La actuación de la Policía en el colegio de Uvalde fue «atrozmente deficiente»
Cerca de 400 agentes respondieron al tiroteo en un ambiente caótico de desinformación, según la comisión estatalque investiga el crimen
Mercedes Gallego
Nueva York
Lunes, 18 de julio 2022, 16:26
Los ánimos corrían este lunes calientes en Uvalde (Texas), y no tenía nada que ver con la ola de calor, sino con la indignación que azota el pueblo tras hacerse público el informe de la asamblea estatal sobre el tiroteo que conmocionó al país el pasado 24 de mayo. Un joven de 18 años, cuyo nombre no se menciona para no contribuir a la glorificación que buscaba, asesinó despiadadamente a 19 niños de entre 9 y 11 años y dos profesoras, pero eso ya está encajado. Lo que ha reabierto las heridas es ver la «abúlica» actuación policial, guiada por decisiones «atrozmente deficientes», concluye el informe, de 77 páginas.
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Cerca de 400 policías acudieron al colegio de primaria donde se desató la masacre. La Policía accedió al interior apenas unos minutos después del pistolero y, aun así, tardó más de hora y cuarto en enfrentarlo. Algunos agentes entraron resollando al galope, según muestra la cámara que Daniel Coronado llevaba en el pecho. Pero, una vez dentro, se encuentra con sus compañeros parados en el pasillo, con las armas en posición pero sin hacer intención de irrumpir en el aula donde el pistolero se ha parapetado. Se oyen más disparos y la Policía retrocede. Son las 11.38. El asesino había entrado a tiros cinco minutos antes.
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A medida que pasa el tiempo, la tensión inicial de los uniformados baja. Se relajan, charlan entre ellos, miran el teléfono, observan los dibujos de los niños en los tablones de la pared, aprovechan para echarse gel desinfectante en las manos. Cualquier enfermero sabe que, a la hora de salvar la vida de un herido, cada minuto cuenta. El marido de Eva Mireles también lo sabía. Es policía. Su mujer, una profesora de cuarto grado de 44 años, le llamó desde el interior de la clase para decirle que le habían disparado. Rubén Ruiz no se lo pensó y entró a buscarla pistola en mano. Otros agentes le interceptaron por el pasillo, le detuvieron y le confiscaron el arma. Mientras, su esposa se desangró dentro hasta la muerte, junto con sus alumnos.
«Un fallo sistémico»
De los 376 policías que respondieron a la escena, 149 eran de la unidad especial de las Patrullas Fronterizas, ya que México se encuentra a solo cien kilómetros. Patrullan habitualmente los alrededores de Uvalde y cualquier noche se les puede ver en plena redada. Otros 91 eran del Departamento de Seguridad Pública de Texas y 14, del Departamento federal de Seguridad Doméstica. Aun así, todos dejaron el mando al pequeño grupo de policías escolares, que carecía del entrenamiento necesario para tratar con un tiroteo masivo de esta envergadura.
«No se pueden seleccionar frases o párrafos aislados de este informe -dijo el diputado estatal Dustin Burrows, que colaboró en la redacción del informe-. Pero, si hay que elegir alguna, fue un fallo sistémico». Al frente de la operación estaba el jefe de policía del distrito escolar, Pedro 'Pete' Arredondo. Solo que él no lo sabía. Declaró que siempre se sintió un agente más en la escena. Con todo, en los vídeos se le ve intentando convencer al pistolero por teléfono para que se entregue, tanto en inglés como en español. «Esto puede hacerse de forma pacífica, no tiene que morir más gente», le dice. Lo que tampoco parece es que el joven de 18 años tenga interés en salir con vida. Ya le ha disparado a su abuela en la cara, al igual que a los niños con los que se parapetó. Solo aspira a salir en los titulares de todo el mundo.
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El informe estima que es «casi seguro» que ya había disparado «al menos cien» de los 142 casquillos de bala que dejó dentro del edificio, pero se le oye seguir apretando el gatillo mientras Arredondo prueba distintas llaves para abrir la puerta de la clase (no estaba cerrada con llave, pero nadie intentó simplemente girar el picaporte). «Tío, tenemos que entrar ahí, sigue disparando», se oye a un agente comentarle a otro. Uno de ellos recibe un aviso de los servicios de emergencia. «Ha llamado un niño desde la clase 12 que dice estar rodeado de cadáveres». El lugarteniente Mariano Pargas, jefe de la Policía de Uvalde, le escucha sin hacer ningún comentario. Desde el domingo ha sido suspendido temporalmente del cargo. El niño (o la niña) volvería a llamar dos veces más para informar de que había compañeros con vida, «ocho o nueve», dice. «Por favor, mande a la Policía», suplica. La Policía estaba en la puerta de su clase, pero Arredondo seguía buscando la llave. Todavía tardarían media hora más en entrar, hasta que la Unidad Táctica de las Patrullas Fronterizas derribó la puerta y mató al pistolero.
Cadena perpetua o pena de muerte para el asesino confeso de Parkland
El juicio contra Nikolas Cruz, el joven de 23 años que en febrero de 2018 asesinó a 17 personas (14 de ellas menores) en un instituto de Florida, dio ayer comienzo. Cruz, que se declaró culpable de las muertes y de otros 17 homicidios en grado de tentativa, se enfrenta a pena de muerte o cadena perpetua. La decisión (en caso de la pena capital, debe adoptarse por unanimidad) la tomará un jurado compuesto por siete hombres y cinco mujeres. El procesado, que según argumenta su defensa presenta «trastornos mentales», efectuó 139 disparos durante la masacre.
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