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Olatz Hernández
Lunes, 1 de julio 2024, 17:52
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La presidencia belga del Consejo de la Unión Europea (UE), que el primer ministro en funciones Alexander de Croo calificó de «creadora de acuerdos», dio este lunes paso a la presidencia húngara. Los próximos seis meses, la negociación legislativa de los Veintisiete estará en manos del Gobierno del ultraconsevador Viktor Orbán, que deberá mediar entre los Veintisiete para llegar a consensos, un rol difícil para un país acostumbrado a vetar cualquier propuesta europea y que en los últimos años ha tomado una deriva antidemocrática.
Bajo el lema 'Hacer Europa grande de nuevo' –parafraseando el famoso eslogan de Donald Trump–, Hungría quiere ser un interlocutor «honesto» y, a priori, muestra su voluntad de una «cooperación sincera». El programa de la presidencia húngara incluye la ampliación de la UE a los Balcanes Occidentales; y el impulso de la Defensa y la competitividad del bloque.
Pero las dudas en torno a su semestre al frente del Consejo de la UE sobrevuelan en la capital comunitaria. Y es que Orbán es conocido por su discurso contrario al control de Bruselas y favorable a que los Estados miembros recuperen más competencias.
El dirigente húngaro es el líder europeo más próximo al Kremlin –vetó la ayuda financiera a Ucrania, se mostró contrario a su adhesión al bloque– y mantiene una postura contraria al colectivo LGTBI y a la inmigración. De hecho, su país tiene congelados miles de millones de fondos europeos por sus vulneraciones en materia de derechos humanos y del Estado de Derecho. Orbán, del grupo de los Conservadores y Reformistas (ECR), quiere reforzar las fronteras exteriores de la UE.
Con todo, el poder de Orbán al frente del Consejo de la UE será limitado. Su presidencia comienza en medio de la pausa que precede a la constitución del Parlamento Europeo y de la nueva Comisión, lo que dará pocas oportunidades a Hungría para condicionar la agenda del bloque. Eso sí, el país podrá influir en la agenda de las reuniones ministeriales de los Veintisiete, dándole la capacidad de decidir qué debates tienen prioridad en el bloque.
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