Otra mirada a Salamanca. Bretón

Un barrio de rutas doradas que quiere recuperar el pulso cívico-cultural para no quedarse estancado en lo urbano y en lo social. Dedicamos la otra mirada número veintidós al barrio de Bretón.

Una cigüeña descansa entre una nube de pájaros. Es la bella imagen que nos regala una mirada a la parte alta del Convento de San Esteban (Los Dominicos). El monumento, como la cigüeña, aprovecha los últimos instantes de tranquilidad antes de la llegada de una Semana Santa que se anuncia en los alrededores, lo que provocará una incesante nube de gente, como los pájaros, «revoloteando» por allí.

Seguimos nuestro andar y observamos que en la plaza de los Basilios la primavera ya se había adelantado, tiñendo de un blanco florecido el lugar. Desde allí, subimos a San Román, donde nos recibe el eterno solar del teatro de un Bretón al que le han encargado la tarea de vigilar dos mesas vacías. En los alrededores, Las Claras, las empinadas calles y poca gente. Ante la ausencia de personas, subimos hasta Canalejas, donde la falta de movimiento se convierte en la falta de pausa de las rutinas a motor, en bus, andando o sentadas en un banco. En los balcones, se mezclan las banderas con las banderolas.

Regresamos a las empinadas calles anteriormente mencionadas. En una de ellas, el paso se estrecha en una pared de piedra, antes de volver a ensancharse en la plaza de San Cristóbal, uno de esos rincones salmantinos que siempre estarán por descubrir. Sus adoquines, la iglesia en la parte alta y los jardines que dividen la plaza en varias alturas lo convierten en un lugar idílico al que le sienta bien la ausencia de un turismo masificado.

Por la trasera de la iglesia de Sancti Spiritus, atravesando plazuelas ocultas, ya se divisan los arcos de la Gran Vía. La monumental avenida salmantina también esconde sus detalles y secretos, sólo reservados a quienes pueden permitirse un momento de pausa en medio del más completo de los bullicios, una pequeña muestra de todo lo bueno e interesante que tiene que ofrecer el Bretón, barrio que quiere crecer en torno al recuerdo y legado de dicha figura y no a la fama que dan las fiestas juveniles.

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