El día que Oasis escapó de Salamanca sin cantar en el último minuto

El anunciado regreso de Oasis supone la vuelta a los escenarios de uno de los grupos más relevantes de las últimas décadas y, si todo va bien, será un nuevo capítulo en la difícil relación de los hermanos Gallagher que llevan años negando la reunión del grupo, disuelto hace 15 años. La perspectiva de volver a tocar juntos pondrá a prueba la fortaleza de la reconciliación de Liam y Noel, de la que depende por completo el regreso, y que ha marcado otros capítulos de la banda, protagonista de escándalos, uno de los cuales se produjo en su visita hace más de 20 años a Salamanca.

Fue en el año 2002, en el que la ciudad fue Capital Europea de la Cultura, y lo celebró por todo lo alto con una programación de música, espectáculos y arte como nunca había tenido ni ha vuelto a tener. El 'brit pop' estaba entonces en lo más alto de su popularidad y la comisión organizadora lo tuvo claro: había que traer a Oasis.

El concierto estaba previsto para el día 23 de julio en la plaza de toros, que por entonces todavía se utilizaba para albergar este tipo de espectáculos. Era uno de los conciertos más esperados de un año en el que llegaron a la ciudad Van Morrison, Radiohead, Suede... se habían vendido 7.000 entradas. El jarro de agua fría llegó la misma mañana del día previsto: la banda anunciaba la suspensión y desataba las iras de sus fans.

La banda, que contaba ya con un importante historial de cancelación de conciertos, esgrimió un parte médico: «faringoamigdalitis y afección del oído izquierdo» del vocalista, Liam Gallagher. La versión apócrifa habla de la resaca de una noche de fiesta en un pub de ambiente inglés de la ciudad. Imposible cantar y adiós al concierto cuando el grupo ya estaba en Salamanca. No fue grave: al día siguiente actuaron en otra ciudad.

Sin embargo, la comisión organizadora del 2002, con Enrique Cabero a la cabeza, tenía un contrato y lo hizo valer. El grupo regresó en noviembre de aquel año para tocar, esta vez en el pabellón de Würzburg, también lleno. Liam salió al escenario con su conocida actitud chulesca, vestido con una parka de estampado militar y pandereta en mano. Se puso frente al micrófono, al que se dirigía siempre desde abajo, y Oasis desgranó una catarata de los éxitos que los hicieron inmortales.

Aquella noche, como muchas otras, Noel permaneció en segunda fila excepto para cantar un tema. La relación entre los dos hermanos había sido y seguía siendo tensa, pero sus tres primeros discos los habían convertido en estrellas mundiales; precisamente este 2025 se cumple el 30 aniversario de su segundo álbum, «(What's the Story) Morning Glory?». Para cuando llegaron a Salamanca, estaba en la cúspide de su fama y de sus conflictos. Nunca repitieron la magia de 'Live Forever', 'Cigarettes & Alcohol', 'Don't Look Back in Anger' o 'Wonderwall'.

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