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Laura Weissmahr obtuvo el premio de interpretación en la Seminci de Valladolid por su papel de Maria.
Mar Coll regresa rompiendo el tabú de las madres arrepentidas

Mar Coll regresa rompiendo el tabú de las madres arrepentidas

'Salve Maria' describe en clave de película de terror el trauma de una escritora superada por su bebé, que fantasea con la idea del infanticidio

Miércoles, 30 de octubre 2024, 15:51

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Cuando Mar Coll (Barcelona, 1981) cuidaba de su hijo Gaspar bromeaba sobre el hecho de que los contenedores de la ciudad no se llenaran de madrugada de bebés abandonados. Es una frase que ha acabado en el guion de 'Salve Maria', su tercer largometraje, que llega catorce años después de que ganara el Goya a la dirección novel con 'Tres días con la familia', un título crucial que anticipó el desembarco de directoras en el cine español.

'Salve Maria' se estrena este 31 de octubre cuando ya hemos visto unas cuantas películas sobre la maternidad entendida de manera realista: las últimas, 'Creatura', de Elena Martín Gimeno, y 'Mamífera', de Liliana Torres. Su protagonista, encarnada por Laura Weissmahr, mejor actriz en la Seminci de Valladolid, es una escritora superada por un bebé demandante que no cesa de llorar y que vomita la leche que mama. Maria está sola, pese a la buena voluntad de su chico (Oriol Pla). Cuando empieza a darle vueltas a la idea de que ojalá no hubiera nacido su hijo se obsesiona con la noticia de un infanticidio: una mujer francesa ha ahogado en España a sus gemelos de 10 meses en la bañera.

Tráiler de 'Salve Maria'.

«Yo fui madre bastante tarde, pero ya había vivido las maternidades de amigas y estaba sobre aviso», relata la directora. «Fue una experiencia mucho más exigente a nivel físico y emocional de lo que había imaginado. Te asusta la responsabilidad y te acechan los miedos cuando te entregan una cosa que está como medio acabada».

La novela de Katixa Agirre 'Las madres no' sirvió para que Coll y su coguionista habitual, Valentina Viso, escribieran una historia que se atreve a abordar un tema tabú: el de las madres arrepentidas. «Me sentí muy interpelada por el libro. La idea de tratar el puerperio desde el género del terror psicológico cotidiano era diferente, tenía todo el sentido».

Maria se esfuerza por ser una madre como las demás. Asiste a talleres de lactancia y trata de amamantar al pequeño, pero sus lloros y la exigencia de una constante atención la sacan de quicio. Vive en un piso que se cae a pedazos. El padre asegura que, de momento, no puede cogerse la baja por exigencias en el trabajo. Maria está sola y tiene sueño, algo crucial que no suelen reflejar las películas y que condiciona su estado de ánimo.

La directora Mar Coll en la Seminci de Valladolid.

«Estás más acompañada que nunca, pero paradójicamente es un momento de absoluta soledad», asiente Coll. «Tienes un bebé pegado a ti todo el rato, no te puedes ni ensimismar. Un niño los primeros meses no te da respuestas, demanda una compañía que se hace repetitiva y tediosa. Los viajes se te hacen larguísimos».

La autora de 'Todos queremos lo mejor' precisa que, por fortuna, su experiencia de maternidad no es como la de la película. «La soledad de Maria hace que sus pulsiones oscuras se disparen. Siente culpa y vergüenza, se encierra en sí misma y entra en un bucle. El desorden hormonal contribuye a la fragilidad. Por eso cuando tienes un bebé la Sanidad te cita doscientas veces, el Estado te vigila para que tú y el bebé estés bien».

La sombra del infanticidio logra que 'Salve Maria' se diferencia de otras películas sobre 'malas madres'. Llegado un momento, la protagonista deja su bebé al cuidado de otros y emprende un viaje al Vall de Boi, en el Pirinero leridano, para conocer a la filicida. El tono del filme cambia para acecarse al cine de terror, un género con el que Mar Coll reconoce no disfrutar porque lo pasa mal: «Tengo miedo, porque yo me meto mucho en las películas».

Laura Weissmahr y Oriol Pla en 'Salve Maria'.

«Mezclamos el realismo cotidiano con los código del thriller. Estilizamos la atmósfera y apelamos a referentes como Hitchcock y Polanski, nos gustaba ese punto retro», apunta la cineasta catalana, que otorga una presencia crucial a la banda sonora de Zeltia Montes.

Cuotas de directoras

Mar Coll no se siente pionera, pese a que cuando debutó hace casi quince años apenas existían directoras más allá de Isabel Coixet e Icíar Bollaín. «Formo parte de una generación de cineastas que llega a la industria desde las escuelas de cine. No hay un sesgo, ruedas por derecho propio porque has pagado la matrícula, no dependes de un productor hombre», explica esta partidaria de las cuotas. «En mi primera películas las jefas de equipo eran todo tías, pero porque las escogí yo inconscientemente. La presencia de mujeres atrae a mujeres, por eso es importante las cuotas, para romper inercias».

'Salve Maria' la considera heredera de todos esos relatos previos de mujeres, como la novela de Joan Didion 'Noches azules', dedicada a su hija Quintana: «En cuando nació ella, ya nunca dejé de tener miedo». El póster, con un pecho del que emana leche, deja claro que estamos ante una película incómoda llamada a remover al espectador. En Instagram no ha pasado el filtro de la censura y la distribuidora, Elástica Films, ha tenido que sacar una versión con el pecho tapado. «Lo de Instagram ya lo habíamos previsto, pero no que Adif (entidad pública que administra las estaciones de tren) lo rechazara. Me parece sorprendente antes que indignante. Hay una escisión entre lo que la sociedad tolera y unos protocolos hechos para no ofender no sé a quién exactamente».

El polémico póster del filme.

En 'Salve Maria', la protagonista recurre a la escritura para volcar su trauma y establecer un vínculo con su hijo. ¿El cine le ha servido a Mar Coll para lo mismo? «El cine lo que sirve es para alejarme de él», contesta divertida. «La conciliación en este oficio es una quimera. Yo soy madre separada y me tuve que mudar a casa de mi madre. Para Maria lo importante es decir las cosas, porque nombrar lo que te ocurre es importante para entenderlo y que no se convierta en un fantasma monstruoso».

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