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María Rego
Miércoles, 29 de mayo 2024, 19:03
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Keir Starmer tiene todas las papeletas -o al menos las suficientes- para ganar las próximas elecciones generales en el Reino Unido, pero su carrera hacia el número 10 de Downing Street no va a estar exenta de obstáculos. Incluso dentro de su propio partido. La primera polémica laborista desde el adelanto electoral la protagoniza una de sus compañeras de filas, Diane Abbott, que este miércoles acusaba a la formación de haberla vetado en las listas para el 4 de julio. Su líder lo ha negado. «Estoy muy abatida», ha insistido ella, parlamentaria desde hace casi cuatro décadas por el barrio londinense de Hackney y Stoke Newington, consciente del eco que suelen tener sus palabras.
Abbott no es una más entre los laboristas. Miembro del partido desde 1971, y muy cercana a su exjefe, Jeremy Corbyn, se trata de la primera mujer negra en sentarse en la Cámara de los Comunes y actualmente es la diputada de más edad. En los 37 años que lleva en su escaño -ella tiene 70- no se ha cortado a la hora de pronunciarse sobre los temas más espinosos. Desde el IRA, al que mostró su apoyo, al matrimonio entre personas del mismo sexo, por el que hizo campaña, o al Brexit, con su contundente rechazo. También llegó a decir que Gran Bretaña «es sin duda el país más racista sobre la faz de la Tierra». Y fue precisamente un comentario xenófobo lo que hizo que la formación la apartara hace un año de la primera línea política: «Judíos, irlandeses y gitanos no han estado sometidos a la misma discriminación que los negros, nunca fueron obligados a ir en la parte de detrás de los autobuses».
Las declaraciones de Abbott en una carta en el periódico 'The Observer' indignaron a Starmer, que intenta situar al partido en el centro ideológico desde que asumió su liderazgo y que ya entonces, con Rishi Sunak en caída libre, sabía que era el favorito para convertirse en nuevo primer ministro. Tal vez por ello no le tembló la mano al dejar sin cargos dentro de la formación a la veterana política por racista y antisemita y decidió abrir una investigación sobre el asunto, cuyas conclusiones se desconocen. Ella pidió disculpas, retiró sus palabras, denunció el odio recibido en redes sociales por su comentario... Hace no mucho recuperó su puesto como coordinadora del grupo parlamentario. «Gracias a todos los que me han apoyado en este camino. Haré campaña por la victoria laborista», proclamó tras su vuelta.
Pero a esta hija de inmigrantes jamaicanos, la primera de su familia en ir a la universidad y licenciada en Historia por Cambridge, no parece que le vayan a hacer hueco en las listas laboristas para el 4 de julio. O al menos eso sostiene ella. «Tengo prohibido presentarme como candidata», afirmó Abbott en la BBC. El líder de la formación que parece que pondrá fin a la era conservadora en el Reino Unido no tardó en desmentirla y defendió que «no se ha tomado ninguna decisión» para vetarla. La polémica, sin embargo, está servida en la primera semana de campaña y algunos parlamentarios a la izquierda de Starmer la han aprovechado para acusar a su jefe de «limpiar» el partido a su antojo.
En las filas laboristas hay quien echa de menos a Corbyn, su líder hasta 2020 y, según los medios británicos, algo más que un compañero ideológico de Abbott. El antecesor de Starmer fue señalado en su momento, precisamente, por permitir que el antisemitismo se propagara por el seno de la formación.
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