejor tiempo en el último viernes en Monza antes de ser piloto de Ferrari, mientras su posible sustituto, Antonelli, se estrella a los 10 minutos

David Sánchez de Castro

Viernes, 30 de agosto 2024, 21:05

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Uno de los grandes momentos disruptivos de la Fórmula 1 reciente fue el fichaje de Max Verstappen por Red Bull. Por el neerlandés se peleaban los de las bebidas energéticas y Mercedes, y el órdago de darle a un chaval de 17 años un asiento en la parrilla del año siguiente fue lo que decantó la balanza. Años después se confirmó que en esa apuesta el doctor Helmut Marko tuvo buen ojo.

Es la misma táctica que ahora quieren implementar en Mercedes. Como pasó entonces, ahora hay una presunta joya en ciernes por la que varias estructuras suspiran. Andrea Kimi Antonelli es, según consideran en Mercedes, un candidato perfecto para ocupar el hueco gigante que va a dejar Lewis Hamilton. Aún no le tienen confirmado para 2025, pero es un secreto a voces. El sueño de Toto Wolff es poner a un chaval de 18 años al volante de uno de sus coches y demostrar que tras Max Verstappen hay muchos diamantes en la cantera futura. Qué mejor escenario que Monza en los teóricamente irrelevantes libres 1 para hacer una muestra de fortaleza ante sus rivales, reivindicarse delante de Lewis Hamilton, que les ha dado la patada, y otorgarle la oportunidad al chico para foguearse con un F1 real. El relato se contaba solo.

Duró menos de 10 minutos en pista. Andrea Kimi Antonelli se estrelló con violencia contra las protecciones exteriores de la Parabólica, una legendaria curva ahora modificada para este fin de semana y que ya se había cobrado de víctima al piloto del coche de seguridad, Bernd Maylander, en las vueltas de pruebas. La gran joya de Mercedes, la puerta que le cerró a Carlos Sainz el asiento en un monoplaza potencialmente ganador y el que venía a dar un golpe en la mesa hizo un estruendoso ridículo en forma de accidente. George Russell, que le había prestado su monoplaza, miraba desencajado lo ocurrido, consciente de que el golpe podía suponerle a él un serio problema para el resto del fin de semana.

Así, uno de los protagonistas teóricos de este viernes se retiraba abochornado antes de volver a enfundarse el mono de Prema para disputar la clasificación de la F2, que ahí está en su lugar. Todos están de acuerdo: le falta aún un poco de hornear a este bollo.

Pero no fue un viernes del todo negativo para Mercedes, ni mucho menos. En los segundos libres, donde realmente las condiciones de pista son más parecidas a las que se encontrarán el sábado y el domingo, Lewis Hamilton dio un aviso a los 'tifosi' que el año que viene le vitorearán: tiene muchas ganas. El heptacampeón fue más rápido que Lando Norris, el teórico primer favorito, y de Carlos Sainz, posiblemente el piloto con más ganas de triunfar este fin de semana. Si Mercedes quería demostrar al hombre que les ha convertido en un equipo de leyenda que no le iban a echar de menos, les ha salido, siendo suaves, regular.

Críticas a la pista

La disputa de los libres en Monza también sirvió para comprobar que, tal y como apuntaban los pilotos en las jornadas previas, los retoques que han hecho al circuito no son nada positivos. Quitar los peraltes, retocar las salidas de las curvas y hacer perder un poco de la vieja magia a esta pista que se estrenó en 1950 en el calendario de la Fórmula 1 ha sido una mala idea. Incluso los novatos, como el argentino Franco Colapinto en su primera sesión como piloto oficial de Williams, criticaron la pista. El novato, que ya ha demostrado su labia con las periodistas para algarabía y alboroto tuitero, no desentonó demasiado. Apenas le separaron dos décimas con Álex Albon, su compañero y jefe de filas, y más allá de alguna salida de pista sin demasiadas consecuencias (no así Kevin Magnussen, que provocó una bandera roja tras estrellar su Haas), dejó bien alto el pabellón bonaerense.

Por su parte, Fernando Alonso dejó entrever que las cosas están como estaban. Ni mal, ni bien, sino todo lo contrario. Noveno en la tanda vespertina después de ser décimo en la matutina, con pruebas de tandas largas (algo que odia en lo más profundo), con alta carga de combustible a ver si encuentran el ritmo perdido… Poco o nada se puede esperar de él este fin de semana en Monza, donde antaño había miles de aficionados que enfervorecidos gritaban su nombre. Otros tiempos.

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