Los dos profesores de Salamanca entre los mejores de España: «Hay que reeducar en el contacto del tú a tú»

Eva se emociona en la primera respuesta. Tiene que hablar de su labor como docente, de su nominación a mejor profesora del curso pasado y de los proyectos que llevan haciendo durante años de la mano de sus alumnos. Quiere formar personas, quiere que sus 'niños' marquen la diferencia, pero no por sacar las mejores notas, sino por ser las mejores personas. «Quiero que los elijan por cómo tratan a los pacientes, por su humanidad a la hora de dar una noticia o la manera con la que se enfrentan a los problemas», comienza a hablar.

Eva Cazalla es profesora de Educación Secundaria y Bachillerato de Música, Geografía e Historia e Historia del Mundo Contemporáneo y opta por segundo año a ser elegida como mejor docente de España. Junto a ella y perteneciente también al Colegio Santa Teresa de Jesús, Iván Rico, profesor de Matemáticas, Dibujo Técnico y Física y Química. Por lo que cuentan, en el colegio no se entienden el uno sin el otro; la primera más veterana, el segundo con menos experiencia, pero ambos con la misma ilusión; mantenida y nueva, recíproca y con capacidad de retroalimentación.

Juntos también se enteraron. Iban de camino a Paiporta como voluntarios, junto a un grupo de 13 alumnos del colegio, que decidieron acudir a la llamada humana para ayudar a todas las personas afectadas por la DANA de Valencia. Una experiencia que marcó a mayores y pequeños: «Los alumnos que decidieron venirse fueron también los mejores expedientes, lo que quiere decir que son también buenas personas. Los dieces los podemos tener todos, pero lo que te diferencia es esto».

¿Cómo se recibe una noticia de este tipo? «Para nosotros la mayor alegría es que son los alumnos los que te proponen. Que ellos nos vean como los que estamos ahí cada día, codo con codo, que aprenden con nosotros. Pasamos mucho tiempo con ellos y lo recibimos como una muestra de cariño, de que nos quieren reconocer», responde emocionada Eva. Iván completa su intervención: «Es que nos gusta ese compromiso con los alumnos más allá de lo estrictamente académico, del aula. Creo que es por eso por lo que estamos nominados, por tener ganas de hacer cosas y cosas diferentes. Enseñarles a comunicarse, tener buenas relaciones dentro del aula, generar vínculos, que sientan que el cole es su casa».

Creen que la realidad en la que vivimos, llena de prisa, de pantallas y de inmediatez, implica que las aulas deban convertirse en puntos de encuentro más amplios. «Cuando me preguntan a qué me dedico, siempre digo que desato nudos y uno corazones. Esto es como una casa en la que convivimos mucha gente y nos atamos emocionalmente. Creo que los alumnos valoran que te sientes, que le escuches, que les acojas... No tenemos problemas, tenemos nudos», analiza Eva.

Y continúa: «En el móvil pueden tener todos los conocimientos e incluso una IA con la que hablar pero, sin embargo, tenemos muy poco tiempo en casa para el tú a tú, tanto con la familia como con los amigos. Creo que es una parte que hay que reeducar y redescubrir. Me da mucho respeto cuando vienen a hablar con nosotros, porque lo hacen con la vida en bruto. Quiero que ellos se dediquen el día de mañana a lo que ellos sientan y el acompañamiento personal es necesario. Ellos saben que para nosotros cuentan».

Iván habla por ello del 'enredados' que rige el lema del próximo curso: «Ellos deben sentirse conectados y enredados, y cuando lo están es cuando nosotros, los docentes, podemos entender sus problemas y realidades. Necesitamos que se abran para desatar esos nudos de los que hablábamos. Todo ello, además se incrementa con las nuevas tecnologías».

Eva llegó a estar entre las 10 finalistas del concurso hace cinco años. Ahora se enfrenta a una nueva competición, reconociendo sentimientos similares: «De las cosas más bonitas es la cantidad de antiguos alumnos que se pusieron en contacto conmigo. Fue muy emotivo. Está claro que nos haría mucha ilusión tener el premio, acabamos de entregar todos los méritos evaluables, pero de verdad que el cariño de los chicos y las familias... nos hablan en plural; »oye, ¿cómo vamos?«. Lo sienten como algo suyo y ese reconocimiento es lo que vale la pena».

Iván, por su parte, ha sentido orgullo cuando ha revisado todos esos 'méritos', todos los proyectos realizados a lo largo del curso: «Es parte del premio, el echar la vista atrás, ver todos los proyectos en los que hemos estado, las cosas en las que hemos trabajado, lo que hemos hecho nuevas y las que hemos repetido... Todo ello, me ha permitido evaluarme para saber qué puedo mejorar».

Precisamente, dentro de las actividades que pretenden sacar adelante y como novedad, confiesan estar preparando un musical, con todo su proceso; «queremos hacer grupo y de forma intergeneracional, que no solo sean los de cuarto, por ejemplo, crear vínculo de colegio. Queremos que desarrollen su creatividad».

Eva, incansable, no solo se dedica a educar a los alumnos, también trata de acompañar a los nuevos docentes, favoreciendo un trabajo conjunto capaz de transformar el colegio cada curso y en positivo: «Si después de mis 25 años como profesora me ven como a alguien sin iniciativa o que está quemada.... eso se contagia. Me gusta la energía y la alegría de los nuevos, acompañar a nuevos profes me parece enriquecedor, el legado que les dejamos. No quiero dejarles mi crispación, sino mi ilusión».

Y finaliza, como si de una lección y clase se tratase: «Esto es cuestión de dos cosas: querer y quererlos«.

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