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Paseo de una familia de acogida con un bebé. JM GARCÍA

Una historia de amor incondicional: el acogimiento familiar que cambia vidas en Salamanca

Esther y Marco han acogido a un bebé de seis meses. Su historia es más larga de la de cualquier otro menor de su edad, pero ahora tiene un segundo hogar, una familia que le ayudará a crecer hasta que su vida vuelva a encauzarse

Miércoles, 21 de mayo 2025, 18:01

Tiene solo seis meses y ya ha vivido demasiado. Sus circunstancias han sido diferentes a las de la mayoría de menores en Salamanca, pero se ríe más que ninguno. No tiene palabras para expresarse, pero sus ojos consiguen hablar. Es feliz, hace felices a los de su alrededor y derrocha vida por todos los poros de su pequeño cuerpo. Una vida corta y nada fácil, transformada por la solidaridad de una familia charra.

Son tres, mejor dicho, eran tres, y es que desde hace unos meses, Iván (nombre ficticio) forma parte de su familia por un periodo de tiempo limitado. A través del Programa de Acogimiento Familiar de Cruz Roja y la Junta de Castilla y León, el pequeño no estará en un centro de acogida, sino en un hogar con personas a su alrededor que se desviven por él.

Habla la mamá de acogida. Esther ha seguido el ejemplo de su entorno. Primero lo vio en una compañera de trabajo, después en amigos y ahora era su turno: «Observé un amor incondicional muy grande y ese sentimiento de querer vivirlo ha estado latente hasta el momento en que, dentro de nuestra estabilidad, le propuse a Marco -su marido- acoger a un niño. Más allá del primer sentimiento, más impulsivo, ha habido un periodo de reflexión y aquí está ahora con nosotros».

La iniciativa es dar, dar y dar, no esperar recibir nada a cambio, abogar por el amor incondicional. «Queremos dar cariño, queremos dar amor y que tenga una infancia feliz. Esta experiencia nos enrique a todos. Nosotros estamos reviviendo la infancia de nuestro hijo y es increíble».

Y es que la decisión no fue de dos, sino de tres. Marco pequeño no deja de jugar con su nuevo hermanito y tuvo un papel muy importante en la llegada de Iván. «Lo hicimos también por él», señalan sus padres. «Creemos que podía venirle bien en su desarrollo personal. Es hijo único y así tenía la oportunidad de tener un hermano. Nos lo está demostrando día a día y desde el principio», explican.

«Al principio piensas que te lo van a quitar, pero comprendes que no, que le acompañas en una parte de su vida«

¿Y cuándo llegue el momento de dejarlo ir? Desde Cruz Roja forman a las familias antes de la acogida y este es uno de los puntos que requiere una mayor reflexión y detenimiento. «Es cierto que a priori es difícil de entender», opina Marco, «piensas que te lo van a quitar, pero acabas comprendiendo que no. Tú formas parte de la vida del niño, le acompañas en una parte de su vida y en eso te ayuda la formación, a entender que es un proceso natural que hay que disfrutar». Confiesa que al principio tenía «miedo», una impresión común al principio, pero ha acabado por entender que ese «dolor» que sentirá cuando se vaya Iván, será igualmente «bonito» al haber formado parte de su vida y crecimiento.

Todo parte de la palabra voluntario. «Es algo personal y creo que a muchos le podrá sorprender. No es un proceso complicado, se basa en el querer, en el amor incondicional, como hemos dicho, y como dice la campaña: donde caben dos caben tres», apuntan.

El contacto con los padres biológicos

Sonia Juanes, psicóloga y técnica de Cruz Roja del proyecto, explica que los padres biológicos tienen visitas con sus hijos, siempre con intermediación de profesionales, momento en el que igualmente interactúan con la familia de acogida. «Es importante que sepan quién está cuidando a sus hijos. Es importante entender que la familia de acogida ayuda durante un periodo de tiempo al crecimiento del niño», subraya.

¿Cómo es ese momento? «Es duro, ya que empatizas con una situación difícil por parte de la otra persona. Nos pusimos en la piel de la madre y fue complicado, pero al mismo tiempo también fue agradecido. Conocen el proceso y percibimos agradecimiento. Estábamos igualmente nerviosos, porque quieres hacerlo bien y quieres dejarles a ellos también su intimidad. Todos tenemos el mismo objetivo y lazo, que todo salga adelante de la mejor manera posible», cuentan.

El ejemplo del ejemplo

Esther contaba que ha seguido el ejemplo de personas de su alrededor, pero ahora ella misma es el ejemplo para otros. Anima a todas aquellas personas que duden a acoger a un niño o niña en situación de dificultad.

«Te reporta más de todo lo que das. Hay que estar del lado de todos los sectores indefensos, especialmente la infancia. Es necesario para que después sean saludables mentalmente. Lo único que necesitan es cariño. Lo recomendamos al 100 por 100. Nos pregunta mucha gente que se la ha pasado alguna vez por la cabeza y no dejamos de repetirlo. Es cierto que ahora podemos ser ejemplo y OJALÁ», finalizan.

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