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Leo Martín Sánchez, propietario del bar 'Montero' en la plaza del Corrillo. José Manuel García
Bares con historia

El bar de Salamanca con una máquina registradora de 1890 «que aún funciona»

El Montero, en la Plaza del Corrillo, es conocido por su gran variedad de tapas elaboradas al momento al más puro estilo de taberna clásica

Laura Linacero

Salamanca

Sábado, 26 de julio 2025, 12:56

La fachada llama la atención. Ubicada en una céntrica plaza de Salamanca, el marco verde que rodea la puerta imanta las miradas. Un estilo clásico con ornamentos decorativos a los dos lados de la entrada que sirve de tráiler de lo que se puede encontrar dentro. Esos detalles son una pista, pero el rótulo que preside da evidencia de que su interior es especial: 'Casa de comidas fundada en 1890'. El Bar Montero, en la Plaza del Corrillo, lleva más de un siglo presidiendo la entrada a la Rúa Mayor. En manos de la familia de Leo, ya es casi medio siglo. «Nosotros llevamos desde el 77», comenta el actual regente.

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Fueron sus padres quienes se lanzaron a tomar las riendas de este conocido establecimiento. «Al principio esto era una fonda, luego ya fue un bar normal y desde hace unos 18 años, hacemos tapas elaboradas al momento», explica Leo. Presume de ser uno de los primeros sitios en Salamanca con este tipo de gastronomía. «Es un restaurante con tapas en miniatura», trata de definir el hostelero. Pero eso no significa que sean de menor categoría, de hecho, han sido premiados en varias ocasiones en los concursos de tapas de la ciudad. «Hamburguesas, callos, ahora en verano más ensaladillas, salmorejo, puerros... productos aquí de la tierra», enumera Leo.

Y es que es otro de sus eslóganes: 'Cocina de Mercado' porque tratan de dar prioridad a los alimentos de proximidad. La comida de siempre en un restaurante que parece de los de siempre. «Yo soy un enamorado de las tabernas de Madrid y quiero reflejar aquí esa esencia de tabernas inteligentes que se adaptan a todo», explica. Cumple con la decoración de ese tipo de locales que además aúna con su pasión. «Soy un poco chatarrero, me gustan mucho las antigüedades», reconoce.

Sus dos pasiones reunidas en el bar

Y no es ningún secreto porque solo hace falta dar un vistazo rápido alrededor del bar para darse cuenta que esa afirmación es certera. Sobre la barra, desfilan varios ventiladores 'vintage' «algunos del siglo pasado», una máquina de escribir del mismo modelo con el que Agatha Christie escribió 'Asesinato en el Orient Express', una máquina registradora de 1890 «que todavía funciona», una vitrina con un centenar de botellas portuguesas en miniatura e incluso un cartel que anuncia los precios en pesetas.

Todo eso es el Montero y es Leo. Una estampa de un tiempo pasado que el hostelero quiere traer al presente. Con esa intención hizo una reforma también hace dos décadas para darle ese aire de taberna antigua. «Levanté las paredes de cal con yeso y dejé vista la piedra y los ladrillos, saqué todo lo original de las paredes», explica. Todo ello en el primer piso, pero al subir las escaleras espera un muestrario de su segunda pasión: el arte. Una colección de cuadros de Florencio vicente Cotoval adornan las paredes del comedor e hipnotizan a los comensales que no saben dónde mirar. «No tengo sitio para más», ríe Leo.

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  1. La anécdota estrella del Montero

    Las sopas de Maribel Verdú

Leo Martín tiene un cuaderno con firmas y distintas dedicatorias. En ese montón de páginas, metió la foto que se hizo junto a Maribel Verdú y Aitana Sánchez-Gijón después de actuar en una obra de teatro en el Liceo. «Nos pidieron una sopa y no la tenemos en la carta, pero la hicimos», recuerda el hostelero. Una instántanea que se une a las miles de historias que acumula el Montero con su casi medio siglo bajo la familia Martín Sánchez.

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