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Enric Gardiner
Lunes, 15 de julio 2024, 18:10
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El tenis es así. Carlos Alcaraz conquistó hace apenas unas horas su segundo Wimbledon y cuarto Grand Slam y este deporte ya le requiere que comience a pensar en su siguiente objetivo, en los Juegos Olímpicos.
El murciano no podrá tomarse unas vacaciones en Ibiza como hizo entre la victoria en Roland Garros y el aterrizaje en la gira de hierba en Queen's y volverá esta semana a los entrenamientos, ya en tierra batida, para poder competir en condiciones en los Juegos de París, cuyo torneo de tenis se disputarán en las instalaciones del segundo Grand Slam de la temporada.
Desde que derrotara a Novak Djokovic en la pista central de Wimbledon, Alcaraz no ha tenido ni un instante de descanso. A los compromisos con la prensa y las televisiones le siguió el paso por el antidoping y una odisea para ver el partido de España contra Inglaterra.
El tenista lo tuvo que ver primero en el teléfono, mientras pasaba el control antidopaje, después, durante unos breves minutos, en la televisión en la casa que alquila en Wimbledon, el empate y el gol de la victoria de España lo vivió en una tablet camino de la cena de campeones, y los instantes finales y la celebración posterior en el restaurante londinense donde acabó bailando por unos instantes con la ganadora femenina, Barbora Krejcikova.
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Este estrés de velada, coronado con el madrugón para seguir atendiendo a la prensa, hacerse la foto con el trofeo de campeón en la pista central de Wimbledon y después una sesión fotográfica con su familia en casa, resume a la perfección la vida de una persona que es consciente de que a partir de ahora ya será instado a conseguir un nuevo récord, un nuevo trofeo y un nuevo hito.
«No me considero un gran campeón aún», esgrime Alcaraz, que posee uno de los mejores, si no el mejor, palmarés para un chico de apenas 21 años. El murciano tiene ya los mismos grandes que Manolo Santana, es el único español que ha ganado Wimbledon dos veces seguidas y es el más joven en la Era Abierta en conseguir el doblete Roland Garros-Wimbledon. Ni Rafael Nadal (3), ni Novak Djokovic (1), ni Roger Federer (3) habían conseguido cuatro Grand Slams con su edad.
Este verano puede dar un salto cualitativo en un evento que, por su estilo y su personalidad se adapta perfectamente a él: los Juegos Olímpicos. El español competirá en su primera cita olímpica en el torneo individual y en el de dobles, junto a Nadal. El objetivo, conseguir dos medallas en unas instalaciones en las que ganó hace apenas cinco semanas.
El formato del torneo en París permite un respiro físico, porque aunque ambos torneos se juegan simultáneamente entre el 27 de julio y el 4 de agosto, el cuadro individual son seis partidos a tres sets, incluida la final, mientras que el de dobles son cinco partidos también a tres sets.
Alcaraz no compite en dobles desde hace más de dos años, pero los últimos Juegos demostraron que no hace falta ser una pareja consolidada en el circuito ni un especialista en la modalidad para poder optar a presea, más cuando se compite con uno de los mejores de la historia y que además ya se llevó el oro olímpico hace ocho años.
En el torneo individual, Alcaraz tendrá que cambiar de superficie por tercera vez en un mes y no utilizará ningún torneo como preparación. La victoria en Wimbledon hubiera hecho imposible llegar a tiempo a Bastad, donde compite Nadal en individuales y dobles, o a Hamburgo, donde entre otros están Alexander Zverev y Holger Rune.
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