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M. Atrio
El Banco de España prevé que los alimentos suban un 12,2% este año

El Banco de España prevé que los alimentos suban un 12,2% este año

Son cuatro puntos más que lo estimado, pero mejora la previsión de inflación para 2023 al 3,7%, así como la del PIB al 1,6%, aunque advierte del posible impacto de las turbulencias financieras

Miércoles, 22 de marzo 2023, 14:01

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El Banco de España sorprende con su nuevo cálculo de la tasa de inflación para este año, que será del 3,7%, más de un punto por debajo de la previsión que el organismo hizo solo hace tres meses, cuando pronosticaron un IPC del 4,9% al cierre de 2023. En su informe trimestral publicado este miércoles indican que los precios se han «moderado significativamente desde el verano» debido «casi exclusivamente» a la energía, cuyo precio será un 13,6% más bajo que en 2022. Sin embargo, los alimentos han seguido acelerándose.

Hasta tal punto que el organismo prevé que la inflación de los alimento se revise en más de cuatro puntos al alza, hasta calcular que en 2023 los precios serán un 12,2% más altos que los tuvieron a cierre de 2022, frente al 7,8% que decían en diciembre. En 2024 la presión de los alimentos seguirá siendo alta, con una subida del 4,6%, dos puntos por encima de lo previsto. En 2025 aún será del 3,3%, cuatro décimas más.

A nivel de inflación general, en 2024 será del 3,6%, la misma que se preveía en diciembre, antes de descender al 1,8% en 2025. En cambio, la senda de reducción de la subyacente -que no incluye energía ni alimentos frescos- será «más lenta». El Banco de España pronostica que esta año esta tasa se eleve medio punto más de lo previsto, hasta el 3,9%, por lo que cerrará dos décimas por encima de la general. En 2024 estará en el 2,2% y en 2025 en el 1,8%.

Entonces, ¿ha funcionado la rebaja del IVA de los alimentos para reducir la inflación? En opinión del supervisor, ha funcionado en un 90%. En concreto, el director de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán, explicó durante la presentación de su informe que esta rebaja se trasladó en un 90% a los precios de esos productos en enero y febrero.

Tensiones financieras

En este contexto, el organismo pronostica que el crecimiento de 2023 sea mayor del esperado. En concreto, estima que el PIB avanzará un 1,6% este año, frente al 1,3% que calcularon en diciembre, debido a que 2022 tuvo un mejor comportamiento del previsto, lo que conlleva un «efecto arrastre positivo» sobre la tasa media anual de este año.

Además, el organismo indica que los mercados exteriores y las variables fiscales son ahora «algo más favorables» para el crecimiento de 2023, lo que compensa el impacto negativo de la subida de los tipos de interés a lo largo del horizonte de proyección. El problema es que el informe se elaboró antes de que explotara la crisis bancaria de la última semana, por lo que ahora Gavilán reconoce que la incertidumbre que se ha generado pueda ejercer «un cierto efecto adverso sobre el desarrollo de la actividad en los próximos trimestres», aunque también contribuirá a «debilitar la dinámica inflacionista». De todas formas, insistió en que los bancos se encuentran en una posición «sólida» y que el BCE está «listo para actuar».

«Después de la desaceleración de la segunda mitad de 2022, que se mantiene ligeramente este primer trimestre, la economía cogerá fuerza a partir de la primavera y terminará el año mejor de lo esperado», explicó Gavilán. Así, aunque el contexto económico seguirá caracterizado por una cierta debilidad, «irá recuperando vigor a medida que avance el año», señaló durante la presentación. En el primer trimestre la economía crecerá un 0,3% del PIB, según sus previsiones.

Eso supone que en 2024 y 2025 la economía tenga tasas de crecimiento bastante elevadas, del 2,3% y 2,1% respectivamente. Y aunque el consumo de los hogares ha sido una de las patas fundamentales del crecimiento económico tras la pandemia, a comienzos de 2023 seguirá presentando una «considerable debilidad» debido a las aún elevadas presiones inflacionistas, el continuado endurecimiento de las condiciones financieras por las subidas de tipos por parte del BCE -cuyos efectos no han llegado a materializarse aún por completo- y los menores colchones de ahorro disponibles.

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