De los 1.400 kilómetros a Águilas a los casi 2.000 hasta Barcelona: «Dicen que en Unionistas estamos locos»

828 kilómetros separan la plaza de Gabriel y Galán y el estadio Johan Cruyff de Barcelona. Sumando la ida y la vuelta, los aficionados charros que han llenado en apenas una tarde el único bus que saldrá hasta tierras catalanas recorrerán 1.656 kilómetros en menos de un día. Aproximadamente, 20 horas de viaje, con el objetivo de animar y alentar a su equipo en el último partido de liga, en el que se juega estar una temporada más en Primera RFEF.

Es cierto que nunca fallan, pero no deja de ser noticia. En el último alegrón vivido en Lezama, cuando las cosas pintaban todavía peor, decenas de aficionados salmantinos se desplazaron para ver la primera victoria a domicilio del equipo ante el Bilbao Athletic, en un viaje que acabó en lágrimas de felicidad, tanto en el césped como en la grada. Viajar para ver a Unionistas es un tradición que espera una vez más su final feliz.

De hecho, algunos de los que han podido reservar plaza en el autobús para este sábado -el partido es a las 19:00 h. y la hora de salida es a las 07:00 h.-, también fueron a Águilas en aquel play off de mayo de 2017. Tras el partido de ida, en el que los charros lograron ganar por un gol a cero, a domicilio el 1-1 le permitió avanzar hacia la siguiente eliminatoria.

Salieron a las doce de la noche, llegaron a las nueve de la mañana y regresaron al finalizar el partido que se disputaba a las 12:00. Nueve horas de ida y nueve de vuelta para un encuentro de dos horas y media.

¿Cómo se explica esto? «Dicen que estamos locos de la cabeza», confiesa.

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