Cebollas en una tienda en Salamanca. JM García

Una cebolla, un euro: así suben los precios en Salamanca del campo al consumidor

La relación origen/destino, que multiplica hasta por cinco los precios, centra las quejas de los agricultores que no entienden que sus cosechas cuesten mucho menos en la tierra que en los supermercados donde ajos, limones o patatas se encarecen hasta un 1.000%

Félix Oliva

Salamanca

Miércoles, 14 de febrero 2024, 08:22

Una cebolla, un euro. Un limón, un 1.000% más caro en los lineales que en el árbol. Repollo, patata, brócoli o ajo multiplican su precio por cinco del campo a los lineales. Las protestas de los agricultores van incorporando nuevos argumentos, pero la amplia diferencia de precios origen/destino se mantiene entre sus reinvidicaciones y ocupa un lugar central en las protestas que regresan este miércoles a Salamanca, precisamente, a la puerta de un supermercado.

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Este es un problema que ya existía, pero que ha llegado a su extremo con el aumento de los precios de los alimentos y su impacto en la cesta de la compra, que ha subido un 15% en un año.

La diferencia entre los precios que se pagan a los productores y lo que acaban pagando los consumidores en los puntos de venta está en el centro de la lupa desde hace tiempo. Organismos como el Ministerio y la sociedad Mercasa o la organización agraria COAG hacen sus propios cálculos, que son coincidentes al 90% en sus cifras.

Según los últimos informes, los principales productos de la huerta multiplican por cuatro su precio del campo a las bolsas de los consumidores. La diferencia es especialmente abultada, mucho más que entre los productos cárnicos o del mar. Y además de mantenerse en el tiempo como tendencia, ha acompañado la subida de los precios en los alimentos, acompasada con el aumento de los costes de carburantes y su traslado a los productos finales.

El resultado son cestas de la compra caras en las que productos tan cotidianos como unas patatas, una coliflor o unos tomates multiplican su coste final, mientras los agricultores persisten en sus quejas por la falta de rentabilidad de sus explotaciones o los casos en los que arrancan sus cosechas sabiendo que van a vender a pérdidas.

El Índice de Precios en Origen y Destino de los Alimentos (IPOD) de COAG clasifica los productos que más sufren esta tendencia. Algunos tan básicos como patatas, ajos, cebollas o naranjas multiplican por cinco sus precios; y se llevan la palma los plátanos y los limones. En el gráfico superior se puede consultar cuánto se paga al agricultor y cuánto nos cuesta cada producto del campo en la tienda.

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El diagnóstico de esta asociación agraria coincide con otros más oficiales como el de la sociedad estatal Mercasa. Los precios de partida de su informe de origen al mayorista son muy similares a los de COAG, pero además arroja luz sobre el camino que hacen los precios que pagamos.

El dato del euro/cebolla corresponde con una compra esta misma semana en un supermercado de Salamanca en el que hemos pagado la cebolla dulce, origen España, a 2,29 euros/kg

Según Mercasa, si una cebolla vale menos de 50 céntimos/kilo en la tierra, el mayorista paga 0,71 euros/kilo. La diferencia hasta los, al menos, 2 euros/kilo que pagamos en las tiendas se queda en la parte final de la distribución. Y decimos al menos porque es fácil pagar mucho más.

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El dato del euro/cebolla es real, corresponde con una compra esta misma semana en un supermercado de Salamanca (con ticket) en la que hemos pagado la cebolla dulce, origen España, a 2,29 euros/kg; una sola pieza, de 400 gramos, cuesta 0,93 euros, rozando el euro.

El caso de los limones

La pregunta es, ¿qué pasa por el camino? ¿Dónde hace esta subida el precio de unas patatas o de una cebolla? Tomamos como ejemplo el producto que más se encarece porcentualmente del campo a la mesa, los limones, que suben casi un 900%.

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«El ciudadano debe saber que detrás de un alimento existe toda una cadena de valor que hace que ese producto esté a su disposición, con muchos agentes intermedios que son necesarios para ello», explica José Miguel Herrero, director general de alimentación en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

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Ese engranaje conlleva costes en cada paso, contribuyendo a que el kilo de limones por el que ahora se paga 1,96 euros en el supermercado, presente un precio en origen de apenas 0,20 euros. Los datos recogidos en el Índice de Precios en Origen y Destino de los Alimentos que mensualmente publica COAG (una de las tres organizaciones agrarias mayoritarias) son abrumadores. Por poner solo otro ejemplo, el ajo, que el agricultor vende a 1,18 euros, se dispara a 6,56 en los lineales.

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La diferencia entre origen y destino no es el beneficio que saca el distribuidor, que también asume sus propios costes. Pero los agricultores siguen advirtiendo de las malas prácticas en algunos eslabones y reclaman mayor transparencia en ese proceso de formación de precios.

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