Borrar
Pilar Jiménez Sánchez, presidenta de Atenea, en el despacho de la asociación. Álex López
Atenea reclama más medidas educativas y apoyo emocional para los niños con altas capacidades

Atenea reclama más medidas educativas y apoyo emocional para los niños con altas capacidades

La asociación considera que queda mucho por hacer para favorecer una inclusión real de estos alumnos en el sistema educativo y defiende que los diagnósticos privados deberían ser aceptados para agilizar la implementación de medidas que les ayuden a conseguir el éxito escolar

Ana Carlos

Salamanca

Domingo, 14 de mayo 2023, 16:38

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Los prejuicios pesan mucho a la hora de imaginar cómo es un niño con altas capacidades. Todavía es frecuente que la gente piense en menores brillantes cual pequeños Einstein que sacan notas muy altas, destacan tocando instrumentos musicales y no saben jugar al fútbol.

Por eso cuando una familia ve en sus hijos una serie de características atípicas que les hacen comprender que algo pasa, muchas veces no sospechan de qué se trata. Pueden ser el vocabulario, muchas aficiones, una curiosidad que no tiene nada que ver con la de los amigos de su entorno. Empiezan a encontrarse aislados pero no porque no sean sociables, sino porque no encuentran afinidad con otros. Tienen gustos muy dispares que normalmente coinciden con los de personas más adultas, por lo que conectan con gente más mayor que ellos. La gran mayoría son muy disruptivos en clase, por ejemplo.

«Hay un montón de síntomas, pero hay otras veces que no hay ninguno. O solo piensas que tu hijo es muy espabilado y no vas más allá», señala Pilar Jiménez Sánchez, presidenta de la Asociación Salmantina de Apoyo a las Altas Capacidades Atenea. La experiencia le ha enseñado que solamente empiezan a saltar las alarmas cuando hay problemas y éstos se dan cuando estos niños no son atendidos y no son entendidos.

Aunque resulte chocante, uno de los problemas que suele darse es el fracaso escolar. Se calcula que el 60 por ciento de los alumnos con altas capacidades lo sufre. La razón es que sienten que el colegio no les aporta nada y se acaban aburriendo. O no ven utilidad en lo que les enseñan y «aprovechan» su tiempo en otros intereses. O empiezan a profundizar e indagar tanto en un ámbito que se pierden. No se puede establecer un único perfil o unas únicas características porque cada persona es un mundo, y las que tienen altas capacidades no son una excepción. Eso hace que al principio las familias se encuentren muy perdidas y lleguen a pensar que puede tratarse de autismo, TDAH y patologías que no tienen que ver.

Atenea nace en 2015, de la mano de un grupo de familias que tras vivir una experiencia así, habían descubierto que sus hijos tenían altas capacidades. Se sentían solas ante esta situación, sin saber bien cómo abordar los problemas e incertidumbres que se les presentaban. «El problema que nos encontramos todos es la falta de información, la desinformación y la falta de formación», asegura. Por ello coincidieron en pensar que necesitaban una entidad que les ayudase. «Cuando no hay un lugar a donde ir los padres empezamos a leer, a formarnos, a estudiar, a hacer cursos y al final los expertos somos nosotros», apunta resignada. A partir de ahí, les une el deseo de ser escuchados y de que se rompan estereotipos, para contar en primera persona que se trata de pequeños muy normales, pero con problemas.

Fracaso escolar, depresión y otros problemas serios

Entre las principales dificultades con las que se topan los niños con altas capacidades está el sistema educativo, acostumbrado a tratar a los alumnos en el mismo nivel y que apoya a los que se encuentran por debajo de esa línea. Se hace mucho hincapié en que hay que ser empáticos con las personas con discapacidad y con todo tipo de dificultad y Atenea está completamente de acuerdo con que así sea. Pero «nos hemos olvidado que también sufren dificultades aquellos que no se adaptan aunque sea por arriba», critica Pilar, que afirma que estos se convierten en «invisibles» porque se considera que como son capaces, pueden salir adelante solos. 

 «Tener capacidades se considera como éxito seguro y no es así. Cada vez estamos viendo más fracaso escolar, niños con muchísimas depresiones, desencantados del sistema, intentos de suicidio. No estamos hablando de cualquier banalidad», denuncia, porque cuando una persona siente que no encaja, empiezan los problemas.

Las soluciones, a juicio de la asociación, pasarían por agrupar a los alumnos por capacidades y no por edades. También por trabajar con un sistema diferente y no basado en lo memorístico y rutinario. Reconocen su complejidad, pero lamentan que tal y como están las cosas, para muchos de esos afectados ir a clase cada día es un castigo e incluso somatizan con dolores esta situación. Las familias luchan mucho para tratar de conseguir enriquecimientos curriculares o que se les ascienda de curso que muchas veces no llegan. La paciencia y el desgaste que sufren en el proceso es evidente.

Aunque de forma muy lenta, la Consejería de Educación de Castilla y León ha empezado a poner en marcha algunas iniciativas para el alumnado con altas capacidades. Pilar explica que desde el CREECYL, el órgano de la Junta encargado de la atención a la diversidad, se han creado una serie de talleres que se imparten todos los cursos. En sus comienzos estos solo se ofrecían en Valladolid, por lo que los interesados tenían que desplazarse hasta allí.

Actualmente se imparten en todas las provincias, pero cuentan con muchas limitaciones. Por un lado sólo se desarrollan durante unas pocas jornadas. Este año en concreto tuvo lugar los sábados del mes de marzo. Y por otro lado, solo están dirigidos a los alumnos reconocidos en la la clasificación de la Atención Temprana del Desarrollo Infantil (ATDI), por lo que muchos se quedan muchos fuera. Pero además, Atenea defiende que el enriquecimiento curricular para estos niños tiene que darse durante todo el curso, en la propia escuela y en horario lectivo, para que no quite tiempo de su juegos, ocio y vida familiar a los chavales.

La asociación Atenea tiene su sede en la Casa de Asociaciones de la calle Gran Capitán. Álex López
Imagen principal - La asociación Atenea tiene su sede en la Casa de Asociaciones de la calle Gran Capitán.
Imagen secundaria 1 - La asociación Atenea tiene su sede en la Casa de Asociaciones de la calle Gran Capitán.
Imagen secundaria 2 - La asociación Atenea tiene su sede en la Casa de Asociaciones de la calle Gran Capitán.

La asociación lamenta que la detección de las altas capacidades desde Educación es claramente insuficiente y la Consejería sigue sin admitir los diagnósticos hechos en centros privados. Este es un asunto que ocasiona muchos problemas a las familias y uno de los caballos de batalla del colectivo. «Si mi hija va a clase con gafas nadie duda del óptico», por eso considera que es absurdo que se dude del trabajo realizado por un profesional. Los padres sienten que la Junta les trata como si hubieran «comprado» el resultado en el que quedan patentes las altas capacidades, cuando la realidad es que han tenido que molestarse y emplear su tiempo en buscar un buen profesional, además de gastarse bastante dinero para saber qué les está pasando a sus hijos y comprender las razones que se encuentran tras sus problemas. Y no lo hacen por gusto, sino porque el sistema no les ha dado las respuestas.

Por todo ello, una de las grandes reivindicaciones de Atenea para estos niños es que no se pasen tres o cuatro años a la espera de la validación de un diagnóstico (para lo que además existen test que permiten contrastarlo), amparándose en que no se pueden repetir las pruebas hasta unos años después. Los niños necesitan cuanto antes recibir la atención que precisan.

Pero además, no hay que olvidar nunca el cuidado la parte emocional, porque son niños muy sensibles y volubles, y ello les conlleva un gran sufrimiento. Muchas veces los profesores no comprenden esto y les exigen mucho basándose en que tienen capacidad, pero sin entender la raíz de sus problemas ni la complejidad de los mismos.

Escuela de padres y otros servicios

Atenea cuenta actualmente con unas 35 familias asociadas y trata de atender a todos los padres en la medida de lo posible, aunque reconoce que, al estar formada por voluntarios, el tiempo es reducido. Intentan formar a los progenitores para que comprendan que no se trata de ningún tipo de «enfermedad», todo lo contrario, pero hay que dar una vuelta al pensamiento social que hay sobre ellos. «Que la gente empiece a pensar que son niños perfectamente normales pero que tienen quizá una mayor necesidad de saber o que aprenden más rápido que el resto. Es una capacidad, pero no son superiores al resto». Tampoco son genios que se vuelven locos, cosa que sorprendemente han tenido que escuchar incluso en algún foro organizado por administraciones públicas.

La actividad estrella de Atenea es la Escuela de Padres, dirigida por una psicóloga y que busca servir de guía frente al desconocimiento con el que llegan las familias. En ella se enseña desde el funcionamiento del cerebro de estos niños y niñas, muy distinto al de los chavales normotípicos, hasta la forma de afrontar diversos comportamientos distintos que presentan.

También desarrollan una academia de robótica que tiene mucho éxito entre los pequeños participantes y que desean mantener en el tiempo. Otras actividades se van desarrollando en función de intereses y apetencias de los chavales. Suele salir casi todos los años algo relacionado con la astronomía porque es un mundo que cuenta con muchos aficionados, del mismo modo que el ajedrez. Pero también ofrecen algún deporte, porque muy en contra de lo que marcan los clichés sociales también les gustan y de hecho un tipo de alta capacidad es la física. Un ejemplo de ello es el deportista Rafa Nadal, defiende Pilar. Y es que existen muchos tipos de inteligencias y de altas capacidades. Sociales, artísticas y de otros tipos. Lo importante es conocer las debilidades y capacidades de cada uno para trabajar sobre ellas.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios