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Asistentes a la primera edición de las Conversaciones de Salamanca (1955) Web Industrias del Cine

70 años de las «Conversaciones en Salamanca» que sacaron al cine español del aislamiento

La capital charra fue escenario de debate y reflexión, encuentros y desencuentros, en busca de un cine con ideas y lenguaje nuevo que dejara de ser sólo folclórico y patriótico

Paula Hernández

salamanca

Domingo, 18 de mayo 2025, 18:58

Por estos días se cumplen los 70 años. La capital charra fue el escenario, del 14 al 19 de mayo de 1955, de las «Conversaciones en Salamanca» (oficialmente, «Primeras Conversaciones Cinematográficas Nacionales»), organizadas por el Cine-Club Universitario, que se celebraron en el Aula «Francisco de Vitoria» del antiguo Estudio, con Antonio Tovar en el Rectorado. Ese fue el escenario de debate y reflexión, encuentros con desencuentros inmediatos, con la mirada puesta en el futuro. Los jóvenes querían hacer un cine crítico con un lenguaje nuevo.

«Conversaciones en Salamanca»

La revista «Cinema universitario», dirigida por Luciano González Egido y editada en la capital salmantina, en su número 1 (febrero de aquel año), hacía un 'Llamamiento' a los lectores y cinéfilos: «El cine español vive aislado. Aislado no solo del mundo, sino de nuestra propia realidad». Eran las palabras iniciales. Críticas, como no podía ser de otro modo. «Cuando el cine de todos los países concentra su interés en los problemas que la realidad plantea cada día, sirviendo así a una esencial misión de testimonio, el cinema español continúa cultivando tópicos conocidos y que en nada responden a nuestra personalidad nacional», proseguía. Lo calificaba como una cinematografía «de muñecas pintadas». Así, «el problema del cine español es que no tiene problemas, que no es ese testigo de nuestro tiempo».

Publicación del primer número de la revista 'Cinema Universitario' Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

El diagnóstico, en carne viva, era este: «El cine sin ideas es un cine informe». Se apelaba a «la mejor tradición de nuestras artes y nuestras letras como solución a los males (…) Hay que dar expresión contemporánea a un nuevo arte, mediante un contenido que existe en nuestra antigua tradición humanística». Se referenciaba su «angustiosa soledad, alejado del mundo, de la realidad y el pensamiento». Terminaba: «El cine español está mudo». Esas palabras eran firmadas, entre otros, por Basilio Martín Patino (coordinador de las jornadas), Juan Antonio Bardem, Paulino Garagorri y Manuel Rabanal.

La acogida fue pronta y generosa. En la «Primera relación de adhesiones» se hacía constar el apoyo de los catedráticos Miguel Cruz Hernández, Fernando Lázaro Carreter, Alonso Zamora Vicente, Enrique Tierno Galván y Carlos París. Figuraban, asimismo, personalidades de otros ámbitos, como la cultura (Ernesto Giménez Caballero), el periodismo (Juan Fernández Figueroa y Jaime Campmany) y el propio cine (Julio Diamante, Joaquín y Rafael Romero Marchent, José Luis Dibildos). Había diversidad de colores y matices en la lista.

Luis García Berlanga, Juan Antonio Bardem y Ricardo Muñoz Suay Filmoteca Española/Berlanga Film Museum (BFM)

Las Conversaciones contaron con diversas ponencias: de Juan Antonio Bardem, la más llamativa. El cine español era «políticamente ineficaz, socialmente falso, intelectualmente ínfimo, estéticamente nulo e industrialmente raquítico», apuntó, directo al corazón del problema. Fin. Entre los asistentes, Luis García Berlanga, Fernando Fernán Gómez, Ricardo Muñoz Suay, Carlos Saura, José Luis Sáenz de Heredia o Fernando Vizcaíno Casas. El acto de clausura, con la lectura de las conclusiones, se celebró en el Paraninfo de la Universidad.

El número 2 de la citada revista (de octubre-noviembre) recoge el trabajo «Después de las Primeras Conversaciones», que firma Luciano González Egido, profesor universitario, articulista y crítico de cine, además de ensayista, poeta y narrador. Encabeza el texto de esta manera: «Sin haber transcurrido todavía un año, la verdad de lo que pasó aquí se ha desvirtuado de tal manera que no queremos ni pensar lo que será de verdad dentro de otro año y de otro y después. Decimos después, cuando la verdad falseada se solidifique y forme cuerpo de doctrina». Eso para empezar. «Cuando se clausuraron y se dio lectura a las Conclusiones nadie protestó ni dijo esta boca es mía». Sin embargo, comenzaron «a llegar los periódicos y las revistas de Madrid. Y fue lo malo», explica. «Hubo una absoluta libertad de expresión». Se publicitaron, estuvieron abiertas a los interesados en el cine español, las sesiones fueron públicas y «a nadie se le dejó con la palabra en la boca».

Ricardo Muñoz Suay, José Gutiérrez Maesso, Juan Antonio Bardem y Luis García Berlanga durante una sesión de las Conversaciones de Salamanca IVAC La Filmoteca

«El espíritu de Salamanca»

Así, las «Conversaciones Cinematográficas» en Salamanca, calificada por González Egido como «ciudad ascética», no representaron «ni discusión de problemas estéticos ni tribuna de cuestiones extracinematográficas». En el encuentro «se habló de cine». El intelectual salmantino remarca que «la importancia histórica que tengan, no lo sabemos. Por lo pronto, han levantado revuelo. En los periódicos se ha hablado de cine español. En los cafés se ha discutido de cine español. Esto ya es algo. Pero deseemos de veras que la importancia histórica de las Conversaciones no se quede en esto solo».

Pasado el tiempo, Martín Patino las definió como «un contubernio posibilista-católico-estalinista-falangista-capitalista». El director de «Nueve cartas a Berta» no se anduvo por las ramas. No supusieron una ruptura, pero sí un cambio con lo anterior, un 'asomar' la cabeza, entre tanto cine folclórico o «patriota». Comenzó a hablarse del «espíritu de Salamanca».

González Egido había avisado: «Antes de celebrar unas Segundas Conversaciones, es necesario llevar a la práctica lo que se propuso en las Primeras». Tardaron en llegar. Seis décadas. Se convocaron y celebraron a principios (del 3 al 5) de marzo de 2016. Pero esa es otra historia. En 2002, Chema de la Peña filmó un documental con algunos destacados asistentes y participantes al encuentro. Lo tituló «De Salamanca a ninguna parte». Ganó un 'Goya'. En marzo de 2023 David J. Aguado presentó el cortometraje «Salamanca 1955» en una sala de la ciudad. Ganó el interés de los espectadores.

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