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«Los incendios se apagan en invierno», la frase que sigue sin cumplirse

«Los incendios se apagan en invierno», la frase que sigue sin cumplirse

Uno de los bomberos forestales del operativo habitual de la Junta de Castilla y León relata su situación durante los meses invernales y cómo está contratado el personal

Sergio Valdés

Salamanca

Lunes, 20 de febrero 2023, 13:53

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«Los incendios se apagan en invierno». Esa es una de las expresiones más repetidas en Castilla y León, especialmente, a raíz de los voraces incendios que destrozaron buena parte de la Sierra de la Culebra en Zamora en el verano de 2022, miles de hectáreas en la Sierra de la Panamera en la provincia de Ávila en el verano de 2021 y, también, los que este pasado verano se han llevado por delante miles de metros cuadrados de terreno en dos de los emblemas naturales y turísticos de la provincia de Salamanca: el Parque Natural de Las Batuecas, en plena Sierra de Francia, y parte de la Sierra de Béjar, en la vertiente cercana a Extremadura y en pleno término municipal de Candelario.

Pero, ¿qué hay de real en esa expresión tan cacareada en los últimos tiempos? Las cifras oficiales de la Agencia Estatal de Meteorología explicaron que el verano del año 2022 ha sido el más cálido desde que hay registros oficiales de temperaturas en España. El organismo indicó que 2022 se clasificó ''como el más cálido desde el comienzo de la serie en 1961 habiendo superado en 0,7 °C a 2020, año que era, hasta ahora, récord; 2022 ha tenido un carácter extremadamente cálido, con una temperatura media sobre la España peninsular de 15,4 °C, 1,7 °C por encima de la media del periodo de referencia 1981-2010. Ocho de los diez años más cálidos de la serie pertenecen al siglo XXI''.

Las elevadas temperaturas son una de las causas que favorecen la aparición de los incendios. La sequedad propia del terreno, la existencia de mucho combustible vegetal en los montes y la falta de efectivos para apagar los incendios que se ha denunciado en numerosas ocasiones también motivan que los fuegos peligrosos ahora tengan un componente mucho más violento. De hecho, los alarmantes incendios hicieron entrar en razón a la Junta de Castilla y León provocaron que el Gobierno regional moviera ficha para tratar de ampliar el dispositivo antes de la denominada ''época alta de peligro'' por incendios forestales, aunque insuficiente igualmente.

En este 2023 la comunidad ya ha sufrido el primer incendio. De nuevo, en Ávila. La Asociación de Trabajadores de Incendios Forestales en Castilla y León, ATIFCYL, calificó las medidas que hasta ahora ha tomado el Gobierno del salmantino Alfonso Fernández Mañueco como «un parche de cosmética barata» para reducir el riesgo de incendios.

¿Qué se está haciendo ahora, en invierno, para apagar los incendios del futuro? Hemos contactado con uno de los miembros del operativo de la Junta de Castilla y León destinado a la lucha contra incendios y que está integrado en el INFOCAL, el plan del Gobierno regional para luchar contra los fuegos. Habitualmente solo algunos de los bomberos forestales se animan a explicar su situación públicamente por miedo a que no les llamen de nuevo para participar en las campañas siguientes, aunque José García sí ha explicado cuál es su trabajo tanto en verano como ahora, en invierno.

Cuatro meses de sueldo

José es uno de los peones que trabaja en las ELIF, las cuadrillas helitransportadas que realizan labores de extinción, compuestas por un técnico y al menos cuatro especialistas, tal y como explica la Junta de Castilla y León. El joven salmantino, que posee su grado de Formación Profesional, detalla que «somos contratados por 900 euros mensuales los cuatro meses de campaña. Vaya, podemos llegar a los 1.200 o 1.300 euros durante esos meses, pero se nos incluyen las pagas prorrateadas».

Y eso durante los meses de campaña, fundamentalmente, la época de peligro alto que, en Castilla y León, va del 1 de julio (en 2023 se adelantará a mediados de junio) al 30 de septiembre. El resto del año «a buscarte la vida», lamenta José. Y, por si fuera poco, ahora son considerados como trabajadores ''fijos discontinuos'' tras la reforma laboral del Gobierno, lo que también les resta algunos ingresos económicos que antes sí tenían.

El bombero explica cómo funciona el proceso de contratación de los efectivos para el operativo contra incendios. Hay dos partes, una pública y otra privada. Él trabaja para una sociedad privada que subcontrata la Junta de Castilla y León para explotar alguna de las bases antiincendios de la provincia de Salamanca, como son El Bodón o El Maíllo. El Gobierno regional saca a licitación la explotación de esas bases por tres años y García asegura que parte de esas contrataciones llegan a ser «temerarias», puesto que las empresas subcontratadas precarizan los servicios que ofrecen a sus trabajadores: menos EPIS o menos pluses de transporte, por ejemplo.

Estudiar y apagar fuegos

El operativo actual para combatir los incendios en Salamanca es «insuficiente. Para dar un servicio público de calidad como este debería mejorarse bastante y darle otro enfoque». Así lo ve José García, quien quiere dedicarse profesionalmente a ser bombero y apagar los incendios, pero las precarias condiciones no se lo permiten. Por eso durante los ocho meses restantes del año en el que no está contratado, «intento formarme y optar a otra cosa. Y como la tendencia es a no ampliar el período de contratación de los bomberos forestales me busco la vida de otra forma», apunta el salmantino resignado.

Quieren trabajar como bomberos, pero las malas condiciones laborales se lo impiden. Así lo relata José en Salamancahoy. «Es verdad que la mayoría de nosotros intentamos buscar nuestro futuro laboral dentro del mismo sector. Ser bombero es algo vocacional que nos gusta, pero al final nos buscamos la vida en otro sector y eso acaba provocando una fuga de profesionales enorme y que obliga a que se tenga que renovar la plantilla de bomberos forestales con gente sin tanta experiencia», sentencia.

¿Se apagan los incendios en invierno?

Y la respuesta de este miembro de las cuadrillas helitransportadas, alejado de las versiones oficiales de los políticos de todas las administraciones, no puede ser más desalentadora. «Hemos aprendido muy poquito a nivel político. Hay un pasotismo y una dejadez absolutos. Lo único que pretenden es que pase el momento de los fuegos, de los comentarios, de las fotos, para cruzar los dedos y ver si se soluciona y no vuelve a ocurrir. Y eso es un grave error. Y además con el panorama actual de incendios más grandes, y más devastadores». José explica a este periódico que, aunque él está ejerciendo de portavoz, el sentimiento que él expresa es común «de mis compañeros y de los ciudadanos de estas zonas rurales».

La conversación de este medio de comunicación con José García se produce en el transcurso de una tarde de principios de febrero. Salamanca también viene sufriendo en los últimos años incendios en las tres zonas más proclives a arder: Las Arribes del Duero, la Sierra de Francia y la Sierra de Béjar. Todas son zonas de riqueza ambiental, de agricultura y de ganadería. Y de explotación forestal. Es decir, sus ciudadanos viven del campo. De la tierra. Y para que no se produzca la misma situación que en el estío de 2022, ¿cómo se debería estar trabajando actualmente?

«La administración debería fomentar tanto el uso sostenible de los montes como políticas de desarrollo rural para que la gente se quedara en el monte y viviera de ello»

El bombero forestal que nos atiende es cauto y alude a los distintos actores en juego. «Es un tema complicado. Habría que dialogar largo y tendido. Hay que tener en cuenta la propiedad forestal, ya que una gran cantidad de ella es privada y son los responsables los que tienen que gestionar esas fincas. Pero la administración debería fomentar tanto el uso sostenible de los montes como políticas de desarrollo rural para que la gente se quedara en el monte y viviera de ello como hicieron nuestros abuelos y, por supuesto, que todos los trabajadores que en verano sí estamos trabajando y tenemos ganas de ello, cualificación y voluntad de hacerlo, que tuviéramos continuidad también en inverno».

José García reconoce que hay muy pequeños avances de la administración, de la Junta, para mejorar sus condiciones. Pero lo que le preocupa, realmente, es cómo puede ser el verano de 2023. «Los incendios devastadores de estos últimos años han sido por rayos y por un accidente de un coche. Es necesario tener un operativo y estable profesional para poder actuar en cualquier momento».

Y, sobre todo, el bombero forestal tiene claro lo que no quiere que ocurra. «No queremos ser otra vez portada durante el verano por estar apagando esos fuegos».

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