La caída de un árbol sobre un bar en Salamanca que alerta a una popular zona de chiringuitos

La caída de un árbol de grandes dimensiones ha puesto en guardia a los chiringuitos de la zona de La Aldehuela, una de las más populares de Salamanca, por el riesgo que suponen varios ejemplares con pocas raíces, algo que se evidencia con el viento y con la humedad del terreno tras semanas de lluvias casi constantes. En los últimos años, varios grandes ejemplares de esta popular zona de bares se han desplomado.

Dos de las líneas de árboles próximas a los chiringuitos del primer tramo del paseo fluvial, frente al aparcamiento donde se pone el rastro en La Aldehuela, han aparecido encintadas para advertir del riesgo. Lo hacen este viernes cuando se han registrado en la capital rachas de hasta 58 km/h por el paso de una nueva borrasca.

Los afectados son varios grandes ejemplares agrupados en dos zonas; unos junto al letrero de llegada a La Aldehuela y otros unos metros más adelante. Se trata de árboles de gran porte y con algunos precedentes peligrosos porque en la misma zona ya se han caído varios.

El más reciente, la caída hace unos días de uno de los ejemplares ahora perimetrados que aplastó parte de un chiringuito. Se produjo la noche del pasado sábado y dejó maltrechas parte de las instalaciones; por suerte, cayó sobre un almacén y no sobre la zona de cafetería.

El titular se lo encontró sobre el tejado de uno de los módulos de almacén y, por fortuna, ya perimetrado con cintas; alguien del servicio de bomberos había acudido al aviso. El motivo de la caída, además del viento, la falta de raíces profundas y acordes al porte del árbol, de 15-20 metros de altura, y la humedad del terreno.

Por fortuna, la caída se produjo de madrugada y sin usuarios en un establecimiento que suele tener bastante afluencia en su terraza, a unos metros del lugar donde se desplomó el árbol. A principios de la semana, operarios de una empresa forestal talaban y partían en varios trozos los restos.

El temor a que el resto sufran la misma suerte ha llevado a perimetrar la zona, tanto en el lugar donde cayó el último ejemplar como en la otra citada. Sin embargo, el peligro esta ahí porque, hace dos veranos, un gran ejemplar cayó sobre la valla de las piscinas. Y otro se desplomó en el interior de otro de los recintos, donde uno también sufrió un incendio.

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