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María Rego
Domingo, 1 de septiembre 2024
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El hilo de esperanza que supuso el rescate hace escasos días del beduino Farhan Al Qadi, de 52 años, que se encontraba solo y con vida en el interior de un túnel de Gaza, quedó este domingo hecho pedazos al conocerse que las tropas israelíes habían recuperado los cadáveres de otros seis rehenes. En agosto hallaron seis más. Entonces hubo quien acusó a Benjamín Netanyahu de «sacrificar» a los cautivos para salvarse a sí mismo, pero ahora el primer ministro hebreo ha chocado con una indignación que va más allá de las palabras. Israel vive este lunes una huelga general convocada por la mayor central sindical del país, y respaldada por familiares de los secuestrados, el Foro Empresarial, la oposición o alcaldes de varios municipios, incluido Tel Aviv, para forzar al líder conservador a cerrar un acuerdo de alto el fuego que permita la liberación de quienes siguen en manos de Hamás. Vivos y muertos.
El paro ha finalizado tres horas y media antes de lo previsto por orden de un tribunal, al que el Gobierno había pedido que la suspendiera por tener un fin «político». La jornada ha arrancado con el país a medio gas, con carreteras bloqueadas y manifestaciones tras las multitudinarias protestas del domingo que congregaron a miles de personas (unas 300.000 en Tel Aviv y otras 200.000 en el resto de Israel) y se saldaron con una treintena de detenidos y varios heridos. El malestar de la sociedad hebrea se traduce este lunes en negocios cerrados, vuelos cancelados, retrasos en el transporte público y hospitales que funcionan en horario reducido, como si fuera fin de semana. Bancos y universidades se han sumado también al paro. El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, ha amenazado con ordenar no pagar el salario a los funcionarios que secunden la huelga.
Tras las multitudinarias concentraciones del domingo, diversas marchas salpican este lunes el país. En el cruce Beit Ha'emek de la Ruta 70, en el norte de Israel, por ejemplo, un centenar de personas se manifiesta con pancartas con fotos de los rehenes y banderas hebreas en sus manos. Anat Elbaz, gerente de recursos humanos en una empresa, es una de ellas: «Todos los ciudadanos merecen ser valorados y no queremos que el gobierno los abandone», explica al diario 'The times of Israel'. En Tel Aviv, otro millar bloquea una de las entradas a la capital. En Karkur, decenas ondean enseñas amarillas en solidaridad con los secuestrados y claman contra «el Gobierno de la muerte».
«¿No quieren terminar con esta pesadilla? (...). Haced lo que se espera de vosotros y llevadnos a casa inmediatamente». Eso es lo que decía el israelí-estadounidense Hersh Goldberg-Polin, el más joven de los rehenes hallados el sábado muertos, en un vídeo difundido en abril por Hamás. Tenía 23 años y como Eden Yerushalmi (24), Alexander Lobanov (32), Almog Sarusi (27) y el general Ori Danino (25) se encontraba en el festival de música Supernova cuando los milicianos atacaron el 7 de octubre Israel. Carmel Gat (40) estaba en la casa de sus padres en el kibutz Be'eri. Los seis aparecieron en un túnel bajo Rafah –en el sur de Gaza, a apenas un kilómetro del subterráneo donde fue rescatado el beduino– «asesinados a sangre fría antes de que llegáramos», aseguró este domingo el ministro de Defensa hebreo, Yoav Gallant.
El ejército, según relató el diario 'The Times of Israel', rastreaba un complejo de túneles a unos veinte metros de profundidad cuando se encontró con los cautivos fallecidos. Tenía pistas de que en la zona –no sabían en qué punto exacto– podía haber rehenes y por eso las tropas «operaban con más cuidado que de costumbre», explicó el portavoz castrense, Daniel Hagari, quien cree que los islamistas acabaron «brutalmente» con sus vidas uno o dos días –el jueves o el viernes pasados– antes del hallazgo. Las autopsias revelaron múltiples impactos de bala a corta distancia en sus cuerpos aunque Hamás atribuyó el crimen a «disparos y bombardeos» de las fuerzas hebreas. La milicia palestina añadió este domingo más dolor a todos los detalles sobre la muerte de estos seis cautivos al afirmar que tres de ellos formaban parte de una lista de posibles liberaciones en caso de alcanzarse un pacto para un alto el fuego en la Franja. Goldberg-Polin estaba en ese borrador por la herida que tenía en un brazo, mientras que a Gat y a Yerushalmi las incluyeron por ser mujeres.
«Quienes matan a rehenes no quieren un acuerdo», respondió Netanyahu sobre las intermitentes negociaciones para una tregua que siguen sin dar frutos. Muchos le acusan de boicotear esas conversaciones para contentar a sus socios ultranacionalistas y, como ellos, este domingo volvió a defender que sus tropas no pararán hasta la destrucción total de Hamás. «Los perseguiremos, los atraparemos y ajustaremos cuentas», advirtió en una jornada en la que un bombardeo hebreo sobre la escuela Sefad en Ciudad de Gaza provocó al menos cinco muertos y decenas de heridos. Además, un ataque a tiros en Hebrón (Cisjordania) se cobró la vida de tres policías israelíes. La indignación por las consecuencias de esta guerra y por la aparente falta de voluntad para sellar un alto el fuego que permita el regreso de los rehenes se encuentra en su punto máximo de los casi once meses que dura ya la ofensiva. Se vio este domingo en las calles de Tel Aviv o Jerusalén, entre otras ciudades, donde miles de personas clamaron contra el líder hebreo horas después de que se conociera el fatal destino de otros seis cautivos. Se calcula que queda un centenar en manos de los islamistas, aunque un tercio habría muerto.
The bodies of Carmel Gat, Eden Yerushalmi, Hersh Goldberg-Polin, Alexander Lobanov, Almog Sarusi, and Master Sergeant Ori Danino were found and recovered yesterday.
— Israel Defense Forces (@IDF) September 1, 2024
They were all taken hostage on October 7 and were murdered by the Hamas terrorist organization while in captivity… pic.twitter.com/9VWYHNX0Ks
Las manifestaciones para exigir un acuerdo para un alto el fuego al Gobierno de Netanyahu son cada vez más habituales, pero la huelga anunciada para este lunes –desde las 6.00, hora local– supone un punto de inflexión en la presión que trata de ejercer una parte de la sociedad israelí. El paro general ha sido convocado por Histadrut, la principal central del país, con cerca de una treintena de sindicatos asociados, tras «llegar a la conclusión de que sólo nuestra intervención puede convencer a los que necesitan ser convencidos», dijo su presidente, Arnon Bar-David. Las familias de los secuestrados respaldan la iniciativa, así como el jefe de la oposición, Yair Lapid, y el Foro Empresarial de Israel, que agrupa a unos 200 dirigentes de diversas compañías. El aeropuerto internacional de Ben Gurion anunció este domingo que paralizará sus operaciones a partir de las 8.00 como gesto de solidaridad.
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