Secciones
Servicios
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Opciones para compartir
Si muere políticamente hablando, Carles Puigdemontlo hará matando. Existe una complicada posibilidad de que vuelva a ser presidente de la Generalitat y su intención es agotarla hasta las últimas consecuencia y, de paso, infligir todo el daño posible a ERC, su rival en la familia independentista que ha quedado muy tocado en las elecciones del 12-M de este domingo y al que el líder de Junts quiere darle la estocada final. No sin antes recordarle a Pedro Sánchez que Junts sigue teniendo la llave de la gobernabilidad en España.
En una jugada arriesgada, Puigdemont anunció ayer desde su caurtel electoral en Francia que se presentará a la investidura. En realidad, no depende de él. Ya ocurrió en la pasada legislatura. El socialista Salvador Illa ganó las elecciones y se postuló para ser elegido nuevo president, pero la entonces máxima responsable del Parlament, la dirigente de Junts Laura Borràs, le cerró el paso al no propugnarle como aspirante.
Puigdemont asegura que tiene opciones, que no busca hacer teatro y que ya ha iniciado contactos con ERC. «Me veo como presidente», afirmó desde Argelès donde su equipo diseña el camino de vuelta a casa, que ha de producirse en las próximas semanas en cuanto sea amnistiado y se convoque el pleno de investidura. La cuestión espinosa es que si hay dos candidatos, que los habrá porque Illa también se postula, quien presida el nuevo Parlament debe elegir. De ahí que la negociación decisiva en estos momentos sea ya la de la Mesa de la Cámara, que debe constituirse antes del 10 de junio.
A pesar de la victoria clara en votos y escaños del PSC, que obtuvo 42 diputados frente a los 35 de los junteros, Puigdemont cree que tiene «más opciones» para salir elegido en segunda ronda que Salvador Illa. Para ser investido presidente en primera votación hace falta sumar una mayoría absoluta de 68 diputados como mínimo, mientras que en segunda basta con una mayoría simple, más síes que noes. Sus cuentas pasan por sumar con ERC y la CUP. Eso contabilizaría 59 escaños, más de los que podría sumar Illa con los comunes (48) o solo con el PP (57). Pero si el candidato socialista incluyera en la ecuación a los comunes y a los populares –la conjunción de intereses que otorgó a Jaume Collboni el Ayuntamiento de Barcelona– y Vox llegara a abstenerse, las cuentas de Puigdemont ya no saldrían, aunque sería a costa de que Illa se apoyara en la derecha.
El PSC alcanza la mayoría absoluta con En Comú y ERC, pero los republicanos, tras su debacle, han anticipado que se van a la oposición. No obstante, ahí está una de las claves del movimiento de Puigdemont. No solo quiere vestir con algo más de épica su retorno. Además busca presionar al máximo a Esquerra para que no entre en la fórmula progresista con los socialistas y que, si al final lo hace, quede retratada. Una OPA en toda regla a los republicanos: les pide que no pacten con el PSC, que se sumen a una posible entente independentista para formar un Gobierno de «obediencia catalana» y, si sale mal, ya habrá reconstruido los puentes para concurrir juntos en otro frente secesionista para intentar derrotar a Illa en caso de repetición electoral.
Pero en todo caso, el expresidente necesitaría que el PSC se abstenga para poder salir investido. Los socialistas se negaron ayer en rotundo a regalarle el liderazgo. Ni aunque Puigdemont amenace, como hace sibilinamente, con retirar el apoyo al Gobierno y dejarlo caer. Puigdemont exige a Sánchez que le deje gobernar, pese a que el independentismo ha perdido su mayoría y, además, mantener viva la negociación de la mesa de Ginebra, en la que trata de pactar la soberanía fiscal y el referéndum. Para el líder de Junts, esta negociación debe continuar si Sánchez quiere seguir en la Moncloa y nada tiene que ver que la ciudadanía catalana haya castigado con sus votos el 'procés'. Puigdemont no quema aún todas las naves puesto que la amnistía no está aún aprobada.
La amenaza a Sánchez es velada si acaba configurándose un tripartito, pero es explícita si Illa buscara los votos del PP y los comunes, con la abstención de Vox. «No me imagino a los socialistas catalanes teniendo el apoyo del PP, que es un partido tan malo que hizo plantearse a Sánchez su futuro», ironizó Puigdemont, que recordó que Feijóo no es presidente a pesar de haber superado a Sánchez. Llamó, junto a ello, a evitar la repetición electoral, aunque cree que él tendría «más opciones» que este 12-M.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.