El histórico Colegio Mayor de Salamanca, joya del Renacimiento y refugio de estudiantes irlandeses
Tras cinco siglos de historia, el Colegio Mayor del Arzobispo Fonseca sigue siendo uno de los pocos que perduran y acoge actividad universitaria y cultural
Fundado en 1521 por don Alonso de Fonseca, el Colegio Mayor del Arzobispo Fonseca es uno de los pocos que se conserva en Salamanca junto al de Anaya. Su origen se remonta a 1518, cuando los franciscanos cedieron el solar en el Campo de San Francisco, junto a la muralla.
Obra de Juan de Álava, el edificio del siglo XVI destaca por su fachada y el retablo de Alonso Berruguete. Inicialmente llamado Colegio de Santiago el Cebedeo, pasó a conocerse como del Arzobispo. Se convirtió en sede del Colegio de los Irlandeses después de la Guerra de la Independencia, ya que el auténtico colegio de los irlandeses, llamado de San Patricio, quedó destruido durante la guerra. Este se encontraba muy cerca, en dirección hacia el cerro de San Vicente.
Alonso de Fonseca cedió al centro su biblioteca y valiosos tapices, entre ellos uno de San Patricio ubicado en la capilla. Sede del Real Colegio de San Patricio en varias etapas, se accede a él por un zaguán con artesonado renacentista, antesala de una joya del Renacimiento español.
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Distribución del edificio y usos
El ala este del edificio albergaba las áreas de servicio (oficinas, comedor, cocina, despensa, botellería, caballerizas y pajar), mientras que las alas norte y oeste, hoy reformadas, contenían las estancias privadas de los colegiales, actualmente adaptadas como habitaciones de hotel. El ala oeste, la parte más antigua, acogía también las celdas originales y aún conserva las rejas del siglo XVI.
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A lo largo de los siglos, el edificio ha tenido múltiples funciones: hospital militar francés en 1801 durante la Guerra de las Naranjas, Hospital General poco después, sede de un teatro anatómico y sala clínica, Facultad de Medicina entre 1901 y 1988, y embajada alemana durante la Guerra Civil. Posteriormente, bajo la gestión del rector Lucena Conde, se convirtió en residencia para posgraduados y profesores universitarios, función que aún desempeña hoy en día.
En 2020, durante la pandemia, funcionó como hospital para pacientes leves de COVID-19 y como residencia para personal sanitario. Actualmente, acoge diversas actividades culturales como conciertos y representaciones teatrales, especialmente en verano con el ciclo «Noches de Fonseca».
Capilla
Actualmente, este espacio polivalente acoge reuniones, exposiciones temporales, conferencias, cócteles, comidas y bodas civiles, aunque estas últimas suelen celebrarse con mayor frecuencia en los salones o en el claustro.
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La nave, la parte más antigua de la construcción, está iluminada por dos altas ventanas apuntadas y cuenta, a los pies, con un pequeño coro de forja de hierro. El retablo, obra encargada a Alonso Berruguete, albergaba en su hornacina principal una imagen de Santiago Apóstol hoy desaparecida, que, se sospecha, fue llevada por los irlandeses a alguna capilla en Dublín. Tras la muerte de Fonseca, la capilla fue ampliada para convertirse en su lugar de enterramiento. Se añadió un crucero y una nueva cabecera cubierta por un cimborrio de carácter funerario, bajo el cual una lápida con extensa inscripción latina rinde homenaje al fundador.
En su interior se encuentra también una singular escalera de caracol sin eje central, única en Salamanca, construida para dar acceso al coro.
Patio
En el corazón del edificio se abre un amplio patio cuadrado que articula la distribución de todas las dependencias propias de un Colegio Mayor: habitaciones, aulas, biblioteca, capilla, cocina, refectorio, entre otras. Sus arcos lucen hasta 128 medallones con retratos de personajes y figuras históricas.
Hospedería
Originalmente, estaba destinada a alojar a los colegiales que, tras concluir sus estudios, permanecían en Salamanca a la espera de obtener un cargo o destino favorable. Para su funcionamiento, se construyó incluso una puerta en la muralla de la ciudad, de planta rectangular, posteriormente sustituida por un edificio que llegó a albergar una fábrica, del que apenas subsisten, posiblemente, sus bodegas.
Noticias relacionadas
Hoy, es un moderno edificio multifuncional que acoge diversas unidades administrativas de la Universidad de Salamanca, como el Centro de Formación Permanente, el Servicio de Actividades Culturales, el Instituto de Iberoamérica y Portugal, el Parque Tecnológico, la Fundación General y la Asociación Universitaria Iberoamericana de Postgrado, entre otras. Dispone de salones institucionales y aulas equipadas para la celebración de congresos, conferencias y reuniones, disponibles para la comunidad universitaria, instituciones y empresas.
Salones y espacios
Salón de la recepción
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Este elegante espacio alberga los retratos de Amadeo de Saboya y Alfonso XII, junto a un óleo sobre lienzo de Felipe Lucena Conde, antiguo rector de la Universidad. Preside la estancia una gran chimenea, que aún hoy se mantiene en uso. En el pasado, este salón fue el aula general donde se celebraban solemnes ceremonias académicas, como los tradicionales «actos de conclusión».
Salón del Arzobispo
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Espacio íntimo, con capacidad para 15 personas, donde se suelen organizar reuniones de trabajo, comidas y cenas en pequeño comité, especialmente del rector con personalidades invitadas.
Biblioteca
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Sala con capacidad para 30 personas, apta para ruedas de prensa, seminarios, reuniones de trabajo, así como comidas y cenas. Conserva un artesonado original y alberga tanto libros antiguos procedentes del propio colegio como otros cedidos por la Universidad.
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En los años 50 fue remodelada; por entonces era la biblioteca del rector. Entre sus paredes se exhiben retratos de fundadores de colegios, incluido el del propio Alonso de Fonseca.
Salón de la Cúpula
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Con capacidad para 30 personas, está pensado para reuniones de trabajo, coffee breaks y recepciones con vino español. Además, esta sala también acoge conferencias y reuniones del Hospital Universitario de Salamanca.
Salón de actos
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Auditorio para 120 personas, equipado con sillas con pala y mesa presidencial, donde se imparten conferencias, seminarios y presentaciones. Cuenta con un retablo de Alonso Berruguete situado frente al sepulcro del cardenal Tavera. En 2005 fue sede de la Cumbre Iberoamericana, ocasión en la que, excepcionalmente, se habilitó un paso entre ambos edificios. Principalmente se utiliza para congresos —unos diez importantes al año, incluidos los del Hospital Universitario—, en especial de carácter científico.
Sala de pinturas
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Amplio salón con capacidad para 180 personas, donde se celebran desde cenas y comidas de gala, hasta recepciones e incluso como sala de ensayo para algunos músicos que se hospedan en el edificio. Sus paredes están cubiertas de frescos y, en tiempos pasados, fue conocida como la Sala Rectoral.
Curiosidades
El Colegio alberga de manera permanente una colección de más de 200 relojes populares fabricados entre 1800 y 1925 ,»La medida del tiempo», situada en uno de los pasillos de las habitaciones. La muestra pertenece a Andrés Santiago Zarzuelo, un apasionado coleccionista que adquiría relojes en mercadillos europeos y los restauraba personalmente.
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Los exteriores del edificio han sido remodelados para mejorar su accesibilidad, destacando la adaptación de la rampa en la parte este, que ahora facilita el acceso a personas con movilidad reducida. En Semana Santa, el Viernes de Dolores, la imagen del Cristo del Cementerio es trasladada desde el camposanto hasta este lugar. Una semana después, parte desde aquí en una procesión silenciosa por el casco histórico, organizada por la Hermandad del Amor y de la Paz.
La muralla de Salamanca
El Colegio colinda por la parte de atrás con restos de la muralla de Salamanca que se descubrieron durante trabajos de desescombro, los únicos vestigios que se conservan del tramo que unía la Puerta Falsa con el Portillo de San Bernardo. Esta puerta, conocida en un principio como Puerta de San Clemente por la proximidad de una ermita del mismo nombre, pasó a llamarse Puerta de San Hilario en 1320, tras levantarse otra ermita intramuros que más tarde fue derribada para construir el Colegio Mayor del Arzobispo Fonseca. El apelativo de Puerta Falsa se adoptó en 1469, cuando el conde de Alba intentó penetrar en la ciudad de forma inesperada por este acceso, desencadenando una sangrienta batalla en la que los salmantinos lograron repeler el ataque.