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En las sucesivas concentraciones de protesta realizadas este martes por la noche en Madrid se vivieron varios momentos de tensión. Jesús Garcia

La nueva protesta ante la sede del PSOE colapsa Madrid y deriva en cargas y gases lacrimógenos

Los manifestantes más ultras se hicieron con el protagonismo en Ferraz, donde la Policía Nacional detuvo a siete personas por desórdenes públicos, mientras una segunda columna multitudinaria llegó a las proximidades del Congreso tras tomar la Gran Vía sin previo aviso

Martes, 7 de noviembre 2023

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La nueva y multitudinaria protesta contra la amnistía en Madrid provocó este martes por la noche el colapso del centro de la capital de España a cuenta de una marcha no comunicada que atrapó a miles de ciudadanos, amén de desatar, por segundo día consecutivo, más cargas policiales y violencia en las inmediaciones de la sede socialista de Ferraz, donde se llegaron a concentrar cerca de 7.000 personas. Los incidentes que se sucedieron al final de esta última protesta, con enfrentamientos entre agentes y algunos manifestantes, se saldaron con la detención de al menos siete personas y 39 heridos, muchos de ellos agentes.

En las proximidades del cuartel general del PSOE los antidisturbios, esta vez sí, aguantaron estoicamente cerca de tres horas de provocaciones de un número indeterminado de radicales de ultraderecha abiertamente violentos hasta proceder a disolver finalmente la manifestación originaria y no comunicada de manera expeditiva. Y, de nuevo, con los cuestionados gases lacrimógenos que ya usaron el lunes en la concentración mucho menos numerosa y menos agresiva. El resultado final de esos enfrentamientos fueron 39 personas heridas, la mayoría de ellas (hasta 29) precisamente policías, apuntaron las fuentes citadas. Según Emergencias Madrid, los manifestantes fueron asistidos sobre todo por impacto de objetos y también picor en los ojos causado por los gases, mientras que los agentes recibieron golpes.

La gran particularidad de este martes fue que la convocatoria primigenia contra la medida de gracia a los independentistas ante la sede del PSOE en Ferraz, tomada literalmente por los antidisturbios, desembocó en una segunda manifestación simultánea que, tras transcurrir sin previo aviso por la Gran Vía, acabó en una sentada frente al Congreso de los Diputados. Eso sí, a su paso provocó un tremendo caos circulatorio en el centro de la capital de España, convertido en una ratonera.

Esta vez el líder de Desokupa, Daniel Esteve, y el controvertido agitador de extrema derecha Alvise Pérez, que se habían volcado en las últimas 24 horas en los llamamientos a la participación en esta protesta al grito de «lucha frontal contra la represión gubernamental», estuvieron a la cabeza de la protesta no autorizada frente al Palacio de la Carrera de san Jerónimo, que acabó sin incidentes.

Sin embargo, lo gordo se cocía en la calle Ferraz. En las inmediaciones de la sede socialista el perfil de los concentrados y manifestantes de este martes fue mucho más joven y, sobre todo, mucho radical que el que se había visto durante las protestas de los últimos días. En ese escenario, en el que según Delegación del Gobierno se congregaron hasta 7.000 personas, se vio desde el principio que iba a haber incidentes.

Insultos al Rey

En Ferraz los insultos al Rey, a la Constitución y a la Policía se escucharon en esta ocasión casi con más insistencia que los improperios a Pedro Sánchez, a Carles Puigdemont o que los gritos contra la amnistía. Cantos del 'Cara al sol' y banderas preconstitucionales fueron dando paso conforme entraba la noche a duras provocaciones a los uniformados, que habían desplegado un soberbio operativo de seguridad. Un dispositivo compuesto por 320 miembros (siete grupos) de las Unidades de Intervención de la Policía (UIP, antidisturbios), algunos llegados en las últimas horas a la capital para reforzar los alrededores de la sede socialista, convertida en epicentro de las movilizaciones contra la negociación de los socialistas con ERC y Junts.

Los grupos de encapuchados tuvieron los primeros encontronazos con los antidisturbios, muy contenidos, pasadas las nueve de la noche. Poco después comenzó el lanzamiento de botellas y petardos y bengalas contra los agentes.  Finalmente, tal y como buscaron desde el inicio los radicales, las cargas de la Policía para evitar que las embestidas de los ultras acabaran por romper el perímetro de seguridad.

 A partir de ahí, el caos. Una batalla campal. Carreras, quemas de contenedores, golpes, gases lacrimógenos, cargas, salvas, detenidos, heridos...

El único partido parlamentario que apoyó esta convocatoria que se dispersó por el corazón de Madrid fue Vox, que llamó a los suyos a «manifestarse pacíficamente» al tiempo que ha exigido la Delegación del Gobierno que «protegiera» ese derecho.

La concentración de este martes y la posterior manifestación, como las protestas de las jornadas anteriores, no habían sido comunicadas a la Delegación del Gobierno. Se produjeron un día después de que la protesta del lunes acabara con cargas y lanzamiento de gases lacrimógenos por parte de la Policía, en una intervención que levantó muchas críticas y que el Ministerio del Interior justificó por la presencia de unas 200 personas de «estética ultra», que lanzaron objetos a los agentes.

El líder de Desokupa, Daniel Esteve y la portavoz de Vox en el Congreso de los Diputados, Pepa Millán en la concentración. EFE
Imagen principal - El líder de Desokupa, Daniel Esteve y la portavoz de Vox en el Congreso de los Diputados, Pepa Millán en la concentración.
Imagen secundaria 1 - El líder de Desokupa, Daniel Esteve y la portavoz de Vox en el Congreso de los Diputados, Pepa Millán en la concentración.
Imagen secundaria 2 - El líder de Desokupa, Daniel Esteve y la portavoz de Vox en el Congreso de los Diputados, Pepa Millán en la concentración.

Los manifestantes de este martes, mucho más violentos que los del lunes y en muchos casos embozados, además de consignas contra Sánchez, el Gobierno o Carles Puigdemont, corearon sobre todo lemas contra la Policía -como «contra los moros no tenéis cojones» o «ser policía, vergüenza me daría»-, lanzaron insultos homófobos contra Fernando Grande-Marlaska y gritaron consignas xenófobas de todo tipo.

Amalgama de colectivos

Detrás de la convocatoria de este martes hubo una amalgama de asociaciones y particulares. Como en días anteriores, Revuelta y Plataforma 711, las dos asociaciones juveniles cercanas a Vox, llamaron en las redes sociales a sus simpatizantes a acudir a la sede del distrito de Moncloa, con escala previa de reagrupación en las inmediaciones del Parque del Oeste. A ellos se unió el llamamiento de Daniel Esteve y Alvise Pérez, dos particulares con mucha ascendencia en los grupos más a la derecha del espectro social.

Pero a la convocatoria esta vez se sumaron grupúsculos ultras que no habían participado en otras protestas de estos días como Democracia Nacional y, sobre todo, Bastión Frontal, un grupo de de ideología neonazi y de carácter violento. Bastión no ha dudado en llamar a los suyos a través de mensajes públicos en las redes.

Desde Vox se hizo un llamamiento expreso a participar en esta nueva protesta ante Ferraz a través de su cuenta oficial de X . El lunes, su líder, Santiago Abascal, y el vicepresidente de Castilla y León, Juan García Gallardo, ya estuvieron presentes en la movilización en el cuartel general del PSOE.

Mientras, en la sede de Ferraz, como en la inmensa mayoría de los locales socialistas del país, desde las 16:00 horas del martea no había nadie. La dirección del PSOE transmitió por la mañana a las diferentes federaciones del partido la «recomendación» de cerrar sus sedes por la tarde y enviar a los trabajadores y militantes a casa y no celebrar ningún tipo de actividad ante lo que consideraban «cariz violento» de las concentraciones.

Sánchez apunta al PP, que se desvincula y pide «ejemplaridad»

La violencia desatada en las inmediaciones del cuartel general de los socialistas provocó este martes el rechazo del Gobierno y sus socios. El presidente en funciones, Pedro Sánchez, afirmó a través de las redes sociales que esas protestas «no quebrarán al PSOE». Y aprovechó para atacar al PP, aunque sin citarlo de forma expresa, por no condenar estas manifestaciones ante las sedes. «No esperamos nada de quienes por acción u omisión apoyan el asedio a las casas del pueblo socialistas. Su silencio les retrata. El avance social y la convivencia merecen la pena», escribió en X (antes Twitter).

El PP, por su parte, como en todas las protestas que están teniendo lugar estos días frente a los locales socialistas, se desvinculó totalmente de esta última convocatoria de concentraciones que, aunque ha vuelto a tener su foco en Ferraz, también llegó esta vez cerca del Congreso. Los populares esperan mostrar su músculo contra la amnistía el próximo domingo, cuando han convocado concentraciones contra esa presumible ley de borrón y cuenta nueva en todas las capitales de provincia.

El propio líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, exigió a última hora «respeto y ejemplaridad» a los asistentes a estas protestas contra los pactos del PSOE con los independentistas catalanes y la futura ley de amnistía. Pero, acto seguido, acusó a Pedro Sánchez de provocar un «malestar social» entre la ciudadanía. «No somos como ellos. Ni como la minoría que actúa igual», escribió en otro mensaje en X.

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