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ILUSTRACIÓN: JOAQUÍN ALDEGUER

Lady Camones, otra víctima del descrédito de la democracia en Perú

Ha durado solo 38 días como presidenta del Congreso de un país paralizado, sumido en una crisis política sin precedentes. Ya no se debaten leyes, si no mociones de censura contra presidentes y ministros

dagoberto escorcia

Domingo, 11 de septiembre 2022, 00:31

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Nueve meses después de estrenar su primer gobierno de izquierda en los últimos treinta años, Gabriel Boric, presidente de Chile, vive su primera crisis y se ve obligado a sustituir a cinco ministros tras perder un plebiscito en el que se votaba el borrador de una nueva Constitución que mejoraba la instituida en la época del dictador Augusto Pinochet. Colombia vive la experiencia de acabar de elegir a un hombre de izquierdas, ex guerrillero, para su Gobierno en más de 200 años de democracia. Brasil afronta el próximo mes unas elecciones convulsionadas por una lucha entre el actual presidente, Jair Bolsonaro, y un ex presidente, Lula da Silva. Derecha contra izquierda. Conservadores frente a progresistas. El «sigo igual» ante el «quiero cambio».

Lo que ocurre en Perú es un poco más de lo mismo pero con algo más de picante. Es un ceviche con todo el cilantro que quiera. No se encuentra un nombre que se ajuste a lo que pasa en el país que ostenta el récord de presidentes procesados. Esta es una nación en la que en el Congreso no se debaten leyes o proyectos que permitan el progreso de la ciudadanía. No. El deporte preferido es la moción de censura contra ministros, las denuncias fiscales, cómo encarcelamos al presidente, adelantamos las elecciones o provocamos un golpe de Estado. Los intereses particulares antes que los de un pueblo que tampoco escapa a la crisis global. Lo de Perú es una epidemia, el país sobrevive con un virus que no mata, pero que es tan malo como el de la Covid.

La última víctima de la desastrosa política peruana ha sido la presidenta del Congreso, Lady Mercedes Camones Soriano. Contraria al partido del presidente Pedro Castillo, solo llevaba 38 días ejerciendo el cargo. Dirigía una sesión en el Parlamento cuando se vio sorprendida por la presentación de una moción de censura en su contra. Una artimaña basada en unos audios en los que el líder de su partido, APP (Alianza Popular para el Progreso), César Acuña la invitaba -también parecía una orden- a que cometiera el delito de tráfico de influencias, al mismo tiempo que la operación llevaba implícita entre sus objetivos la caída del actual presidente. La estrategia resultó un autogol. El APP perdió la presidencia del Congreso y, a cambio, se ganó una investigación por tráfico de influencias.

Con Keiko Fujimori

Lady Camones había irrumpido en la política hace cuatro años de la mano de Keiko Fujimori, la hija del dictador, al encabezar sin éxito las listas de Fuerza Popular (FP) en su región. De poco le sirvió entonces sus 15 años como funcionaria pública al frente del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil: solo fue capaz de conseguir el 3% de los apoyos populares para su candidatura. Pero hace poco más de un año consiguió finalmente convertirse en vicepresidenta primera del Congreso.

A lo largo de sus intervenciones durante los 12 meses que ocupó ese cargo, la diputada de APP dejó muy claro que consideraba que el callejón sin salida de Perú se debe resolver con la renuncia de Castillo por su «falta de preparación», «escaso conocimiento», «incapacidad» y los constantes escándalos de corrupción que le salpican. Pero su firme oposición al presidente peruano ha durado solo 38 días desde que accedió a la presidencia del Congreso.

En Perú cada día hay un caso que incrimina a un diputado. Ni la máxima autoridad escapa a ello. El pasado 9 de agosto, el propio presidente de la República, vivió su momento más dramático cuando un equipo especial de fiscales y policías se infiltró en casa del presidente buscando pruebas contra su cuñada, perseguida por la justicia. Y ahí comenzó lo que algunos medios de información han llamado «la revancha». La revancha de Pedro Castillo.

El presidente es consciente que la oposición no quiere que gobierne ni un día más. Sus opositores ya han pedido durante dos veces una «vacancia» y estaban preparando una tercera porque también dicen tener casos en los que el ejecutivo puede ser denunciado por corrupción y tráfico de influencias. Pero lo peor es que el Gobierno y los partidos políticos han ganado más desconfianza que crédito. No es en vano. Ya han sido sometidos a una moción de censura los ministerios de Cultura, Salud e Interior, y tiene en perspectiva al de transporte, desarrollo agrario y riego.

La revancha

Castillo entiende que está siendo objeto de un ataque que quiere acabar más pronto de lo imaginado con su presidencia. Y eso es lo que ahora se llama revancha. El presidente abraza los comentarios que hablan que la mayoría de peruanos avalan su gestión, pero no evita que el país piense que hay una crisis de responsabilidad, que el ejecutivo recibe muchas denuncias por corrupción, que cambiar el gabinete con tanta frecuencia solo provoca más desconfianza.

Para varios analistas políticos, preguntados por este medio, está claro que «existe una endeblez de los partidos políticos, lo cual dice muy poco de la democracia peruana», señalan. Otros medios opinan que el país necesita más reflexión para evitar que la democracia se debilité más y tenga menos confianza en los parlamentarios elegidos.

La destitución de Lady Camones no acaba con las guerras intestinas que se producen cada día. Perú es indescifrable. Tiene a Alberto Fujimori en la cárcel con una condena de 25 años. Y otros tres ex presidentes tienen cuentas pendientes para ser procesados. Otro mandatario, Alan García, en el que el mundo entero creyó, prefirió meterse un tiro en la cabeza antes que vivir en la cárcel. Y con un epitafio conmovedor: «Dejo mi cadáver como muestra de desprecio a mis adversarios».

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