Dentro de apenas dos meses, se celebrarán las elecciones al Parlamento Europeo, para poner en marcha la X Legislatura de la Cámara de la Unión Europea. Se celebran por sufragio universal directo desde 1979 y, sin embargo, en nuestros medios de comunicación y en nuestra opinión pública se está hablando muy poco sobre la relevancia de las mismas y los efectos que van a tener en la política mundial. Únicamente se hacen referencias parciales sobre algunas cuestiones, dando por hecho que puede haber un giro relevante hacia la extrema derecha, sin analizar tampoco lo que esto significaría.
No obstante, desde mi punto de vista, hay tres elementos fundamentales que tenemos que tener en cuenta para ver por qué esta X Legislatura es especialmente relevante y por qué el Parlamento Europeo está jugando ya un papel clave en el proceso político del continente, durante al menos los últimos cinco años, en los que se tuvo que enfrentar, con acierto, a la retirada del Reino Unido, a la pandemia de la covid-19 y a la agresión rusa a Ucrania, entre otros varios desafíos. Estos tres elementos son: la iniciativa política del Parlamento Europeo; la resolución del dilema de profundización y ampliación y el refuerzo de la política exterior, en un momento en el que la UE como potencia normativa basada en valores es más necesaria que nunca y está ampliando su protagonismo.
a) El papel del Parlamento Europeo en la iniciativa política durante la IX Legislatura ha sido fundamental y ha permitido iniciar un nuevo ciclo político de una gran importancia, gracias al incremento de la participación en las elecciones de 2019, donde aumentó un 8%, cuando en las cuatro anteriores convocatorias venía reduciéndose. Sobre todo, se consiguió hacer frente a la pandemia de la covid-19 a través de las decisiones adoptadas a iniciativa del Parlamento Europeo para poner en marcha el Plan de Recuperación y el Fondo de Nuevas Generaciones que, en definitiva, suponía un avance hacia el federalismo de facto.
b) En la próxima legislatura se van a tener que resolver las decisiones tomadas en la actual y el Parlamento Europeo tendrá una posición privilegiada para hace frente a los desafíos que han quedado pendientes, especialmente la ampliación a nueve (o diez si incluimos a Armenia) nuevos Estados miembros y la continuación del proceso de reforma iniciado en el final de la IX Legislatura con la necesidad de la reforma de los Tratados. Los procesos de ampliación y profundización están intrínsecamente unidos. Es imposible abordar la ampliación a seis Estados de los Balcanes y tres o cuatro de la vecindad oriental, sobre todo Ucrania, si antes no se ha reformado la Unión en profundidad, tanto las instituciones, como el proceso de toma de decisiones y la ampliación de competencias a nuevas políticas.
c) El Parlamento Europeo tiene que jugar un papel fundamental para conseguir que la UE siga avanzando en su capacidad de tener una influencia política mundial. En ese sentido, hay que seguir profundizando la política exterior y la defensa para continuar haciendo frente a la agresión rusa a Ucrania, donde, hasta ahora, ha habido una cohesión completa entre las instituciones, los Estados miembros y la ciudadanía europea. Al mismo tiempo, la Cámara empieza a tener algunas posiciones comunes en torno a la guerra en Gaza y a la necesidad de un refuerzo de su ayuda humanitaria, en donde deberá seguir aportando un mayor protagonismo.
Especialmente, esto será posible, por un lado, por la relevancia del incremento de la participación política, como ocurrió en las elecciones anteriores, con lo que se reforzó la legitimidad de origen. Por otro lado, por el resultado de las elecciones, ya que hay fuerzas políticas claramente comprometidas con este cambio y, sin embargo, otras que creen que únicamente debe ser una continuidad. Es decir, es importante que vuelva a aumentar la participación electoral y con ello se volverá a reforzar el papel del Parlamento Europeo.
Por ello, quizás es especialmente importante las elecciones europeas. Ya que, durante esta X Legislatura, habrá que conseguir pasar de un federalismo de facto, como está ocurriendo gracias a la aplicación del Plan de Recuperación y el Fondo de Nuevas Generaciones, entre otras medidas, a un federalismo de iure. Es decir, que a través de la reforma en profundidad de los Tratados, la Unión Europea avance al menos un paso más en el modelo federal, que ya se anunció en la Declaración Schuman de 1950.
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