Secciones
Servicios
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
La Facultad de Geografía e Historia estará todo el curso en obras una vez empiecen los trabajos para construir su nuevo edificio, que incluye una adaptación importante en la parcela antes de empezar a levantarlo, con nuevas instalaciones auxiliares, un proceso que ya ha empezado. De momento, el mayor impacto será el cierre del acceso principal y la demolición de algunas áreas para reordenar todo su entorno.
Este es el primer paso que se ha dado para sacar adelante el ambicioso proyecto para dotar, al fin, de un nuevo edificio a la Facultad de Geografía e Historia. El centro, uno de los que se mantiene en el casco histórico, necesita hace tiempo ampliar sus instalaciones y lo va a hacer en el mismo lugar donde se asienta, respetando los restos arqueológicos que se conocían y dentro del perímetro de lo que fue el colegio de San Pelayo.
Noticia relacionada
En realidad, las esperadas obras para dotar a la facultad de un nuevo edificio de aulas y despachos ya se han iniciado con los trabajos en la adaptación del edificio actual para conectarlo con el nuevo. En estos momentos, según confirma su decano, José Luis de las Heras, se está trabajando en la adecuación del acceso a través de la entrada histórica del viejo colegio de San Pelayo, en la calle Cervantes, con el fin de hacerla accesible para personas con discapacidad. Además, junto a esa entrada, se va a construir una nueva conserjería.
La previsión es que las obras en el edificio actual se prolonguen durante todo el curso. Esto incluye la demolición del almacén de Prehistoria y Arqueología para abrir el acceso hacia el nuevo edificio, así como algunos trabajos de demolición para instalar ascensores, reubicar escaleras y construir una nueva conserjería que controle ambos edificios en un futuro.
El pasado 11 de octubre, el jefe de la Unidad Técnica de la Usal y arquitecto responsable de las obras presentó en el salón de actos el plan de obras, donde informó a los miembros de la Facultad sobre las medidas de seguridad que se adoptarán y cómo se irán bloqueando las zonas afectadas para minimizar las molestias de ruidos y polvo. Mientras duren las obras, la entrada habitual a la Facultad por Cerrada de Serrano se reservará para el acceso a la obra, y el acceso para profesores, estudiantes y empleados se realizará por la entrada histórica de la calle Cervantes.
Según los responsables de la facultad, la docencia se verá poco afectada, ya que la zona de aulas está lejos de las obras, aunque algunos despachos de profesores y personal de la biblioteca podrían verse puntualmente afectados. El planteamiento es que este curso será el de mayor impacto en la actividad ordinaria de la Facultad, pero cuando los trabajos se limiten al edificio nuevo, las molestias serán más puntuales.
La facultad, que supera el millar de alumnos, se ha quedado pequeña y necesita más aulas e instalaciones. Hace años que se planteó la construcción de un nuevo aulario, y hasta en dos ocasiones estuvo proyectado: la crisis impidió el primer proyecto y un segundo, en un edificio de cristal, fue rechazado por la comisión técnica de patrimonio. Pero ahora tiene todos los parabienes.
Debido a que en la licencia de obras para la construcción del edificio anexo se impuso la condición de excavar una pequeña parte de la parcela que no se había trabajado en campañas anteriores, el proceso de contratación de la obra principal se ha retrasado. Las obras que se están haciendo se han adjudicado mediante concurso público. La idea es que en la primavera se esté trabajando paralelamente en las dos obras.
Paralelamente, dado que la concesión de la cafetería terminó a finales de agosto debido a la jubilación de su anterior adjudicatario, se ha aprovechado para reformarla antes de sacarla a concurso de nuevo.
El actual edificio se asienta sobre una parcela de casi 6.000 m2 y la superficie construida es de más de 9.700 m2. Se inauguró en 1991 y desde el primer día se conoció la peculiaridad de que iba a compartir el solar que ocupa con un importante yacimiento de restos arqueológicos que incluyen parte de la cerca vieja y restos del antiguo colegio de San Pelayo, conocido como 'los verdes'. Parte de esos restos ya quedaron a la vista en su día.
De hecho, el edificio de nueva planta levantado en lo '90 se hizo integrándolo en los restos del colegio de San Pelayo, renacentista y cuyo inicio se data en 1573. Mantiene su enorme fachada. En el mismo solar se encuentra el alto muro de la facultad, fechado en el siglo XVI y realizado, según su ficha de protección, utilizando mampostería y fábricas diversas, seguramente, materiales de la primera muralla situada unos metros hacia el interior
En la ficha de protección se recoge, en efecto, que el solar incluye un fragmento de lo que fue el primer recinto de la muralla y permite la inclusión de nueva volumetría según plano de fondos y alturas. Y ahí es donde entra el nuevo edificio.
Se trata de un edificio de dimensiones contenidas, una ampliación de lo existente, aprovechando la edificabilidad disponible de unos 1.300 metros. El edificio va a ir exactamente sobre una zona próxima al departamento de inglés en un lugar donde ya había un pequeño edificio que se eliminó con vistas a las excavaciones.
Más sobre el proyecto
El proyecto consiste en un nuevo edificio que tendrá tres plantas, dos para cuatro grandes aulas (120 alumnos) y una para despachos para los profesores que en estos momentos están fuera del edificio actual. Tiene solicitada la licencia desde finales de 2023, hay proyecto y presupuestos, pero algunas prevenciones arqueológicas lo han complicado.
Tras la petición de licencia, el Ayuntamiento de Salamanca ha establecido algunos condicionantes para concederla dada las características del yacimiento, en el que se sabe a ciencia cierta de la existencia de restos. Entre los requerimientos municipales se encuentra, en primer lugar, el compromiso de descubrir completamente los restos de la cerca antigua. Aquí se sabe que existe un tramo del primer perímetro, vinculado al colegio de San Pelayo y que, en el siglo XI, está documentado que subía por la calle Cervantes, la de la facultad.
Hay un tramo de la cerca vieja que está debajo de un vial hormigonado de tres o cuatro metros de ancho de la parcela. La solución que tendrá que adoptarse será poner cristal para integrarlas y facilitar el acceso hasta el edificio actual, pero sin tapar la vista de la cerca en ningún punto. Eso permitirá dejar al descubierto un nuevo tramo de la muralla salmantina.
Además, Patrimonio ha pedido la restauración de la tapia del antiguo colegio de San Pelayo o de Los Verdes. Es el colegio renacentista que había en el solar, cuyo cerramiento se conserva bien, pero hay que limpiarla, tapar juntas, arreglar cumbreras... Patrimonio sólo ha pedido a la Universidad que adquiera el compromiso de arreglarla, lo podrá hacer una vez acaben las obras.
Por último, se ha pedido la reubicación del arco que originalmente daba acceso al jardín botánico desde la Cuesta de Oviedo, y la excavación de una parte del solar que previamente no se exploró debido a la necesidad de construir un muro de contención de hormigón. La excavación, que tendría que hacerse de forma previa, sí puede ser un obstáculo para el avance de las obras del nuevo edificio, especialmente si aparecen nuevos restos de cierta entidad.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.