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arantza furundarena
Lunes, 22 de agosto 2022, 00:08
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¿Cuántas veces tienes que casarte con el mismo para convencer al mundo de que amas a esa persona? Todas las que sean necesarias. Esa parece ser la conclusión a la que han llegado Jennifer Lopez y Ben Affleck, que llevan dos bodas en un mes y algunos no descartan una tercera... Por lo que se ha filtrado hasta ahora, al 'bodón' de tres días celebrado este fin de semana en la propiedad de Affleck en Georgia le pasa lo que a 'El padrino II', que ha llegado para desmentir eso de que segundas partes nunca fueron buenas. Y es que este enlace, con preboda, boda y posboda, actuaciones en vivo, un piano flotante y un rutilante espectáculo de fuegos artificiales, ha sido infinitamente mejor que la semiclandestina ceremonia a lo Elvis celebrada semanas antes en Las Vegas.
Se notaba que los Bennifer venían con hambre atrasada de boda. Hace veinte años tuvieron que cancelar su primer intento, así que en este han tirado la casa por la ventana. Los fastos comenzaron el viernes con una serie de actividades de entretenimiento para los ilustres invitados, entre ellos Matt Damon, Jimmy Kimmel y Jennifer Aniston, que disfrutaron de masajes relajantes, sesiones de spa y (los más audaces) excursiones en quad por las montañas que rodean el rancho que Affleck posee en Riceboro.
El viernes terminó con una suculenta cena y también con un percance que pudo dar al traste con todo el programa. La madre de Ben sufrió una aparatosa caída que le produjo un corte profundo en una pierna, por lo que los novios tuvieron que pasar unas horas en Urgencias antes de darse el sí quiero. Por suerte, la madre de Ben se recuperó lo suficiente como para ejercer de madrina en silla de ruedas.
Enfundada en un despampanante traje de novia de alta costura de Ralph Lauren, que podrá verse en detalle en la próxima edición de 'Vogue', JLo volvió a dar este sábado el sí quiero a Ben Affleck sobre un muelle flotante. Sujetaban la larga cola del traje de la novia sus hijos, los mellizos Max y Emme, y las hijas de Affleck, vestidos todos de blanco, al igual que el resto de los invitados. La intención del actor era que Lopez fuera la auténtica estrella del enlace. Y lo consiguió. Ofició la ceremonia un amigo de la cantante, Jay Shetty, especie de exmonje budista metido a 'coach' de celebridades, con más pico de oro que Yolanda Díaz.
Tras el banquete del sábado, ayer domingo celebraron la posboda con una informal barbacoa. Y salió todo tan bien (en el momento de escribir esta crónica nadie se había caído al agua) que hay riesgo de que los emocionados novios entren en bucle y sigan casándose de ciudad en ciudad, en una suerte de 'Mi gran boda tour', con espectáculos de tres días y entradas de venta anticipada.
No se descarta tampoco una 'docuserie' con sorprendentes giros de guion en cada capítulo. En el primero la tensión dramática ha recaído en la madrina. Pero en el siguiente podría ser un testigo, que perdiera un ojo con el corcho del champán, o el propio novio, víctima de una gastroenteritis aguda que obligaría a JLo a casarse con Matt Damon. En el siguiente, el falso cura hinduista contrae la viruela del mono y a los novios los tiene que casar Owen Wilson.
En el quinto o sexto, la ex del novio, Jennifer Garner, se queda sin excusas para rechazar la invitación y se ve obligada a acudir al bodorrio. En ese mismo capítulo, durante la barbacoa podría actuar Marc Anthony (ex de la novia) lo cual podría dar lugar a un rocambolesco romance y a un divertido 'spin off'. Y así hasta el capítulo final que se coronaría con un sonado plantón al pie del altar y el consiguiente divorcio.
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