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Jorge González, propietario de bar El Canijo. José Manuel García
Bares con historia

El nuevo bar en el centro de Salamanca de 430 metros cuadrados con zona infantil

El Canijo, en la Avenida de la Alamedilla, abre sus puertas en un emblemático local de la ciudad destinado al ocio de los más pequeños

Laura Linacero

Salamanca

Sábado, 13 de septiembre 2025, 13:55

No podía tener otro nombre porque es, sobre todo, por y para los más pequeños. El Canijo acaba de abrir sus puertas en la Avenida de la Alamedilla como respuesta a una necesidad personal que pronto descubrieron compartida con muchas familias. Tras convertirse en padres, Jorge González y su mujer sintieron la falta en el centro de Salamanca de un lugar donde poder disfrutar de una buena comida mientras su hijo, de cuatro años y medio, jugaba en un espacio seguro y cuidado. «Nos gusta mucho el buen comer y queríamos un sitio donde disfrutar de la comida mientras nuestro hijo estuviera en un espacio cuidado por monitoras», explica el propietario. Esa idea se ha convertido en la base de un proyecto que combina restauración y ocio familiar: el bar El Canijo.

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El local, de 430 metros cuadrados, cuenta con un comedor con capacidad para 50 personas y otra zona de bar para otros tantos. La amplitud del espacio permite ofrecer tanto una carta variada de tapas y brioches, como carnes a la brasa en la parrilla del comedor. «Hemos apostado por una cocina más moderna, un poco más elaborada, con una sección que llamamos tapeo canalla pensada para compartir», resume Jorge. Una propuesta que busca atraer tanto a quienes salen a tapear como a quienes prefieren una comida completa.

El proyecto también responde a una carencia en el centro de Salamanca: locales grandes que permitan combinar gastronomía y ocio infantil. «En las afueras sí hay más espacios de este tipo, pero en el centro no es habitual encontrarlos. Aquí puedes venir andando, dejar a los niños en un lugar cuidado y disfrutar tranquilo de la comida o de una copa antes de volver a casa», señala. La cercanía y la comodidad se convierten así en un valor añadido para las familias.

Esa esencia han tratado de reflejarla también en la decoración. La reforma ha transformado por completo el aspecto del antiguo mesón que ocupaba el local. «Antes era todo muy rústico, con tejas y piedra en las paredes. Ahora hemos optado por revestirlo y darle un aire más moderno, con buena iluminación y un ambiente más cálido», comenta Jorge. En la zona del bar también se ha instalado una pantalla grande para seguir los partidos de fútbol, reforzando la idea de un espacio versátil para diferentes públicos.

Un arranque prometedor

El comedor, según su propietario, es la parte que más ha cambiado y la que mejor refleja la nueva identidad del negocio. Allí se celebran comidas y cenas, además de eventos bajo reserva, como cumpleaños o reuniones familiares. «Queremos que los padres coman a gusto y los peques disfruten. No hace falta venir con niños, pero sí es verdad que el entorno será principalmente familiar», explica Jorge. La zona infantil cuenta con monitores durante el horario de comidas y ha sido ampliada con un pequeño campo de fútbol y murales decorativos pensados para los más pequeños.

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El arranque no ha podido ser más positivo. «El pasado fin de semana hemos tenido todo lleno de reservas», apunta satisfecho el propietario. La buena acogida se debe tanto al boca a boca como al trabajo en redes sociales, donde la inauguración tuvo una gran repercusión. «Al final lo importante es tener un buen producto en la cocina, y creemos que lo tenemos. Ahora toca ponerlo en marcha, aprender de los errores y hacer que funcione», concluye Jorge.

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