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Los últimos bombardeos de Rusia contra la población civil de Ucrania y la amenaza lanzada por Vladímir Putin sobre un eventual recurso a las armas nucleares han puesto en guardia a la Unión Europea, que ve crecer el riesgo de un conflicto duradero que agrave la crisis energética que ya se cierne sobre el continente. Su alto representante para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, no pone paños calientes a la situación y ha confirmado este martes en Madrid, durante un acto para dictar la XVII Lección Conmemorativa de la Fundación Carlos de Amberes, que «la guerra ha escalado» los últimos días mientras el presidente ruso «se niega a negociar hasta que no cumpla todos sus objetivos de guerra».
Acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, el exsecretario general de la OTAN Javier Solana y el exprimer ministro italiano Enrico Letta, los invitados al evento se han empeñado en transmitir un mensaje de unidad como receta a la amenaza rusa. Una «necesidad de cohesión» en la que los cuatro han coincidido en destacar que «Putin no se la esperaba«. »Quería aprovechar que estábamos divididos para asestar el golpe«, han constatado. Borrell también ha llamado a los países de la UE «a rearmarse de forma coordinada y conjunta para que el aumento del gasto militar sea más eficiente», en relación con el compromiso alcanzado en la cumbre de Madrid por los socios de la Alianza Atlántica para aumentar el porcentaje del PIB destinado a la defensa.
El elefante en la habitación esta tarde eran las amenazadas proferidas por el Kremlin en torno al uso de armamento nuclear en un momento en el que las tropas ucranianas están protagonización un contraataque sostenido en el este del país y cuando la OTAN se prepara para efectuar un simulacro de guerra atómica. Pero ni Borrell ni quienes le arropaban en el acto quisieron hacer mención a esta posibilidad, ya fuera por poco realista o, al contrario, para evitar mentar el «armaggedon» al que hizo referencia la semana pasada el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
Borrell cree que «Rusia se ha jugado todo a una carta en la guerra de Ucrania y le está saliendo mal»; y que Europa será azotada «por el general invierno una vez más». Por eso defiende que esta es una guerra «de compromisos, de actitudes». Por ello quizás, y pese a las sombras que planean sobre el continente y la gravedad de las declaraciones con las que Putin trata de amedrentar a Occidente, Borrell se permitió comenzar su intervención bromeando. «Quiero saludar a los servicios de inteligencia rusos, que me seguro que me estarán escuchando ahora mismo. Hasta ahora las campañas de desinformación hacia mi persona las hacían los independentistas catalanes, ahora los rusos», ironizó.
El alto representante de la UE explicó que la invasión rusa de Ucrania «está cambiando Europa», aunque no necesariamente para mal. «Putin esperaba que los europeos flaquearan, y no ha pasado eso», zanjó. Sin embargo, evitó caer en la autocomplacencia y desgranó los que, a su juicio, son los errores estratégicos que han cometido los socios europeos. «Durante años estuvimos beneficiándonos de los dividendos de la paz. Bajo el paraguas militar de Estados Unidos, que nos permitía gastar menos en defensa, con una energía barata que llegaba desde Rusia y la producción industrial en China. Ha sido un error estratégico poner la seguridad energética en manos de Rusia, dejar de lado la defensa y no vigilar la amenaza de China», desgranó.
Lo cierto es que ninguno de los presentes ahorró calificativos para describir que esta fase de la guerra, con Europa encaminándose al invierno y la guerra recrudeciéndose, cada vez es más peligrosa. Enrico Letta afirmó que «la Unión Europea nunca ha vivido una situación más dramática», Albares añadió que «es el mayor desafío desde el Muro de Berlín» y Solana constató que «estamos en un momento muy complicado». Todos abogaron por continuar por la senda de la unidad ya que, en palabras del exprimer ministro italiano, «Putin subestimó a los europeos, pensaba que estábamos divididos y por eso aprovechó para iniciar esta guerra».
Borrell alertó también de que la invasión rusa de Ucrania «está entreteniendo» a la Unión Europa de otras amenazas como la conocida como guerra híbrida. El responsable comunitario puso de ejemplo el uso de la inmigración como arma de desestabilización internacional. «Putin espera provocar una estampida en África para que haya un problema en Europa», avisó.
El alto representante de la UE también alertó de que los países europeos están perdiendo influencia en Sudamérica pese a todas las inversiones que continúan realizando en esa zona del planeta. «Nos debería alentar el desembarco de China en América Latina, donde ya es el primer socio comercial en todos los países«, subrayó.
En cuanto al final de la invasión rusa de Ucrania, Borrell dejó una reflexión en el aire que arrancó los aplausos del público: «Las guerras se acaban por dos razones: porque una parte no pueda aguantar más el combate o porque ambas partes estén interesadas en negociar. Aún no hemos tirado la toalla, pero Rusia ya ha perdido moralmente la guerra».
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