La bici no quiere más «mala suerte»
El mundillo ciclista de Salamanca se reúne en torno a Estela Domínguez y se niega a asumir la fatalidad del goteo de víctimas pese a que conviven con el riesgo
Abrigados hasta arriba, para los centenares de ciclistas reunidos en Salamanca para rendir tributo a Estela Domínguez el frío es lo de menos. Maillots, culotes, guantes y gorros harán su trabajo a conciencia, como requieren los aficionados que no se bajan de la bici ni bajo cero. Lo hacen muchos domingos, pero quizás hoy tiemblan por el recuerdo de esa joven promesa de los pedales malograda en la carretera. Es imposible no preguntarse cuándo volverá a ocurrir y a quién.
Publicidad
Es Salamanca tierra de grandes ciclistas. Esta es la cuna de Agustín Tamames, toda una leyenda subido este domingo a su bicicleta para estar donde hay que estar. La tierra de Lale Cubino, mito del ciclismo bejarano, ganador en las tres 'grandes', también a lomos de su bici esta fría mañana en compañía de otro gigante de las rampas de Béjar, Santi Blanco, gloria también de los pedales.
Se nota que España es tierra de ciclistas y ahora disfruta del 'boom' de un deporte que vive un momento dulce gracias a una creciente afición que, de cuando en cuando, se ve sacudida por un suceso de este tipo. Lo ocurrido corrió como la pólvora el jueves pasado y por los mismos cauces se generó de forma espontánea la cita de este domingo. Tres días después, minutos antes de la hora prevista para la convocatoria, muchos de los asistentes se arremolinaban en grupos mientras rumiaban dentro de sus prendas lo ocurrido.
«Ha sido una gran mala suerte», reconoce Oche, de Promesal, uno de los responsables de conseguir los permisos para ir en pelotón hasta el lugar del accidente. El punto, donde la N-620 se desvía hacia el polígono industrial, es a todas luces de alto riesgo. Hay mucho tráfico (14.000 vehículos al día), está en una ligera rampa que reduce la velocidad del ciclista y es acceso a un lugar de muchas prisas, el polígono cercano. Sol de frente o un despiste, las dos hipótesis que se investigan, provocaron que el camión atropellara a Estela.
Todos los presentes se han visto alguna vez de cerca el peligro, inmersos en una trampa por elegir carreteras inadecuadas, pero casi siempre por el agresivo tráfico o por culpa de conductores poco considerados. Es fácil ponerse en la situación de la joven ciclista porque jugarse el tipo es el día a día de los que practican este deporte en carretera abierta.
Publicidad
Por eso, reclaman más concienciación y respeto a uno de los eslabones más débiles de la circulación, ciclistas que, junto a peatones y motoristas, son los que con más severidad pagan las consecuencias de un accidente. Se niegan a asumir la fatalidad, a que convivir con el riesgo como lo hacen sea la justificación de un goteo de víctimas implacable. En la tierra de los grandes esforzados de la ruta, de los Perico, Induráin, Tamames o Cubino eso es inaceptable y toca empezar a ponerle soluciones. Por Estela y por las decenas de aficionados que mueren cada año por el simple hecho de dar pedales.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión