La contradicción de arrasar con limpiezas agresivas los solares municipales y pretender renaturalizar Salamanca

La vegetación espontánea no es suciedad. Como los antiguos maestros, que obligaban a escribir cien veces una frase a sus alumnos para que interiorizasen un mensaje, algunos colectivos ecologistas de Salamanca le harían repetir al Ayuntamiento esta oración hasta que tuviera claro el concepto.

De hecho, no se explican que haya un vídeo de Savia en el que durante media hora se alaban los beneficios de estas plantas y su relevancia y que luego se actúe contra ellas como si se tratara de un problema de salud pública.

En concreto, el Ayuntamiento de Salamanca anunció hace pocos días que ha procedido ya «a la limpieza de más de 250.000 metros cuadrados de solares de titularidad municipal, en los que predominaba la abundancia de maleza, para mantener cada parcela en las adecuadas condiciones de salubridad, evitando la propagación de incendios y la proliferación de plagas de animales que puedan poner en peligro la salud de los vecinos». Hasta septiembre, se limpiarán hasta 300.000 metros cuadrados, el equivalente a treinta campos de fútbol, y se harán varias pasadas en algunos de ellos.

Ya solo hablar de «maleza» y plantear el peor de los escenarios alrededor de ella cuando se está invirtiendo dinero en campañas de educación ambiental para contar sus bondades resulta contradictorio. Las plantas silvestres urbanas siguen siendo unas grandes desconocidas y muy poco valoradas. Aunque sí lo hace el citado vídeo, desde el Ayuntamiento no se recuerda su destacada capacidad para reducir la temperatura del suelo (algunas hasta 20 grados) y de aumentar la humedad ambiental.

Tampoco informa el Consistorio a los ciudadanos con esta campaña de limpieza de la necesidad de incluirlas en las zonas verdes para que funcionen de una forma más eficiente, ya que cuanto más presentes estén en ellas, más resilientes serán a la sequía y las altas temperaturas. Las plantas arvenses, viarias y ruderales, además, ayudan a reducir la evapotranspiración del suelo y tienen muchos beneficios para la salud.

Desde el Comité Antinuclear y Ecologista discrepan de la forma de comunicar estas intervenciones en los solares, pero también de la forma en la que se hacen. En este sentido piden «que se respete al máximo la biodiversidad, para lo cual hay que intervenir lo menos posible».

Además, afirman que el único objetivo de intervenir es evitar incendios y que estos se propaguen peligrosamente. Por ello entienden que en los solares y parcelas municipales situados en espacios aislados y con poco riesgo de incendio no se debe intervenir.

En otros lugares comprenden que sí se debe actuar, pero de una forma menos agresiva. Sólo segar, desbrozar excepcionalmente y solamente en los perímetros de los solares en una banda de varios metros, como se hace en las carreteras.

El resto sería mejor no tocarlo. La razón es que allí donde hay cardos y plantas silvestres hay pájaros que se alimentan: jilgueros, pardillos, golondrinas, verdecillos y muchos más. Una biodiversidad que se persigue implementando costosísimas intervenciones en toda la ciudad y que ya existe gratis en estos solares.

En cambio, las labores que se se acometen actualmente en los solares se realiza mediante maquinaria pesada, «utilizando una pala cargadora para realizar la limpieza, desbroce y perfilado de los solares municipales y un camión dumper para el transporte de los residuos sobrantes a vertedero autorizado; o mediante maquinaria de mano y camioneta, en el caso de solares de pequeñas dimensiones o de difícil acceso» tal y como informa el Ayuntamiento.

Ingenieros técnicos agrícolas, biólogos y otros especialistas consultados por este periódico abogan por intervenciones menos agresivas. Afirman que la maquinaria pesada contribuye a la compactación de los suelos y eso es perjudicial para la vegetación, que necesita un suelo poroso en el que el agua y el oxígeno circulen adecuadamente y puedan desarrollar bien sus raíces.

También la compactación disminuye la permeabilidad del suelo, su capacidad de almacenamiento de agua y cuando llueve se pueden producir problemas de encharcamiento, además de una mayor erosión del suelo.

Con estas prácticas se elimina la fracción de suelo con mayor porcentaje de materia orgánica, que es la que le dota de mayor fertilidad, y el banco de semillas. Esto contribuye a la degradación del mismo y a reducir su capacidad de recuperación. Se estima que para formar tres milímetros de suelo se necesitan aproximadamente mil años. Un milenio que nadie sobreviviremos para ver cómo se recupera lo que ahora se destruya. La pérdida resulta especialmente grave en un contexto de cambio climático en el que la desertización avanza más rápido. Además, la salud del suelo afecta directamente en la de la ciudad y sus habitantes.

Por su parte, el Comité Antinuclear y Ecologista destaca que la amenaza de plagas a la que hace referencia el Ayuntamiento no se ajusta a la realidad. Se pregunta cuántas se han declarado en Salamanca en las últimas décadas por culpa de solares no tratados con técnicas agresivas y lamenta que no se debe poner la tirita antes de saber dónde va a salir la herida.

«Si en algún momento hay plaga y hay que combatirla, vale. Pero eso de arrasar los suelos para prevenir es una barbaridad a estas alturas. En estos solares, si se cuidan, algún día saldrán árboles y arbustos, y serán gratis. De hecho en un solar de la zona del Zurguén estamos cuidando algunos arbustos que han nacido por su cuenta», manifiestan.

Aunque han señalizado esta vegetación de mayor entidad, temen que «un día metan la retroexcavadora y no la respeten. Además destacan la fortaleza de esta vegetación silvestre. En uno de los peores incendios del verano pasado en el Zurguén, por la parte en la que el fuego que subió por la ladera próxima al ferrocarril, se ha recuperado casi al 100%.

El Comité insiste en que contratar a una empresa que trabaja con maquinaria pesada y a ciegas para que «limpie» los solares «es un disparate».

«Los urbanitas tenemos que aprender a valorar estos paisajes seminaturales y no olvidarnos de que en primavera, si ésta acompaña, son espectaculares en su floración y verdor. Por ello es necesario cuidarlos, que en este caso significa simplemente no arrojar basura en ellos y cuando la haya, que el Ayuntamiento la retire con métodos manuales, no con maquinaria pesada», detallan.

También otros colectivos, como el Volcán de Garrido, suele insistir en la necesidad de que los ciudadanos aprendamos a valorar los colores dorados y marrones del final del verano y el otoño, porque son parte de un proceso natural del mismo modo que lo es la caída de las hojas de los árboles.

Como sugerencia constructiva, el Comité Antinuclear y Ecologista plantea que los solares que son propiedad del Ayuntamiento «deberían convertirse automáticamente en infraestructura verde dada la situación de emergencia que estamos viviendo. Sin perjuicio de que el día que sea necesario algún solar para otro fin se dedique a ello. La ciudad está urbanizada y pierde población, lo que más necesita son plantas, suelos naturales y la vida asociada a ellos», concluye.

Temas

• Salamanca