La calle de Salamanca donde aparcar gratis tiene los días contados: pros y contras de los refugios de la ORA

Antes de que acabe el año, si una tramitación problemática no lo impide, Salamanca lo tendrá todo listo para incorporar nuevas calles al sistema de aparcamiento de pago. Eso acabará con los últimos reductos que tenían los conductores salmantinos para aparcar gratis en la calle cerca del centro, 'rinches' muy codiciados por vecinos y usuarios para los que ahora cambian las reglas del juego.

Así está previsto en el próximo contrato de gestión de la ORA, el sistema de estacionamiento regulado que estrenará parquímetros con pantalla a color, nuevos sistemas de pago y (por fin) cambio de monedas y un nuevo depósito de la grúa, pero ante todo ampliará su radio con 600 plazas más en nuevas zonas.

Según lo estipulado en el contrato, se incorporan a la regulación del estacionamiento de vehículos zonas del casco histórico y de los barrios Fontana, Santo Tomás y Alamedilla para mejorar la movilidad de la ciudad y la calidad de vida de las personas residentes.

Según el ayuntamiento, la nueva delimitación consolidará la protección de los vecinos en las zonas más saturadas y céntricas: se busca un efecto disuasorio y priorizar a los vecinos, que tienen la opción de la tarifa de residente, y esta es una de las claves.

Según el pliego de condiciones, se amplían 627 plazas, hasta las 3.220, y en un futuro podrían ser más por toda la ciudad; la recaudación sube medio millón de euros, hasta los 3,5 millones anuales. Es la ratio por habitante en Salamanca todavía una de las menores de toda Castilla y León, según el consistorio, pero muchas más que en estos momentos y una expansión a zonas donde habitualmente aparcar todavía salía gratis. En el mapa superior se pueden consultar las tres nuevas zonas de ampliación.

Esas nuevas zonas suponen una importante ampliación de las calles en la que habrá que poner el ticket, una treintena en total, que pasarán de ser gratuitas a estar bajo la obligación de pagar. Entre ellas están algunos de los últimos 'paraísos' del aparcamiento, lugares relativamente cerca del centro donde todavía se puede aparcar gratis.

Uno de esos reductos se encuentra dentro de la segunda ampliación de la zona verde, una gran franja que abarca desde la calle paralela al parque de La Alamedilla, ocupada generalmente por carga y descarga y otros reservados; y que se extiende a la calle Espronceda, paralela a las vías del tren y donde se da con frecuencia el fenómeno de los aparcamientos de larga duración.

Esta última es la calle de toda la ciudad con más aparcamiento gratis que va a cambiar de modelo y tiene los días contados. Se trata de una larguísima calle de un solo carril, con aparcamiento en los dos lados, que discurre encajonada entre la vía del tren y los edificios. Es una hilera interminable de aparcamiento con 82 plazas que pasarán a ser de pago. Es la más afectada de toda la ciudad.

El cambio va a ser importante, pero puede que positivo. Actualmente es casi un milagro aparcar en esta zona. Los coches pasan mucho tiempo sin moverse porque no hay obligación de hacerlo; la zona azul o la verde sí exigen una rotación. Los propietarios no tienen miedo a la normativa municipal que prohibe tener el coche en el mismo sitio más de un tiempo limitado.

Ante esta situación, negocios y vecinos se las ven y se las desean. Ahora, con la zona azul, podrán sacar la tarjeta de residente que, por un coste anual, permite aparcar en el entorno.

Lo mismo ocurre con otros reductos como la zona de Rector Esperabé hacia las Huertas, los pocos sitios en la zona de paseo de San Vicente, el Botánico o el paseo del Desengaño y el entorno de la calle Imperial, cerca del parque de los Jesuitas.

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