
La edad marca el llevar o no la mascarilla en el transporte público
Los salmantinos más jóvenes apuestan por viajar sin ellas mientras que, a medida que aumentan los años, prefieren mantenerla
Este miércoles 8 de febrero ha sido una nueva fecha significativa en España respecto a las medidas derivadas de la pandemia de la covid-19. A partir de este día, las mascarillas dejan de ser obligatorias en el transporte público pasando a solo ser necesarias por norma en los centros sanitarios, en las farmacias y en las residencias de mayores para trabajadores y visitas. La disposición, que llega en la mejor situación epidemiológica desde que en 2020 comenzará a extenderse la enfermedad, ha suscitado algunos debates de aquellos que están a favor y dejarán de llevarla y aquellos que están en contra y prefieren mantenerla. En el caso de la capital charra, hemos comprobado que la edad tiene mucho que ver con esta decisión.
La mascarilla ya es historia, para aquellos que opten por no llevarla, en el transporte público (autobuses, trenes y metros) así como en ópticas, centros de audiometría y ortopedias. Esta medida afecta en Salamanca principalmente a los usuarios de los autobuses por lo que este medio ha salido a preguntar a los salmantinos que concurren esta forma de transporte su opinión sobre la norma.
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Las personas más jóvenes optan por no llevarla, aunque alguno que otro no se haya enterado que ya hoy podía viajar sin ella y, si bien al principio optaba por seguir con la mascarilla, al acceder al vehículo optaba por guardarla en el bolsillo. Otras personas como Sandra, de 21 años, considera que sí está «bien» que en centros sanitarios se mantenga esta protección pero cree que «ya era hora» de que en el transporte público se permitiera no llevarla, cosa que ella va a hacer.
Según va aumentando la edad, crece el convencimiento de que la situación estaba bien como estaba y la determinación de permanecer con ellas, con algunos pensamientos que van más por la creencia de que la acción tiene que ver más con la responsabilidad social de cada uno. María de los Ángeles, de 80 años, afirma que la mascarilla no va a dejar de acompañarla en el autobús y no entiende las decisiones del Gobierno de «en unos sitios mantenerlas y en otros no». Esta línea sigue Javier, de 55 años, que no comprende el criterio para esta decisión «política», una decisión que no comparte ya que por «sentido común» al ser un espacio cerrado se debería haber seguido la obligatoriedad. Más allá de estos testimonios, al observar los autobuses que suben y bajan continuamente calles salmantinas como la Gran Vía, se percibe como las mascarillas van desapareciendo según decrece el rango de edad.
Lugares en los que se mantienen las mascarillas
Este elemento de protección seguirá siendo obligatorio en hospitales, centros de salud, farmacias, clínicas dentales, centros de reproducción humana asistida, centros de interrupción voluntaria del embarazo y otros centros de atención especializada y en las residencias de mayores, no para quienes allí viven, pero sí para los trabajadores y visitantes.
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