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Tratar de aguantar con el ojo abierto para poder verles, o al menos escucharles. Preparar antes de ir a dormir la cena a los Reyes Magos que en cada casa es distinta pero todos comparten la idea de que Sus Majestades recuperen fuerza tras una noche tan larga. Despertarse, siempre a primera hora, corriendo para ver qué han dejado debajo del árbol y si los deseos se han cumplido. Así es la estampa de cada amanecer del seis de enero para miles de niños que viven hoy el día más mágico del año.
Envoltorios por el suelo, papeles de regalo hechos trizas, pilas preparadas para poner a funcionar los juguetes desde primera hora e ilusión en la mirada de cada pequeño. Esto último es el denominador común de cada hogar, también en Salamanca. Thiago se despierta en la capital con los nervios de saber si se habrá portado tan bien como para recibir lo que pedía en la carta. Y a juzgar por su sonrisa, parece que sí. Con decenas de regalos a sus espaldas para el resto de su familia, él parece decidido a abrir aquellos que pongan su nombre. La ilusión en una imagen cuando el papel de regalo deja al descubierto que, efectivamente, los Reyes han acertado, esta vez con un juego para la play.
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Cloe y Mar también han esperado con ansias la llegada de Sus Majestades sin saber muy bien cuál de todos abrir primero. La decisión es difícil pero, el más grande de los paquetes suele ser el primero por el que se decantan la mayoría de los niños, aunque ya con todos abiertos, a veces el más inesperado y pequeño es el regalo que más ilusión genera.
Lo mismo que Enzo, que nada más levantarse comprobó como debajo del árbol se amontonaban los paquetes y comenzó emocionado el ritual de romper el papel de regalo para descubrir qué es lo que se escondía tras el, y si era exactamente lo que él había pedido.
La misma emoción que sienten los padres de los más pequeños, porque pocas cosas hay que emocionen más a unos padres que ver disfrutar llenos de ilusión a sus hijos. Y es que ni algún pequeño reproche infantil al no encontrar el juguete esperado puede romper la magia de la mañana de los Reyes Magos en los hogares de los salmantinos.
Y después de comprobar en casa que Sus Majestades se han portado este año y compartir con los hermanos la alegría de estrenar juguetes, aunque a veces con cierta sana envidia, toca salir a la calle a lucir los regalos y seguir disfrutando de esa ilusión tan especial que sienten los niños en la mañana del seis de enero con los amigos.
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